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Gobierno de Obama afirma que talibanes usaron civiles como escudos humanos durante "un fuego cruzado" Imprimir E-mail
Martes, 12 de Mayo de 2009 03:34

Orwell Media

147 civiles afganos asesinados por bombardeos. Gobierno de Obama afirma que talibanes usaron civiles como escudos humanos durante "un fuego cruzado".

La semana pasada la cadena de noticias CNN otorgó cobertura a un hecho cotidiano que normalmente ignora: los civiles asesinados por el Ejército de Estados Unidos en el Medio Oriente. En la noche del 4 de mayo y la madrugada del día siguiente -informó- una cantidad indeterminada de civiles había muerto "en medio de un fuego cruzado" entre militantes talibanes y militares norteamericanos, en el distrito de Bala Baluk, provincia de Farah, oeste de Afganistán próximo a la frontera con Irán.

La cantidad de civiles muertos estimada inicialmente por las autoridades afganas fluctuaba ente 100 y 120, incluyendo a decenas de mujeres y niños. La denuncia realizada por sobrevivientes del ataque aéreo (que llevaron en camiones una treintena de cadáveres para mostrarlos a las autoridades de Farah) fue confirmada por la Cruz Roja Internacional. El martes 5 de mayo, una delegación de esta organización humanitaria visitó Gerani y Gangabad, las dos aldeas atacadas en Bala Baluk.

"Habían docenas de cuerpos, habían tumbas, y había gente enterrando los cuerpos cuando estuvimos allí", informó Jessica Barry, portavoz de la Cruz Roja. Y añadió: "Confirmamos que habían mujeres y niños." Por su parte, Mohammad Nieem Qadderdan, ex alcalde de Bala Baluk, señaló en declaraciones recogidas por Associated Press que "la gente todavía está buscando entre los escombros". El 6 de mayo, las agencias AP y Reuters distribuían fotografías que muestran a sobrevivientes en hospitales, o entre ruinas de casas bombardeadas, así como preparando tumbas y entierros.

La CNN -por su lado- anunciaba que Estados Unidos iniciaría una investigación para esclarecer los hechos; y al mismo tiempo, citaba a fuentes militares para afirmar que los talibanes habían usado civiles como escudos humanos -e incluso los habría asesinado directamente- con el objetivo de culpar y desprestigiar a las fuerzas de la coalición, en un retorcido acto de "propaganda de guerra".

Después, la CNN estableció la cifra de muertos en "no más de 50", e insistió: los talibanes obligan a permanecer en sus casas a civiles afganos cuando se produce un enfrentamiento. Cuando parece que la televisora norteamericana sugiere que lo más natural y seguro, cuando hay choques militares, es que los civiles salgan a las calles, en realidad lo que quiere es distraer de algunos hechos cruciales. Por ejemplo, que no hay "fuego cruzado" posible entre un avión que arroja bombas de media tonelada contra casas de presuntos talibanes, y un rifle de la década de los '80 parapetado presuntamente en cualquier casa.

Desde que se inició la invasión de Afganistán el 7 de octubre de 2001, y sólo hasta el 6 de diciembre de 2002, unos 3500 civiles fueron asesinados por las fuerzas de la coalición, con un promedio de 62 muertes diarias. En 2007, solamente en los ataques parcialmente reportados por los medios, murieron centenares de civiles afganos. El profesor Marc W. Herold de la Universidad de New Hampshire afirma al respecto: "Lo que causa el documentado alto nivel de víctimas civiles es la aparente voluntad de los estrategas militares de Estados Unidos de disparar misiles y arrojar bombas contra áreas densamente pobladas de Afganistán."

Esta práctica que constituye un evidente crimen de guerra es continuada por el presidente Barack Obama, siendo los ataques aéreos del 4 y 5 de mayo en Bala Baluk solamente una muestra de lo sanguinarios que pueden llegar a ser. No se diferencian en nada, ni por sus resultados ni por sus justificaciones, de otros que Israel lanza regularmente contra el pueblo palestino. El cambio pregonado por Obama no pasa, definitivamente, por modificar estas estrategias militares.

El Departamento de Estado norteamericano emitió -el 6 de mayo- un comunicado afirmando que "Estados Unidos lamenta profundamente cualquier daño o muertes entre afganos inocentes como resultado de operaciones en las que sus fuerzas están involucradas". El 7 de mayo, un portavoz del Departamento de Defensa aclaró -vía CNN- que las acciones militares -incluyendo los ataques aéreos- no se detendrán hasta lograr la pacificación total de Afganistán. El mismo día, el Secretario de Defensa, Robert Gates, visitó sorpresivamente ese país. Y declaró: "Todos sabemos que los talibanes utilizan las víctimas civiles y algunas veces las crean con el fin de crear problemas a Estados Unidos y a su coalición de aliados. Debemos esperar y ver qué pasó en este caso particular".

No hubo que esperar demasiado: dando a conocer los resultados preliminares de su investigación, fuentes militares de Estados Unidos informaron el 9 de mayo que "los talibanes fueron los responsables" de las muertes civiles, cuyo número no determinó. Afirmaron que la última cifra de 147 muertos dada a conocer por las autoridades afganas "es una exageración", y dejaron claro que no asumían responsabilidad por ninguna víctima civil. Repitieron la teoría que la cadena CNN propaló desde el primer momento: "condenamos severamente la brutalidad de los extremistas talibanes que deliberadamente atacan civiles afganos y los utilizan como escudos humanos."

Un alto oficial había confiado -el 8 de mayo a CNN- detalles de lo que Estados Unidos hace y -ya avisó- seguirá haciendo en Afganistán: "Aviones de guerra norteamericanos arrojaron aproximadmente 13 bombas, incluyendo bombas de 226 y 453 kilos, contra ocho edificios en la provincia de Farah al oeste de Afganistán". El 9 de mayo un cable de Associated Press aclaraba todavía más los hechos, citando a otro vocero militar estadounidense: "Un avión militar de combate realizó trece pases sobre dos aldeas, usando una combinación de bengalas, ametralladoras automáticas y bombas."

El Primer Ministro afgano, Hamid Karzai, se reunió el 6 de mayo -por vez primera- con el presidente Barack Obama en Washington. Y tal vez para ocultar su vocación de títere de la potencia occidental, el 8 de mayo declaró, todavía en Estados Unidos: "Los ataques aéreos son inaceptables. No podemos justificar de ninguna manera, cualquiera sea el número de talibanes o el número de importantes líderes terroristas, la muerte accidental o de otra forma de civiles."

Si así piensa Hamid Karzai, ¿por qué el 27 de marzo celebró sin reparos el nuevo plan de guerra de Obama en Afganistán, que consiste en incrementar las fuerzas de ocupación en varias decenas de miles de tropas, escalando así las acciones bélicas que asesinan civiles con terribles armas de guerra que -muy democráticas- también ejecutan sus carnicerías en el próximo Pakistán? Es más, ¿por qué aceptó ser Primer Ministro de un país ocupado por fuerzas militares foráneas que, desde el primer día, iniciaron la cuenta de civiles muertos que hoy -sin registros extensos- se estima en más de diez mil?

Hamid Karzai criticó con más espíritu mediático que valentía las muertes de civiles por la acción del ejército invasor. No exige que cesen los ataques aéreos y la ocupación militar, no promueve una campaña internacional de protesta, no denuncia por crímenes de guerra a los ejecutores y estrategas militares responsables de las masacres. En vez, muestra una amplia candidez, y apela a la fibra moral del ejército de Estados Unidos: "Debemos conducir esta guerra como mejores seres humanos". ¿No parece un eslógan electoral del propio Barack Obama?

Los bombardeos de las fuerzas comandadas por Estados Unidos, al tiempo que diezman la población y buscan desmoralizarla, la llenan -naturalmente- de una urgencia defensiva -y de una ira- que nutren las filas de la resistencia protagonizada por los talibanes (esos fundamentalistas barbáricos que hace casi tres décadas eran "los guerrilleros de la libertad" patrocinados por la Casa Blanca) y por otros grupos insurgentes.

Karzai acierta al sugerir que la estrategia norteamericana no ganará los corazones y las mentes de los compatriotas que él traiciona, pero yerra completamente al identificar los objetivos de la Casa Blanca. Washington ataca brutalmente al pueblo afgano también para alimentar (porque ningún pueblo se deja matar sin defenderse) la insurgencia y los argumentos en pro de una escalada militar todavía mayor en Medio Oriente. No es otra cosa lo que buscan y consiguen, paso a paso, los bombardeos iniciados por Bush y continuados por Obama contra las zonas tribales de Pakistán. No quieren ganar una guerra que inventaron para extenderla y hacerla durar.
 
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