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Lima: 19 de Noviembre. Todas somos Micaela. Encuentro Nacional de Mujeres Imprimir E-mail
Domingo, 15 de Noviembre de 2009 22:49

Revista Mariátegui

“Por la libertad… no veré florecer a mis hijos”. Dijo, antes de morir a golpes de puños y patadas de los “civilizados” europeos, porque el garrote no terminaba de asfixiar su fino cuello de princesa inka.

 

Y ese SÍ, ese ADELANTE, ese SIGAN…
No se acabaron en una plaza
Llena de sombras
Llena de silencios
Completamente impropia…
Aún sobre este caballo será ella
La rayo
Aún con las manos atadas
La cóndor…•

Era “Coya”, señora importante, con autoridad, y “Ñusta”, princesa.
Iba “elegantemente vestida con ropas españolas e indias”, y era “mujer notable por su hermosura”.
Sus enemigos la llamaban la “zamba”, en razón de su ascendencia mestiza mulata.
Afro descendiente y española, por parte de su padre mulato, Manuel Bastidas. Indígena andina, por su madre, Josefa Puyukahua.

“Por la libertad… no veré florecer a mis hijos”. Dijo, antes de morir a golpes de puños y patadas de los “civilizados” europeos, porque el garrote no terminaba de asfixiar su fino cuello de princesa inka.

Palpitó su corazón al telúrico bramido del llamado de los “pututus”, trompetas de caracolas marinas. “Dando órdenes en dos lenguas”, fue organizadora, mando, combatiente y mártir en la epopeya de los pueblos.

Se llamaba Micaela Bastidas.

Y también Bartolina Sisa, y Tomaza Titu Condemayta, Úrsula Pereda, Cecilia Escalera, Gregoria Apaza, Marcela Castro, Margarita Condori, Manuela Tito, Antonia Castro, Agustina Ayma, Catalina de Salas y Pachakuti, Francisca Herrera, Manuela Beltrán.
Y tenía centenares de nombres más. Temibles batallones de mujeres. Indomables Warmipukaras.

Se llamaba Manuela Sáenz, generala siempre insepulta, lancera a caballo en el infinito Ayacucho, y Juana Azurduy, combatiente embarazada de siete meses en el cerro de Carretas. Hermanas “nacidas bajo la línea del Ecuador”, “con todo el continente de la América por patria”, rompiendo a lanza y espada las tradiciones injustas, los cinismos sociales, los matrimonios por conveniencia, los conventos sedantes, las supuestas supremacías europeas y de los hombres, los olvidos y negaciones sociales del indio, del negro, del mestizo, de la mujer.

Se llamaba Flora Tristán, hija de dos mundos, europea y nuestra americana, paria indómita y valiente tejedora de la ternura social. Y también Minerva Mirabal, dominicana, a quien llamaban “Mariposa”, cuyas alas libertarias no lograron romper con su cobarde asesinato a golpes. Y Tania, eternizada en Bolivia. Y Arlen, en la Nicaragua libre, preñada por Sandino. Y Ramona, en la Chiapas fértil sembrada por Zapata.
Y todas las mujeres sin presente ni pasado. Sinónimos de miseria, en su laberinto. En cada micro, en cada calle.
Metro treinta de fuerza, nueve años de pelea y 3 soles diarios.
Pobladora de todos los sueños, habitante de la nada, pulgarcita todo terreno.

Y tiene millones de nombres más.

Porque ella somos nosotras.

De pie.

Desde abajo y desde el Sur.

Nosotras, las que llevamos siglos por caminos históricos, culturales, económicos y jurídicos que nos excluyen o ponen en desventaja respecto del hombre.
Nosotras, las más pobres, las más analfabetas, las más afuera de la escuela primaria, 7 de cada 10 en el mundo.
Productoras de la mitad de los alimentos del mundo, apenas ganamos el 10% de los ingresos y somos propietarias de menos del 1% de la tierra, capital, información, nuevas tecnologías, recursos naturales, vivienda.

En Nuestra América, ganamos en promedio un 25 % menos que el hombre por un mismo trabajo. Somos las más desempleadas, 6 de cada 10, y recibimos un tercio menos de la pensión que logran los hombres.

Cargamos todavía la desigualdad. Desde el interior de los hogares hasta el gobierno de nuestros países. El pesado fardo de los supuestos roles que se nos atribuyen e imponen desde niñas como los únicos adecuados y aceptables, limitando nuestras capacidades y desarrollo.
Aunque somos la mitad del electorado, sólo alcanzamos a 1 de cada 5 de los altos cargos políticos públicos, con apenas 2 presidentas mujeres en 12 países de nuestra UNASUR, y ambas muy recientemente. Y claro, si obtuvimos el derecho al voto y a la universidad, dos siglos más tarde que los hombres.

Todavía nos miran prejuiciosamente como objeto sexual, o como mano de obra abusable, víctimas del acoso y las agresiones sexuales, la explotación laboral o el autoritarismo moral, por parte de esposos, empleadores, agentes de policía, curas arrogantes, y toda clase de personas con atribuciones de poder, casi siempre hombres.

Todavía en casi todos nuestros países se nos destina casi exclusivamente a las tareas domésticas de carácter reproductivo y de cuidado familiar, con sobrecarga de trabajo que no se ve, ni se valora, ni se paga.
Somos las invisibles de los campos y las ciudades. Las indias, las cholas, las negras, las pobres, las obreras, las campesinas, las cocaleras, las migrantes, las que abortan clandestinamente, las rebeldes, las que no obedecen.

Y seguimos, claro que seguimos.
Tejemos pacientemente la unidad de los hogares, las sociedades y los países, en el telar de nuestra propia mirada y nuestro propio saber de mujeres.
Construimos la plena igualdad de derechos, para alcanzar la armonía de hombres y mujeres.

Parimos el Perú nuevo, para un mundo nuevo, justo, responsable, plural y solidario, que se gesta imprescindible, urgente.

Desde todas partes del Perú, de la costa, sierra y selva, de los campos y ciudades, nos encontramos en Lima, en noviembre de 2009.
A 229 años de la profética sublevación de Micaela Bastidas y Tupac Amaru II.
Para subvertir roles, para rebelarnos y proponer.
Mujeres peruanas rumbo a la Asamblea de ciudadanas/os del Cono Sur, Iquique, Chile, 2010.

Capitaneamos esperanzas y sacrificios.

Todas somos Micaela
Coordinación Perú

http://www.asamblea-conosur.net

• Del Poema “Fuego de ella”, parte del “Coro contra colonial”, escrito en Lima en el año 2007, por Renato Pita Zilbert, poeta peruano. En: Revista Pensamiento Propio - RPP. Nº4. Editorial Ayun - Asamblea Ciudadana Cono Sur. Perú, Chile, Bolivia y Argentina. Octubre 2009. Pág. 189.

 

 

 

Última actualización el Lunes, 16 de Noviembre de 2009 01:18
 
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