Gabby De Cicco / Rimaweb a Natalia Gaitán y a las cumpas activistas...
No hay lugar para el dolor o bien se agarganta hacia adentro donde en el plexo las respiraciones circulan y terminan en grito de protesta, de lucha. Aliento de madre que puja y da vida a la hija que nunca debió morir así: fusilada, presa del bestiario que crea la ignorancia y la barberie de quienes creen saberlo todo. La impune bestia que gatilla y no se cansa de matar al deseo que ronda cuerpos, mentes, almas; mata a quien sea, pero es aquí por deseo a la otra. Dos mujeres juntas crean caos, revoluciones. Las balas no puden contra ellas en el plano de lo que crece desde esa sangre gravitada: miles de voces, miles de gestos pidiendo justicia. De una lesbiana muerta salen otras que deciden decir: sí, yo también soy torta. Yo también amo a esa mujer que despierta o se duerme en mis brazos. Quiero, queremos, la libertad del amor, dicen aquellas que salen del agujero fatal abierto por la bala. Queremos justicia y que ninguna más muera por amar a otra que amamanta hijos, que cuida enfermos, que da clase en las escuelas. Amor de mujer a otra: la muerte no podrá detenernos, y las que están muertas, a las fusiladas, a las violadas, a las desaparecidas, ellas se reproducen en nosotras y gritan y salen a la calle y brillan. No son mártires, son víctimas. Y no hay tiempo que perder. Y hay besos que dar, y caricias que recuperar y justicia por lograr. Gabby De Cicco |