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Guatemala. Iglesia en crisis. ¿Usted carga en las procesiones? Imprimir E-mail
Martes, 30 de Marzo de 2010 21:56

Marcelo Colussi / Agencia Walsh

Marcelo Colussi reflexiona sobre por qué a pesar de que la Iglesia católica está en crisis, en Guatemala año tras años aumentan la cantidad de participantes en las procesiones de Semana Santa.

No hay dudas que la religión católica se mueve a la baja en todo el mundo. En Europa, como consecuencia de los nuevos dioses que se entronizaron hace ya dos siglos: la ciencia moderna y el capital, está en franca decadencia. “Los templos se llenan de ateos”, pudo decir Víctor Hugo en el siglo XIX. En Latinoamérica, perdiendo terreno en forma acelerada ante las nuevas iglesias evangélicas, su grey disminuye a diario. El Vaticano está desesperado; por un lado, no encuentra candidatos a curas, y por otro, los que encuentra, en buena medida terminan en la pederastia. Todo esto, más una oferta mercadológica mucho más convincente por parte de los grupos neopentecostales, hace que el catolicismo vaya perdiendo adeptos en forma acelerada.

Pero sucede algo interesante, digno de estudio psico-sociológico: en Guatemala, llegada la Semana Santa, año con año crece el número de los cargadores para las procesiones. Eso puede llevar a pensar en varias conclusiones: si bien no hay, numéricamente considerados, más practicantes católicos hoy que antes (si alguien crece, son los templos evangélicos), ¿crece el espíritu católico entonces? ¿Por qué cada nueva procesión debe agregar más recorrido para dar lugar a más participantes: crece el fervor religioso, se fortalece la fe católica en los ya tradicionales creyentes? Son menos, ¿pero cada vez son más devotos? En principio, todo podría hacer pensar que sí. Aunque también podría pensarse que cada vez hay más pecadores que desean lavar sus culpas. O también, que los mismos pecadores de siempre, ahora pecan más, por eso tienen que expiar más pecados. Por lo tanto, los tradicionales recorridos de siempre ya no alcanzan, y deben agrandarse cada Semana Mayor.

En fin: como vemos, hay varias opciones.
También se podría entender el fenómeno de otra manera: además de tradición, ¿hay moda en todo esto? Es curioso que pese a esta “explosión” de fe de las procesiones, donde cada vez se ven más personas “comprometidas” con la causa de Jesús, las iglesias católicas tienden a vaciarse en el resto del año. Y de la misma manera en que ya no hay lugar para meterse en una procesión, ni cargando el anda ni mirándola pasar, en la misma proporción crece también el consumo de bebidas espirituosas para la época. No pocos cargadores (y cargadoras) se regresan rapidito un día desde la playa para pagar promesas en la procesión, y luego… a la playa de nuevo.
Hoy día están de moda los voluntariados. Son chics. ¿No estará pasando lo mismo con las procesiones?

 
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