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Es Cuba un país terrorista, como dice el Imperio? Imprimir E-mail
Sábado, 12 de Junio de 2010 21:07
Miles y miles de niños como éste murieron de esta forma en Hiroshima y Nagasaki.Miles y miles de niños como éste murieron de esta forma en Hiroshima y Nagasaki.

Carlos Rivero Collado en Kaos en la Red para Insurrectasypunto

El único gobierno de la historia que ha perpetrado atentados terroristas con bombas nucleares, asesinando a decenas de miles de niños pequeños ... suele acusar de terroristas a otros gobiernos.

1-. El perenne terror del Imperio

En diversos artículos que he publicado en estos dos años, aparece la historia de todas, o casi todas, las acciones terroristas que el gobierno de Estados Unidos ha perpetrado en el mundo a partir de su origen, en 1783. El lector puede encontrarlos en el archivo, bajo mi nombre.

A pesar de esta larga historia de terrorismo a ultranza, incluyendo el terrorismo nuclear –una especialidad que le es exclusiva--, el gobierno de EU se arroga el derecho de hacer una lista en la que incluye a los gobiernos que, según su Departamento de Estado, “practican el terrorismo o apoyan a grupos terroristas”. En esa lista están Irán, Corea del Norte, Cuba y otros países.

Aunque Venezuela no aparece en esa relación, ahora se quiere vincular al presidente Chávez con los movimientos revolucionarios de Colombia a los que el paramilitar y narcoterrorista Alvaro Uribe y los voceros del Imperio llaman terroristas.

Ahora vemos que esta lamentable señora que está al frente de la Cancillería imperial, aliada fanática del sionismo y el gran capital, acaba de ofender, hace unas horas, al pueblo venezolano y a su Presidente. Y lo hace desde Bogotá, junto al gobierno más asesino que ha tenido un país de América Latina en muchas décadas.

¿Tiene sentido que el gobierno más terrorista de la historia –de toda la historia, desde los orígenes de la humanidad-- acuse a otros gobiernos de terrorismo?

Las evidencias prueban que el gobierno de Cuba jamás ha perpetrado un solo acto de terrorismo ni de agresión de ningún tipo en territorio estadounidense desde el triunfo de la Revolución en 1959. De hecho, jamás ha habido un gobierno en Cuba, incluyendo los de los casi cuatro siglos de la colonia española, que haya realizado un solo acto de agresión en territorio de Estados Unidos.

Lo mismo se puede decir de los gobiernos que han tenido, por siglos o milenios, Venezuela, Irán, Corea, Vietnam, Camboya, Panamá, Santo Domingo, Iraq, Afganistán, Pakistán y otros, países en los que el Imperio ha impuesto su alto terror con un saldo de millones de muertos.

La historia del terrorismo yanqui en nuestro país es en efecto, muy extensa, aun desde antes de que perpetrara el más famoso de sus atentados, la voladura del Acorazado Maine, en la bahía de La Habana, el 16 de febrero de 1898, provocando la muerte de 250 de sus propios marinos.

2-. Medio siglo de incansable terrorismo

Veamos ahora la campaña terrorista que el gobierno imperial ha desarrollado en Cuba, a partir de Playa Girón, pues las que perpetró antes y durante la invasión ya han sido cubiertas en escritos anteriores.

El 3 de enero del 2,000, el pueblo de Cuba, representado por sus organizaciones de masas, presentó una demanda contra el gobierno imperial titulada “Demanda del pueblo de Cuba contra el gobierno de Estados Unidos por los daños económicos ocasionados a Cuba”.

El mérito que tiene esta histórica acción judicial es que no ha habido nadie hasta ahora que haya podido desmentir un solo dato de esa demanda, lo que demuestra que la misma fue elaborada con sumo cuidado sobre los hechos que presenta.

En escritos anteriores, he cubierto varios de los temas que aparecen en esa demanda, como la Operación Mangosta o Mongoose –una de cuyas facetas fue la fallida, aunque no menos criminal, Operación Northwoods--, y el infame terrorismo biológico que el imperio perpetró contra nuestro pueblo, que provocó cientos de muertos y decenas de miles de millones de dólares en pérdidas económicas.

Veamos ahora los artículos 14 y 15 de esa demanda que detallan los atentados terroristas que el gobierno de Estados Unidos, o grupúsculos terroristas al servicio del Imperio, perpetraron contra Cuba a partir de Playa Girón.

3-. DE 1962 A 1990 (ARTICULO DECIMOCUARTO)

La aplastante derrota de Playa Girón y la consiguiente humillación sufrida por el gobierno de Estados Unidos, elevó a un plano de máxima prioridad dentro de los más altos niveles de ese Gobierno la destrucción de la Revolución Cubana, tal como se refleja en la documentación secreta norteamericana correspondiente a ese período, recientemente desclasificada. El examen y la revaluación integral de la estrategia contra Cuba, ordenadas por el presidente Kennedy, condujeron finalmente en los meses de enero y febrero de 1962 a la formulación del denominado "Proyecto Cuba", que consistió en un replanteamiento completo de la guerra encubierta contra nuestro país, organizada a partir de ese momento en lo que recibió el nombre de Operación Mangosta.

En un documento de fecha 14 de marzo de 1962, se establecían como premisas de la Operación Mangosta las siguientes:

"Al emprender el objetivo de provocar el derrocamiento del gobierno en cuestión [el de Cuba], Estados Unidos hará un uso máximo de los recursos nativos, tanto internos como externos, pero reconoce que el éxito final requerirá la intervención militar decisiva de Estados Unidos.

"En la medida en que se desarrollen, dichos recursos nativos serán utilizados para preparar y justificar esa intervención, y después para facilitarla y apoyarla."

De acuerdo con el cronograma elaborado por el general Edward Lansdale, encargado por Kennedy de la coordinación y ejecución de la Operación Mangosta, y establecido en documento de fecha 20 de febrero de 1962, la culminación de la operación estaba prevista para la segunda quincena del mes de octubre de ese mismo año, cuando se ejecutaría la Fase Sexta o Final del plan con la intervención militar norteamericana. Mientras tanto, la escalada subversiva incluiría, entre otras líneas de acción, la infiltración de agentes y grupos de sabotaje, el apoyo a la actividad incrementada de las bandas armadas, la organización de atentados contra los principales dirigentes de la Revolución, la realización de una vasta ofensiva de propaganda anticubana y la ejecución de sabotajes dirigidos especialmente contra la industria del níquel, el suministro de petróleo, las comunicaciones y la generación de energía.

La Operación Mangosta fue descontinuada oficialmente por el presidente Kennedy en enero de 1963, tres meses después de la llamada Crisis de Octubre, desatada como resultado de las medidas adoptadas conjuntamente por Cuba y la Unión Soviética ante la evidencia de los preparativos de una agresión militar directa de Estados Unidos. Durante el período de vigencia oficial de la Operación, es decir, en un lapso de unos catorce meses, se registraron 5,780 acciones terroristas contra nuestro país, de ellas 716 sabotajes de envergadura contra objetivos económicos.

En los años siguientes, las infiltraciones de grupos terroristas, las incursiones aéreas, los ataques de embarcaciones piratas procedentes de territorio norteamericano y la campaña de acciones de sabotaje contra comercios, fábricas, almacenes, plantaciones y otros objetivos sociales, mantienen un ritmo similar.

Por su parte, los años de la década de 1970 fueron testigos de una recrudecida oleada de acciones terroristas contra Cuba, llevadas a cabo por organizaciones contrarrevolucionarias que, como reconocen testimonios desclasificados de la CIA, brindaron un rostro de origen cubano a esas y otras fechorías. El 17 de abril de 1970 un grupo de trece integrantes de la organización Alpha 66 desembarca en la costa nordeste de la provincia de Oriente, cerca de la ciudad de Baracoa, con la intención de realizar operaciones armadas y sabotajes en esa zona montañosa. El grupo fue liquidado pocos días después con la decisiva participación de las milicias campesinas serranas, al precio de cuatro combatientes muertos.

El 12 de octubre del año siguiente es ametrallado el caserío de Boca de Samá, en la zona de Banes, también en la provincia de Oriente, por una lancha rápida y una embarcación mayor procedentes del territorio de Estados Unidos. Hay dos muertos y varios heridos, entre ellos dos niños. En diciembre son capturados cerca de las costas cubanas los buques "Layla Express" y "Johnny Express", utilizados como barcos-madre para las incursiones piratas contra Cuba, cuyos capitanes confesaron ser agentes de la CIA. En los años siguientes prosiguió la actividad de infiltración de agentes por las costas cubanas, así como los ataques terroristas a instalaciones costeras del país.

En junio de 1976 la CIA reunió a cinco grupos terroristas de origen cubano radicados en Estados Unidos, que había sostenido, entrenado y tenido a su servicio, y creó el denominado Comando de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU). En agosto de 1976, apenas dos meses después de la creación del CORU, un periódico de la extrema derecha de origen cubano radicada en Miami publicó un titulado parte de guerra en el que, después de narrar un atentado dinamitero contra la Embajada de Cuba en Colombia y otro que destruyó unas oficinas de Air Panama, se anunciaba: "Muy pronto atacaremos aeronaves en vuelo." El anuncio estaba firmado por los cinco grupos terroristas que integraban el CORU. Seis semanas después, estallaba en pleno vuelo, a los diez minutos de haber partido del aeropuerto internacional de la isla caribeña de Barbados, un avión civil cubano con 73 personas a bordo, acto monstruoso de terrorismo sobre el que volveremos más adelante.

El crimen de Barbados fue el hecho más relevante de la cadena de agresiones contra nuestro país en esos años, pero no el único. En otras secciones de esta demanda se referirá el incremento en esta etapa de los secuestros de embarcaciones, atentados contra instalaciones y funcionarios cubanos en el exterior y otras acciones, en muchas de las cuales fue reconocida o pudo determinarse la intervención del CORU. La violencia fue desatada particularmente contra los intereses cubanos en los Estados del Caribe y Centroamérica que mantenían relaciones con Cuba. Para ejecutar sus golpes los terroristas del CORU utilizaron sin dificultades como principales bases de operaciones los territorios de Estados Unidos, Puerto Rico, Nicaragua y Chile. En esos años fueron ejecutados actos terroristas, que provocaron muertos, heridos y daños materiales, en representaciones diplomáticas, consulares y comerciales de Cuba en Canadá, México, Chile, Perú, España, Jamaica, Gran Bretaña, Francia, Venezuela, Portugal, Costa Rica y Estados Unidos.

En otro orden de cosas, pudieran mencionarse como ejemplo de acciones de sabotaje durante esos años la destrucción total por un incendio del teatro "Amadeo Roldán", uno de los principales de La Habana, el 30 de junio de 1977, que produjo daños por valor de 15,8 millones de dólares, y el incendio de grandes proporciones provocado el 12 de octubre de ese mismo año en la escuela secundaria básica "Manuel Valdés Rodríguez", también en La Habana, con grave peligro para la vida de cientos de estudiantes del plantel.

El 8 de mayo de 1980 fue incendiado intencionalmente en Marianao un edificio de diez plantas donde estaba ubicado el círculo infantil "Le Van Tam", el mayor de Cuba. Sólo gracias a la acción heroica de bomberos, milicianos, estudiantes de una escuela secundaria próxima al lugar y población en general, se logró rescatar a 570 niños y trabajadores atrapados por el fuego. La similitud de los medios utilizados en esta acción con los ocupados a agentes de la CIA capturados o empleados en otros atentados terroristas anteriores, permitió a los especialistas llegar a la conclusión de que su procedencia era la misma. Esta despreciable acción ocasionó cuantiosos daños materiales.

4-. De 1990 a 1998 (ARTICULO DECIMOQUINTO)

Entre el 30 y el 31 de enero de 1990, una unidad del Servicio de Guardacostas de Estados Unidos ametralló e intentó hundir al buque mercante "Herman", de bandera panameña pero arrendado por Cuba y dotado por una tripulación de marinos cubanos, mientras navegaba por aguas internacionales del golfo de México con una carga de mineral destinada al puerto de Tampico. La brutal e injustificada agresión al "Herman", que afortunadamente no produjo víctimas humanas aunque causó serios daños a la nave, abrió de manera simbólica una década en la que reaparecen en escena los ataques piratas, las infiltraciones y los planes de atentados como modalidades de terrorismo contra Cuba, estimuladas por los sectores ultraderechistas, partidarios de la violencia, radicados en Miami y agrupados en torno a la llamada Fundación Nacional Cubano Americana.

Durante los primeros cinco años de la década de 1990, los órganos de seguridad cubanos frustraron numerosas infiltraciones y neutralizaron a una cantidad considerable de agentes encargados de la ejecución de acciones terroristas de todo tipo dentro de Cuba. A continuación, algunos hechos entre los más significativos de esos años:

El 7 de octubre de 1992, los terroristas Guillermo Casasús Toledo, Miguel Hernández y Jesús Areces Bolívar, pertenecientes a la organización Comandos L, ametrallan desde una embarcación procedente de Estados Unidos las instalaciones del hotel Meliá Varadero. Esta acción marca la nueva estrategia terrorista de concentrar la atención sobre el turismo extranjero en Cuba, para tratar de afectar la imagen internacional del país y una de las líneas principales del desarrollo de su economía.

El 2 de abril de 1993, el buque tanque "Mykonos", de bandera maltesa y tripulación cubano-chipriota, fue ametrallado a 7 millas al Norte de Matanzas por una lancha rápida tripulada por miembros del llamado Ejército Armado Secreto, grupo terrorista radicado en Miami.

El 2 de septiembre de 1993 es detenido el ciudadano mexicano Marcelo García Rubalcava, residente en Estados Unidos, a quien le fueron ocupados explosivos y propaganda subversiva. El terrorista admitió sus vínculos con la organización Alpha 66 y la participación personal de Andrés Nazario Sargén en los preparativos de su operación, que consistía en realizar atentados contra instalaciones turísticas e incluso contra el presidente Fidel Castro.

Paralelamente a este incremento de la actividad terrorista, se multiplican por esta época las trasmisiones de radio realizadas desde territorio de Estados Unidos por emisoras de diversas organizaciones terroristas en las que se incitaba a la realización de acciones violentas. En solo un mes, entre el 26 de enero y el 25 de febrero de 1993, dichas emisoras trasmitieron no menos de veinte mensajes incitando a la eliminación física de Fidel Castro, cien llamados a la realización de actos de sabotaje a la economía, 124 exhortaciones a militares cubanos a derrocar al Gobierno cubano y 471 convocatorias para ejecutar acciones de propaganda contra el Estado.

A finales de 1993 se multiplica la labor de reclutamiento de la Fundación Nacional Cubano Americana de personas dispuestas a realizar acciones terroristas en Cuba. Uno de estos agentes, descubierto posteriormente por los órganos de la seguridad cubana, recibió la misión de llevar a cabo acciones de envenenamiento de ganado vacuno, sabotajes contra autos de extranjeros y de turismo y colocación de bombas en instalaciones hoteleras y de recreación en La Habana, incluido el cabaret Tropicana. Otro tenía como encomienda la ejecución de incendios de cañaverales y la localización de objetivos económicos mediante la utilización de un sistema posicional por satélite con vistas a su saboteamiento posterior.

El 11 de marzo de 1994 se produce el ametrallamiento del hotel Guitart-Cayo Coco desde una lancha rápida tripulada por miembros de la organización Alpha 66, acción que se repite el 6 de octubre de ese mismo año.

El año de 1995 marca una escalada en los planes de la Fundación Nacional Cubano Americana para incrementar las acciones violentas dentro del territorio cubano, con especial prioridad a los atentados terroristas contra instalaciones turísticas y objetivos económicos. Se mantiene con igual prioridad la línea de acción referida a atentar contra la vida del Comandante en Jefe Fidel Castro. Durante estos últimos años, sin incluir los varios planes conocidos para asesinar al Presidente cubano, se destacan por su envergadura las acciones o planes terroristas siguientes:

El 20 de marzo de 1995 fueron detenidos en el aeropuerto de La Habana los ciudadanos norteamericanos de origen cubano Santos Armando Martínez Rueda y José Enrique Ramírez Oro, quienes habían colocado una carga explosiva de 1,38 kilogramos de C-4 en un hotel de Varadero que fue detectada y desactivada. Los dos terroristas habían viajado con documentación costarricense falsa, y anteriormente se habían infiltrado en el país por la zona de Puerto Padre. En esa ocasión dejaron escondidos un recipiente con 51 libras de C-4, mechas, baterías, relojes y otros medios para la preparación de artefactos explosivos que pretendían colocar en instalaciones turísticas. Martínez Rueda declaró haber recibido el aseguramiento logístico y el financiamiento de Ángel Bonet, Guillermo Novo y Arnaldo Monzón, todos cabecillas de la Fundación Nacional Cubano Americana.

El 20 de mayo de 1995 otra lancha rápida habilitada y tripulada por elementos de la organización Alpha 66 ametralló nuevamente el hotel Guitart-Cayo Coco. Los autores del hecho relataron su acción en un programa de la televisión de Miami, en el que también participó Nazario Sargén.

El 12 de enero de 1996 fueron detenidos en La Habana los cubanos Cecilio Reynoso Sánchez y Juan Ramos Reynoso, el primero residente en Miami, cuando trasladaban 900 gramos de explosivo C-4 y otros medios. Reynoso Sánchez cumplía indicaciones de Rufino Álvarez Oquendo, secretario general del Frente Nacional de Presos Políticos, pero admitió sus contactos con Hernán Santiesteban, Horacio García y Roberto Martín Pérez, de la Fundación Nacional Cubano Americana. La intención de estos terroristas era colocar artefactos explosivos en centros turísticos o locales de empresas de capital mixto.

El 11 de febrero de 1996 fueron capturados tres cubanos residentes en Estados Unidos que penetraron a bordo de una lancha rápida en la bahía de Cárdenas para tirotear el hotel Meliá Las Américas y regar propaganda subversiva. En agosto de ese año fue detenido el ciudadano norteamericano Walter Van der Veer, enviado por el llamado Frente Cubano de Liberación, quien introdujo en el país medios militares e incendiarios, realizó acciones de propaganda subversiva y organizó planes terroristas contra centros económicos.

El 17 de septiembre de 1996 fue detenido el ciudadano de origen cubano, residente en Miami, Pedro Pablo Pulido Ortega, quien se había infiltrado por la zona de Chambas, en la provincia de Ciego de Avila, con un cargamento de armas, parque y otros medios destinados a la ejecución de acciones terroristas. El arsenal debía haber sido entregado a Noel Ramos Rojas, también de origen cubano y residente en Estados Unidos, quien en varias ocasiones había entrado legalmente al país como miembro de la comunidad cubana en el exterior con el propósito de preparar condiciones para la realización de sabotajes contra instalaciones económicas. El plan había sido organizado por el grupo denominado Proyecto Cuba Gobierno Provisional, con base en Miami, y su cabecilla Julio Codias.

En octubre de 1996 se conoció de la existencia de un plan terrorista tramado por miembros de la organización denominada Brigada 2506 que consistía en habilitar avionetas u otros medios aéreos cargados de explosivos que serían dirigidos por control remoto contra una concentración popular en la Plaza de la Revolución y objetivos tales como las termoeléctricas de Tallapiedra, Mariel y Santa Cruz del Norte y la refinería "Ñico López". Quedó establecida la vinculación y el apoyo de la Fundación a este plan.

El 12 de abril de 1997 estalló un artefacto explosivo compuesto por unos 600 gramos de C-4 en uno de los baños de la discoteca "Aché" del hotel Meliá Cohíba, en La Habana. El día 30 de ese mismo mes fue descubierto otro artefacto, compuesto por 401 gramos de C-4, en el pasillo del piso 15 del propio hotel. Investigaciones posteriores permitieron determinar que las dos bombas, una de las cuales causó considerables daños materiales, fueron colocadas por el terrorista salvadoreño Francisco Chávez Abarca.

El 24 de mayo de 1997 estalló una bomba a la entrada de las oficinas de la representación de la empresa turística cubana Cubanacán en Ciudad México. Otro artefacto similar estalló a la entrada de las oficinas de Havanatur, otra firma turística cubana, en la ciudad de Nassau, el 3 de agosto.

La escalada terrorista adquirió nuevos matices con el estallido casi simultáneo de sendas bombas en los vestíbulos de los hoteles Capri y Nacional, en La Habana, el 12 de julio de 1997, con un saldo total de cuatro heridos y considerables daños materiales. Según pudo determinarse después, los artefactos habían sido colocados por el mercenario de origen salvadoreño Raúl Ernesto Cruz León, al servicio del connotado terrorista Luis Posada Carriles y la Fundación Nacional Cubano Americana.

Menos de un mes después, el 4 de agosto, estalló una bomba en el vestíbulo del hotel Meliá Cohíba. El día 22 otro artefacto hizo explosión en un pasillo del hotel Sol Palmeras, en Varadero.

El propio Raúl Ernesto Cruz León coloca el 4 de septiembre de 1997 cuatro bombas en los hoteles Copacabana, Chateau y Tritón y en el restaurante La Bodeguita del Medio. Una de ellas causa la muerte del turista italiano Fabio di Celmo. Pero esta vez Cruz León es descubierto y detenido horas después. Declaró haber sido reclutado por el salvadoreño Francisco Chávez Abarca, autor del primer atentado terrorista consumado.

El 30 de octubre de 1997 fue detectado un poderoso artefacto explosivo debajo de un kiosco de venta en la Terminal 2 del aeropuerto internacional "José Martí", en La Habana. Investigaciones posteriores permitieron concluir que los responsables de la colocación de esta bomba habían sido los ciudadanos guatemaltecos Jorge Venancio Ruiz y Marlon Antonio González Estrada, autores también del atentado contra el hotel Sol Palmeras.

El 4 de marzo de 1998 fueron detenidos en La Habana los ciudadanos guatemaltecos Nader Kamal Musalam Barakat y María Elena González Meza, quienes trataron de introducir en Cuba explosivos y otros medios necesarios para realizar atentados terroristas por cada uno de los cuales recibirán 1.500 dólares. Dos semanas después fue detenido el también guatemalteco Jazid Iván Fernández Mendoza, esposo de María Elena González y cómplice de sus planes terroristas. Los tres informaron en sus declaraciones la participación de Francisco Chávez Abarca en los preparativos de la operación, que era financiada y dirigida por Arnaldo Monzón, Ramón Medina -uno de los seudónimos de Luis Posada Carriles- y otro individuo identificado tan solo como "el señor de New Jersey".

El 28 de mayo de 1998 fueron detenidos los terroristas Ernestino Abreu Horta y Vicente Marcelino Martínez Rodríguez, quienes se habían infiltrado en Cuba unos días antes por la costa del municipio de Minas de Matahambre, en la provincia de Pinar del Río e intentado introducir un abundante cargamento de armas. Militaban, respectivamente, en las organizaciones Alpha 66 y Partido Protagonista del Pueblo, esta última organizada por el terrorista Orlando Bosch. El plan contemplaba la infiltración posterior de un grupo más numeroso de hombres.

El 10 de junio de 1998 fue detenido en el aeropuerto de La Habana el ciudadano salvadoreño Otto René Rodríguez Llerena, quien pretendía introducir en el país 1,519 gramos de explosivo plástico y otros medios para la fabricación de bombas destinadas a centros turísticos y otros objetivos. Este terrorista había sido el autor del atentado en agosto de 1997 contra el hotel Meliá Cohíba. En sus declaraciones identificó a Luis Posada Carriles como la persona que, bajo el seudónimo de Ignacio Medina, le propuso la realización de estas acciones y le suministró todos los medios para ejecutarlas. Mediante el testimonio del agente de la Seguridad del Estado cubana infiltrado en la Fundación, Juan Francisco Fernández Gómez, formuladas en el juicio contra Rodríguez Llerena, quedó una vez más de manifiesto la vinculación directa de esa organización con estos planes, y su intención de extender los objetivos de los atentados terroristas a instalaciones de particular significación patriótica y emocional para el pueblo cubano, como el memorial y mausoleo del Che y sus compañeros en Santa Clara, la Plaza Antonio Maceo, en Santiago de Cuba, y el Museo de la Revolución y el Memorial Granma.

Los planes terroristas contra Cuba, promovidos y financiados por la Fundación Nacional Cubano Americana y otras organizaciones contrarrevolucionarias radicadas en territorio norteamericano, se han mantenido latentes a pesar de las reiteradas denuncias públicas del Gobierno cubano. El Gobierno de Estados Unidos cuenta con toda la información y el enorme caudal de medios a su alcance para poder neutralizar estas acciones si lo quisiera. La continuada impunidad con que estos elementos terroristas prosiguen sus labores criminales contra Cuba, convierte de hecho a ese Gobierno en encubridor y cómplice del terrorismo contra nuestro país.

Próximo artículo: ¿Es Cuba un país terrorista, como dice el Imperio? (2)

 
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