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Las mentiras de British Petroleum. Catástrofe medioambiental en el Atlántico Imprimir E-mail
Domingo, 13 de Junio de 2010 21:46

Sara Plaza / Diagonal Periódico - Mariátegui
British Petroleum usa dispersantes que contaminan más, mientras la mayor cantidad de petróleo no ha salido a flote y varias especies peligran.

Por la cabeza del consejero delegado de British Petroleum (BP), Tony Haywards, debió de estar pasando la famosa frase: “Salen sólo unos hilillos” cuando declaró, a mediados de mayo, que el impacto medioambiental derivado del hundimiento de la plataforma petrolera Deepwater Horizon en el Golfo de México “probablemente ha sido muy, muy modesto”.

La que a día de hoy se califica como la mayor catástrofe en las costas estadounidenses, por encima del accidente del Exxon Valdez en Alaska (1989), aún no ha conseguido ser frenada. Intento tras intento, BP no consigue taponar el escape de crudo que se desató el pasado 22 de abril, tras la explosión y el hundimiento de la plataforma, que causó 11 muertos. Lo que sí parece claro es que la marea negra provocada cada vez adquiere dimensiones más preocupantes, ya que, la directora del Servicio Geológico de EE UU, Marcia McNutt, aseguró a finales de mayo que los cálculos preliminares indicaban que el pozo arrojaba al mar entre 71 y 147 millones de litros de crudo, es decir, casi dos millones de litros diarios.

Por su parte, el 4 de junio, la compañía emprendía el último intento para frenar las tres fugas, que se sitúan a 1.500 metros de profundidad, con la instalación de una cúpula de contención sobre el pozo de la plataforma, con el fin de canalizar parte del petróleo hacia la superficie. Aunque los esfuerzos por lograr una solución siguen concentrados en la construcción de dos pozos aliviaderos, que no estarán listos hasta agosto. Tras el fracaso de la operación ‘top kill’, que intentó sellar el pozo con barro y cemento, todas las esperanzas se concentran ahora en torno a esta solución. Pero, mientras tanto, ¿es tan leve el impacto medioambiental como se preveía? ¿Qué se va a hacer con los más de 140 millones de litros de petróleo que forman parte ya del ecosistema?

Muchos expertos y asociaciones ecologistas han denunciado estos días que el derrame tiene asociados daños de una gran envergadura. En cuanto a la gestión del crudo, que ya forma parte del medio, las asociaciones ecologistas se muestran críticas con las alternativas que está gestionando BP.

Dispersantes tóxicos
Greenpeace denuncia que una gran cantidad del petróleo derramado en el Golfo de México no saldrá a flote debido a que la petrolera BP está usando dispersantes que sumergen el crudo, aumentando la toxicidad en las aguas marinas de la región. La organización ecologista considera esta técnica como un “maquillaje verde para ocultar la magnitud del daño que está dejando a su paso el vertido”.

Para Greenpeace, BP está exagerando la efectividad de su respuesta, en lo que la organización denomina un “teatro de la respuesta”. Esta misma fuente denuncia que se están cometiendo importantes errores, como la utilización de un dispersante en la fuente del derrame conocido como Codetix 9500. “Utilizar el dispersante representa un ahorro económico para BP, que tendrá que contratar menos barcos pesqueros para recoger el petróleo”, asegura. BP ha usado ya unos 600.000 litros del Codetix 9500, que “añaden más toxicidad a la zona, ya de por sí contaminada, lo que provocará más daños para la vida marina”. Reiteran que, cuando no se usan dispersantes, el petróleo alcanza la orilla y mata también a las aves, pero cuando es usado, se queda en el agua y mata a los peces.

“Es importante tener en cuenta que matar a los peces significa eventualmente matar a las aves debido a que se contamina toda la cadena alimenticia”, denuncia la organización ecologista. De hecho, el Gobierno de EE UU está aún investigando cuáles pueden ser los impactos del dispersante y los expertos no han sido capaces de alcanzar una conclusión, ya que las empresas que lo fabrican no indican su composición exacta. En esta línea, la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) lanzó una serie de directrices para que se buscaran otras alternativas, menos tóxicas, ya que “se desconoce el efecto que el uso masivo de este potente dispersante químico puede tener en el ecosistema marino, puesto que nunca se había usado en cantidades tan grandes ni a tanta profundidad”, afirma la agencia.

Según han manifestado algunos científicos, podría existir alguna relación entre el uso del dispersante y la formación de grandes columnas de crudo submarino. Dichas columnas de petróleo fueron descubiertas por un grupo de científicos de varias universidades de la zona, quienes certificaron la existencia de una columna de 16 kilómetros de largo, cuatro kilómetros de ancho y 91 metros de espesor. Al mismo tiempo, comprobaron que en dichas zonas el oxígeno había caído un 30%, lo que dificulta aún más la vida animal.



Impactos en la fauna del Golfo de México

Julio Rojo

EL PELÍCANO PARDO Ave símbolo de Luisiana, en las costas del Golfo anidan miles de parejas en época de reproducción. En 2009 salió de la lista de especies amenazadas, a la que puede volver por los problemas causados tras la explosión.

Las amenazas a las que se enfrentan las aves marinas y costeras son la contaminación directa por contacto con el petróleo (pérdida de flotabilidad y capacidad para mantener el calor, lesiones oculares, úlceras, neumonía, daños al hígado o ingestión de aceite al alimentarse o limpiarse las plumas), la reducción de alimento por la contaminación de peces e invertebrados marinos y el impacto del vertido en su hábitat, que provoca que las aves deban marcharse a otros lugares menos óptimos para su alimentación y reproducción.

ATÚN ROJO
La zona de la catástrofe es de los pocos lugares donde cría este atún, lo que representa un 25% del desove total de la especie.

El vertido supone un nuevo golpe a este pez, en grave peligro de extinción debido a la severa sobrepesca a la que ha sido sometido, que continúa tras el fracaso de las negociaciones de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres del pasado marzo. En contacto con el vertido, los peces pierden su capacidad para combatir las enfermedades y los contaminantes se acumulan en sus órganos. También la exposición al petróleo es letal para huevos y larvas de peces.

MANATÍ
El manatí, un mamífero sirénido que habita en el Golfo de México, es una víctima propiciatoria del calentamiento global. El desastre de Deepwater Horizon ha puesto en riesgo esta especie, que ya estaba catalogada como “vulnerable a la extinción”.

Listada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza como vulnerable a la extinción, las poblaciones de la subespecie que habitan el Golfo de México no sobrepasan los 2.500 ejemplares, localizados principalmente en los manglares de la costa este de EE UU. Hasta 400 manatíes de Florida migran a Luisiana cada verano, según datos del Audubon Aquarium’s Rescue Center, lo que supone un enorme riesgo para estas poblaciones al exponerse a la contaminación directa por contacto con el petróleo o al respirar sustancias químicas volátiles procedentes del vertido. También se ve drásticamente reducido el alimento disponible por “asfixia” de las plantas submarinas (son animales herbívoros), producida por la capa de petróleo superficial, que impide la oxigenación del agua y provoca la muerte de microorganismos como el plancton o plantas subacuáticas.

TORTUGA BASTARDA
Diez días después del vertido de petróleo ya se habían registrado más de 150 muertes de tortugas marinas, la mayoría de ellas tortugas bastardas.

Las especies afectadas por el derrame incluyen a la tortuga boba, tortuga laúd, tortuga carey, tortuga verde y tortuga bastarda. Todas ellas ayudan a mantener las praderas marinas por pastoreo y proporcionan un control natural ecológico de las poblaciones de medusas. Estas tortugas se enfrentan ya a muchas amenazas (pesca accidental con anzuelos o redes, cambio climático), a las que se suma este vertido, que tiene efectos tóxicos directos sobre vías respiratorias, ojos, piel o daños a los sistemas inmunológico, digestivo y reproductor.

EL VERTIDO EN CIFRAS
95.000 BP calcula que salen 5.000 barriles de petróleo al día, otros cálculos dicen que son entre 25.000 y 95.000 barriles.

444.000 Si se han vertido 12.000 barriles por día, 444.000 barriles estarían ahora mismo flotando en el mar.

257.000 barriles derramó el Exxon Valdez. Hasta ahora es uno de los vertidos más graves.
 
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