Jaime Richart / Kaos en la Red Lo menos que ha hecho la Roja es el ridículo. No por haber perdido el partido sino por haber oído tan a menudo a los periodistas de este país que la selección y la liga son las mejores del mundo.
¡Qué desprecio por los demás!, ¡qué gilipoyez! Cuando una persona se tiene por superior no hace más que concitar la animadversión, la aversión o incluso el odio de los demás. Los periodistas pagados para transmitir un optimismo general desmedido avergüenza a toda persona sensata. Y si no les pagan, peor. Porque si los que oímos retransmitir partidos y escribir en las páginas deportivas de los periódicos no son retribuidos por ello y para ello, muestran una estupidez o una infantilidad que merecen los mayores reveses. Y si la derrota de España ante Suiza la celebran los suizos porque significa el éxito de su selección, quienes la celebran en el mundo somos muchísimos millones que nos vemos relegados por la prepotencia y la arrogancia de los españoles necios. Sobre todo los muchísimos millones de latinoamericanos que están oyendo y viendo cada día a personillas que emulan a escala a los conquistadores con sus bravuconadas. Y con mayor motivo cuando la inmensa mayoría de los equipos españoles están plagados de mercenarios latinoamericanos y africanos. No hay cosa más detestable que la petulancia, que la altivez y que la sobreestimación de uno mismo, pues ello implica siempre el desprecio del otro o de los otros. Ellos, los que tienen motivos para estar orgullosos de ser países que exportan jugadores decisivos en esa liga española que –dicen- neciamente es la mejor del mundo, se alegran del batacazo español. Pero nosotros, los que ni somos pueriles, ni somos nacionales, ni nos pagan para alabar a personajillos que cobran anualmente millones y, antes de cazar el oso, se disponen a cobrar su piel al final del Mundial a razón de 600.000 euros por barba, nos alegramos todavía más que aquellos porque tenemos que soportar a todos estos ganapanes prácticamente a diario. No importan que ganen el siguiente partido y la final. Todos son simplemente necios y ridículos. |