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Ley por el Aborto Legal en Argentina. Por el derecho a decidir en nombre de la vida Imprimir E-mail
Jueves, 02 de Diciembre de 2010 04:01

Pañuelos en Rebeldía / AW

Sin desmerecer al Congreso de la Nación,  la introducción al tratamiento de una ley que despenalice la interrupción voluntaria del embarazo, es fruto de la lucha de los pueblos por una vida en salud, física y mental.

Muchos siglos pasaron por encima de los pueblos abollando el placer sexual en favor de la reproducción. Prohibido el placer, es muy peligroso. Hoy, ya antecede la ley para que personas con igual sexo puedan contraer matrimonio. Un acontecimiento que culturalmente romperá profundas estructuras. Es hora entonces de que los cuerpos humanos sean atendidos por sus propios dueños y dueñas.


Buenos Aires, 1 de diciembre de 2010 (pañuelos en Rebeldía).-

¡Se comprometió! ¡El año que viene ganamos otro derecho!

Tras 5 años de campaña la propuesta de ley para la interrupción voluntaria del embarazo fue tratada en el Congreso

Anna Castillo-
"Todo lo que en esta comisión se abre se termina", así de determinantes fueron las palabras del Presidente de la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados de la Nación al cierre de la sesión de ayer, la última de la gestión 2010. Si este año se logró un derecho que tiene que ver con la autodeterminación de nuestros cuerpos en cuanto al sentir y el amar, el año que viene pelearemos por otro derecho que también tiene que ver con la soberanía sobre nuestros cuerpos, pero esta vez un derecho que se topa más frontalmente con el derecho a la vida. "Es la primera vez que una ley puede salvar vidas", en palabras de Diana Mafia aclamadas por la mayoría del la sala.

Ayer se realizó en el Congreso de la Nación la primera audiencia pública para debatir la ley de interrupción voluntaria del embarazo debido a que el diputado de la Coalición Cívica Juan Carlos Vega, presidente de la Comisión de Legislación Penal, cumplió con su palabra y trató el proyecto. Este fue el primer paso para un recorrido a transitar durante el próximo año hacia todas las instancias que permitan que el proyecto se convierta en ley. Cinco años de activismo tratando de instaurar este debate en una sociedad que cierra los ojos a una problemática que se cobra una vida cada dos días y que afecta a medio millón de mujeres al año en Argentina. Y el debate se inició ayer y se continuará el próximo año. Este fue el logro de "La Campaña por el Acceso al Aborto, Legal, Seguro y Gratuito", espacio de articulación donde confluyen más de 250 organizaciones y que lleva la firma de más de 50 diputados y diputadas de diferentes bloques.

La sociedad argentina está madura para un debate de este tipo
La sesión estuvo marcada por una consciente actitud de respeto entre las personas presentes, mayoritariamente mujeres a favor de la propuesta de ley. La única nota discordante fue una mujer activista solitaria, que arrollando con el deseo de debatir de las presentes en sala, y con una actitud desafiante y provocadora, violó la recomendaciones que se nos había dado de no mostrar ningún cartel ni bandera, y para que prosiguieran las intervenciones tuvo que ser desalojada de la sala por portar un cartel en donde se leían alusiones contra la propuesta de ley.

La invitada especial como única expositora fue la danesa Marianne Mollman, directiva de la organización internacional Human Rights Watch. En su último informe sobre la situación de los derechos reproductivos en la Argentina, HRW reclamó al Congreso la derogación del Código Penal de los artículos que criminalizan al aborto. Ayer Mollman explicó que si Argentina se incorpora a los derechos internacionales también se incorpora a la intención de éstos, y esta intención es que las mujeres tengan soberanía sobre su cuerpo. "No existe derecho a la vida del embrión como derecho humano", aclaró. La experta en derecho internacional expuso que no se puede estudiar cuándo se inicia un ser humano, no existe consenso entre ningún país a este respecto, "sólo puede estudiarse cómo se afecta la vida de las mujeres". La Convención Americana sobre Derechos Humanos, a la que Argentina está suscrita, establece que: "Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción". Mollman explicó que fue añadido el "en general" en la segunda redacción de la Convención precisamente para dejar abierto a los Estados el derecho a legislar. "Las mujeres viven la consecuencia de la legislación en sus cuerpos, por eso deberían tener voz en este asunto", agregó.

Desclandestinizar el debate
Diana Mafia puntualizó que no deben verse como extremismos la religión y el feminismo, entre otras cosas porque son reconciliables, como personifican "Católicas por el derecho a decidir", y porque el feminismo es el ejercicio de constatar las desigualdades entre hombres y mujeres y verlas como injusticia. Llamó a que se legisle para evitar el embarazo no deseado por medio de políticas públicas efectivas contra la violencia y la inequidad de género. "No se le puede exigir a una mujer que lleve una vida heroica cuando el Estado está ausente", dijo.

Marianne Mollman vertió la síntesis de muchos testimonios con los que ella se encontró de mujeres católicas que le decían: "Necesito pecar para no cometer un pecado más grande que es no dar de comer a mis otros 5 pibes". La politóloga considera que por este motivo el dogma católico de salvar la vida no entra en contradicción con la interrupción al embarazo.

Más allá de oscuras intervenciones que plantearon la relación entre el tráfico de placentas y la industria de cosméticos con la despenalización de los abortos, la única voz que sonó decente contra la propuesta de ley, y aun así fue difícil entender a donde apuntaba, fue la de la diputada Cynthia Hotton. Se enmarañó en un sinsentido, planteando un imposible al Congreso al proponer no legislar la interrupción del embarazo, pero también evitar las 170 muertes que se producen anualmente en este país por la práctica clandestina del aborto.

Marcela Rodríguez sazonó la discusión con otro ingrediente invisibilizado siempre que se habla de estos temas al recordar que negar la interrupción del embarazo implica una participación indirecta en el negocio de la venta de niños.

Hubo una cálida excepción al darle la palabra a la sociedad civil, en este caso representada por una mujer miembro de la Campaña, que reclamó la ciudadanía plena para que las mujeres tomemos nuestras decisiones.

La sesión de ayer fue un buen puntapié para el próximo año, y si los debates mantienen la tónica ayer iniciada nada parece impedir que el proyecto se convierta en ley. Cientos de mujeres nos hicimos presentes lo más activamente que la sesión permitía, hablando desde nuestros cuerpos, desde nuestra mayoría de edad como ciudadanas. Ya no queremos ser tuteladas, somos seres humanos que hace apenas medio siglo logramos el derecho al voto, y paso a paso nos vamos despojando de esa mirada del otro que todavía no se acostumbra a mirarnos a los ojos, de tú a tú, mucho menos a escuchar nuestra voz. En la sala del Congreso apenas se veían personas que se opusieran a la ley.

Recogiendo firmas, informando, animando la jornada se quedaba en las puertas un grupo de mujeres y hombres, pues no se habilitó una sala con las dimensiones que ameritaba un debate de tamaña expectativa.

En la acera de enfrente otro grupo se hizo ver también, pero éste compuesto mayoritariamente por hombres. Sostenía carteles a favor de la vida del bebé, y pese al despliegue de recursos (volantes bien impresos, remeras uniforme de color naranja,...) no lograban recepción de los viandantes, pues el que anda con prisa no se para a pensar en estos temas, hasta que le llegue. Y mientras los grupos que se oponen a la interrupción al embarazo hablan en términos abstractos, filosóficos no puedo evitar hacerme una pregunta que tal vez uniría estas dos visiones del mundo, del derecho, de la vida y lo humano ayer desencontradas: ¿y el derecho del niño/a a nacer con amor?

Más allá de las argumentaciones que tienen que ver con la soberanía de nuestros cuerpos y de la ilegitima propiedad que el Estado ejerce sobre ellos al impedir la eutanasia, la interrupción al embarazo, o en algunos países penalizar prácticas sexuales así como imponer la ablación de clítoris, los argumentos más existencialistas de los opositores a esta propuesta de ley despiertan debates de la misma índole que ojalá se vayan respondiendo el próximo año: ¿Vivir puede ser una condena? ¿Hay que vivir por vivir? ¿Qué es vivir entonces? ¿Cómo seres humanos no tenemos derecho a vivir en felicidad? ¿No será el motivo de nuestras vidas esa búsqueda de la felicidad? ¿La propia o la ajena? ¿Un niño nacido del vientre de una mujer que no lo desea tiene un buen comienzo para lograr ese objetivo? ¿Y esa mujer, debe cargar ella sola con esa responsabilidad? ¿Es más digno separar a un bebé de su madre biológica nada más nacer que interrumpir el crecimiento de algo que algún día será niño pero todavía no lo es? ¿Habrá alguna estadística que relacione el maltrato infantil con la obligatoriedad de la crianza?¿quién está pensando realmente en ese embrión cuando al obligarlo a ser niño y nacer en un lugar no deseado su primer contacto con el mundo es el rechazo y luego una institución y...?¿ Conocen los opositores a la ley cómo es la realidad de los centros de menores, los orfanatos? ¿...?

Última actualización el Jueves, 02 de Diciembre de 2010 05:42
 
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