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Sábado, 04 de Junio de 2011 02:10
Afganistán, 28 de mayo: un padre carga el cadáver de su hijo, un terrible talibán que el Imperio tuvo que matar en su guerra contra el terrorismo.Afganistán, 28 de mayo: un padre carga el cadáver de su hijo, un terrible talibán que el Imperio tuvo que matar en su guerra contra el terrorismo

Carlos Rivero Collado

Veamos los hechos recientes que ponen de relieve las acciones terroristas del Imperio y sus aliados, y El Diario de la Historia con la crónica Arde Bogotá por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.

Ver en calma un crimen, es cometerlo –José Martí.

1-. Aumento del terror

Este lunes, 30 de mayo, en una ceremonia celebrada en La Rosaleda de la Casa Blanca, acompañado de los más altos jefes militares del Imperio, Obama anunció el nombramiento del general Martin Dempsey como Jefe del Estado Mayor Conjunto –Joint Chiefs of Staff-- de las fuerzas armadas de este país, o sea el individuo que tendrá bajo su responsabilidad proseguir las masacres de civiles inocentes que se han perpetrado en Afganistán, Iraq, Pakistán, Libia y otros países en los últimos diez años, de las cuales la más reciente fue el bombardeo a una aldea del sur de Afganistán en que fueron asesinados doce niños como el que aparece en la foto.

El nombramiento del general Dempsey presagia un aumento de la extrema violencia imperialista, pues se trata nada menos que del jefe militar que, en junio del 2003, asumió el mando de la Primera División Blindada del ejército de EU que controlaba Bagdad, perpetrando las peores masacres que ha habido hasta ahora en la guerra de Iraq, cargo que mantuvo hasta julio del 2005.

Fueron los años más terribles de la guerra, cuando grandes sectores del pueblo se alzaron contra los invasores y éstos respondieron con incontables ataques ultraterroristas, aéreos y terrestres, en los que asesinaron a cientos de miles de seres humanos.

Los rebeldes sunistas eran dirigidos por Muqtada Sadr, un líder con gran arraigo popular, y las tropas al mando de Dempsey se le enfrentaron sin escatimar en los métodos más extremos del terror. Se cree que el saldo de muertes que ha provocado en Iraq la invasión extranjera, desde marzo de 2003, es de un millón a un millón y medio de seres humanos.

Las tropas de Dempsey controlaban la ciudad de Bagdad y sus alrededores mientras los miembros del Batallón 320 de la Policía Militar perpetraron las torturas de Abú Ghraib, conocidas en detalle por el mundo entero. Dempsey siguió siendo jefe de esa división hasta un año después que se hicieran públicas las monstruosidades de Abú Ghraib.

Debe recordarse, además, que las armas de destrucción masiva que, de acuerdo a Bush y su infernal cuadrilla, tenía Saddam Hussein --“justificación” para la guerra-- … no existían. Fue otra de las tantas mentiras históricas que, desde 1801, han dicho los jefes del Imperio para comenzar sus guerras invadiendo o bombardeando a otros países.

(Digamos una vez más que Iraq fue la cuna de la civilización hace más de diez mil años, el país en que miles de seres humanos dejaron la vida nómada y comenzaron la sedentaria, con el descubrimiento de la siembra, o sea de la agricultura organizada, dando inicio a la Revolución Agrícola. Miles de años después, el país, conocido como Mesopotamia, fue la cuna de las ciencias, las artes y las letras, como aquél que dice … casi nada)

En el verano del 2003, las tropas al mando del general Dempsey arrasaron muchas de las reliquias milenarias de Iraq y permitieron el saqueo del Museo de Bagdad, en el que se hallaban los artefactos más antiguos de la civilización, lo que probó, una vez más, que el terrorismo de Estado es el más terrible de todos los terrorismos, sobre todo si ese Estado es el imperio más poderoso de la historia.

O sea que, a partir del momento en que el Senado apruebe su designación, lo que se da ya por seguro, este señor va a dirigir las fuerzas armadas del Imperio.

Tal es la respuesta que Obama le da al pueblo de Estados Unidos que lo eligió por la promesa que le hizo de acabar, lo antes posible, con las guerras del Oriente Medio.

Lo bueno de esto es que Obama va a perder las eleciones del año que viene, y lo malo, que la va a ganar uno peor que él.

2-. La estafa y el crimen

Unos días después que se supo que el presupuesto de guerra del Imperio iba a ser, este año, de casi 600,000 millones de dólares, The Washington Post publicó una serie de artículos en la que se revela que el Pentágono gastó, en los últimos años, más de 32,000 millones de dólares en 22 programas de armas que resultaron abandonados antes de su conclusión.

Algunos analistas han subrayado que los motivos que se encuentran detrás de esta suspensión es que los programas no eran aplicables a la realidad de las guerras en el Oriente Medio.

Sólo con los 32,000 millones de dólares que el Pentagono malgastó se podían haber llevado a cabo numerosos programas de asistencia social y cultural. Por supuesto que esa fortuna no se ha “malgastado”, al contrario, ha ido a parar a las cuentas bancarias de los jefes de la industria bélica y de los líderes políticos y militares que han sobornado.

En todos estos años en que el Imperio ha gastado trillones de dólares en sus guerras, dinero que tiene que pagar el buen pueblo trabajador, millones perdieron sus empleos, negocios y hogares, y cientos de miles tuvieron que ir a vivir a la calle. Han sido eliminados muchos programas de ayuda federal que beneficiaban a escuelas, universidades, hospitales, círculos infantiles, enfermos mentales, desayuno escolar, ayuda a las familias pobres y a los niños con problemas de autismo y otras enfermedades, y a instituciones artísticas y culturales en general.

Así es el Imperio: todo para la guerra; nada para la salud, la cultura, el empleo, la niñez, la familia. Todo para la fuerza; nada para la conciencia.

3-. La protesta tardía

Un cable de EFE, divulgado ayer por la prensa, dice lo siguiente:

--El presidente Hamid Karzai, hizo críticas sin precedentes a las fuerzas de la OTAN en Afganistán, a las que avisó que serán consideradas "invasoras" si siguen los bombardeos contra civiles.

--En el transcurso de una comparecencia televisada, Karzai advirtió con gesto crispado a las fuerzas internacionales que "si no detienen los bombardeos contra nuestras casas, su presencia en Afganistán será la de un invasor" y "la historia muestra como reaccionan los afganos contra los invasores".

--Tras visitar ayer la localidad sureña de Nawzad, donde un bombardeo de la OTAN acabó el sábado con las vidas de doce niños y dos mujeres, Karzai se refirió a que los occidentales deben tratar a Afganistán "como un país aliado y no como uno ocupado"

--El pueblo afgano no puede tolerar más estos ataques a nuestros hogares –dijo--.

Después de estas palabras de Karzai, la vocera de la OTAN, Oana Lungesco, declaró textualmente:

--Los ataques a las casas en Afganistán son necesarios y continuarán (attacks o­n houses in Afghanistan are necessary and will continue)

Sobre esto, digamos lo siguiente:

A) El Sr. Karzai, quien fue impuesto por el Imperio y ha visitado varias veces la Casa Negra, quiero decir la Blanca, se ha demorado casi diez años para descubrir lo que el mundo entero sabe: que Afganistán es un país ocupado por el Imperio y sus cómplices de la OTAN.

B) La parte positiva de sus palabras es que, por primera vez, el Presidente de Afganistán reconoce, implícitamente, que todo el pueblo afgano está contra los invasores terroristas. El dilema no puede ser más evidente: o el Imperio y sus cómplices se retiran lo antes posible de Afganistán o en los próximos meses y años va a a haber una masacre de civiles mucho mayor que la que ya ha habido. La designación de Dempsey lo indica bien a las claras.

4-. ¿Revolución? ¿Bolivariana?

Unas semanas después de haber entregado al periodista Joaquín Pérez Becerra a sus verdugos, Hugo Chávez apresa al cantautor Guillermo Enrique Torres Cueter –Julián Conrado--, y anuncia que va a hacer lo mismo.

Es absurdo que mientras el pueblo de Venezuela está protestando por las criminales sanciones del Imperio a PDVSA, Chávez esté entregando a los revolucionarios colombianos al más estrecho aliado del Imperio en América Latina.

Hace dos años, Chávez decía que Juan Manuel Santos era el peor asesino de Colombia en toda su historia. Y tenía razón, como en todo lo demás que decía y hacía antes del cambio tan extremo y misterioso que dio hace menos de un año. Ahora se abraza a él, dice que es su mejor aliado y le entrega a sus enemigos para que los torture y asesine, como le ha hecho a tantos miles de revolucionarios y activistas obreros y campesinos.

Una cosa es que se critiquen ciertos métodos de las FARC, lo cual es comprensible, y otra que se le sirva de perro de presa al tirano Santos. La actitud de Chávez es  en extremo inaceptable.

Lo que ha hecho Chávez, al abrazarse con Uribe y  Santos, es como si Fidel Castro le hubiera dado un abrazo  a Luis Posada Carriles, antes del 2006, en algún país en que ambos hubieran estado de visita.  O peor, porque Posada es responsable de las 73 muertes del avión de Barbados y de la del turista Di Celmo, y no sé si de alguien más,   crímenes abominables de todas formas; pero Santos y Uribe han asesinado a decenas de miles de colombianos.

Toda la obra de Chávez queda en entredicho ante esta actitud cómplice con los peores esbirros de América, tan criminales como el Imperio.

He defendido a Chávez desde febrero de 1992. Y lo he hecho aquí, en Miami, en la trinchera de sus más fanáticos enemigos, venezolanos pitiyankis y yankis enteros de origen cubano ... pero hasta aquí llegué.

5-. ARDE BOGOTÁ POR EL ASESINATO DE GAITÁN

El Diario de la Historia, Bogotá, 10 de abril de 1948. El jefe liberal Jorge Eliécer Gaitán Ayala fue asesinado ayer, a la una y cinco de la tarde, por un joven que se le acercó en la esquina de la Carrera Séptima y Avenida Jiménez de Quesada, en pleno centro de la ciudad, y le hizo tres disparos con un revólver calibre 0.38.

--No me dejen morir –fueron sus últimas palabras--.

El doctor Gaitán fue llevado al Hospital Central, en el que murió unos minutos después.

El joven trató de huir, pero fue apresado por varias personas, entre ellas el cabo de Dragones, Carlos A. Jiménez, quienes lo llevaron a la contigua droguería Granada para alejarlo de quienes querían matarlo allí mismo.

Un amigo de Gaitán, que presenció el hecho, le preguntó al agresor:

--¿Por qué ha cometido usted este crimen ... de matar al doctor Gaitán?

--¡Ay, señor, cosas poderosas que no le puedo decir!

El joven alzó la cabeza e imploró:

--¡Ay, virgencita, sálvame … sálvame, virgencita!

La enfurecida turba que se reunió frente a la droguería sacó al joven del lugar y lo mató a golpes y cuchilladas. Era un joven trigueño de pelo un poco largo y barba descuidada, de nariz aguileña, baja estatura, delgado, de rostro duro aunque humilde, que vestía un traje gris-carmelita claro a rayas. Fue identificado como Juan Roa Sierra, de 27 años.

La respuesta del pueblo

La noticia del atentado corrió por toda la ciudad con la rapidez del relámpago y el retumbar del trueno.

Una hora después, bandas armadas convergieron en el centro de Bogotá desde los barrios marginales, en los que Gaitán tenía una gran popularidad. Portaban pistolas, revólveres, cuchillos, garrotes, martillos, tubos, palos ... todo lo útil para materializar la cólera. Miles de personas inermes, aunque furiosas, apoyaban a los rebeldes.

Hacia las cuatro de la tarde, una enardecida multitud se congregó en la Plaza Bolívar, pidiendo, a gritos, la inmediata renuncia del presidente conservador Mariano Ospina Pérez. El cadáver del joven asesino fue lanzado ante la puerta del Palacio de la Carrera, sede de la presidencia. Su rostro era una masa sanguinolenta e informe: no se le podían distinguir los ojos ni la nariz ni la boca. La sangre le corría de pies a cabeza.

Un grupo de rebeldes trató de penetrar en el palacio, pero fue repelido por la guardia presidencial, con el saldo de ocho muertos y decenas de heridos. Francotiradores del gobierno dispararon desde el techo de la catedral, matando a unas quince personas. Otro grupo atacó el Capitolio, en el que estaban reunidos, en ese momento, los cancilleres de las 21 repúblicas que asistían a la Conferencia Interamericana, dando candela a varias salas del recinto, rompiendo cristales, destruyendo muebles, vandalizando columnas y paredes, aunque sin agredir a los cancilleres.

Muchos vehículos de transporte público fueron virados o destruidos. Hubo decenas de sangrientos combates callejeros. Los saqueos se extendieron por toda la ciudad. La radio transmitía noticias, constantemente, sobre todo lo que sucedía.

Un joven de rostro cetrino y muy delgado se hallaba en una tribuna improvisada, junto a la Plaza Bolívar, y arengaba a la multitud con frases como éstas:

--¡Señores oligarcas, ya que no quisieron compartir el país con nosotros, vamos a arrasarlo hasta sus cimientos! ¡Ya que no quisieron darnos un lugar en el país, no habrá país para nadie!

La candela

Amparado, luego, en las sombras de la noche, el pueblo incendió cientos de edificios, entre ellos varios ministerios y el Palacio San Carlos, sede de la Cancillería. El gobierno decretó la Ley Marcial en todo el país.

Varias unidades de la Policía Nacional, formada en su mayoría por gaitanistas, se unieron a la rebelión. El ejercito, empero, se mantuvo a las órdenes del presidente Ospina Pérez y varios tanques de guerra llegaron frente al Palacio de La Carrera para protegerlo.

Brotes de violencia se han reportado en otras ciudades. Un grupo asaltó la sede del gobierno en Cali y aún controla la tercera ciudad del país.

Hacia la medianoche, hubo un combate ante la embajada de Estados Unidos, con un saldo de varios muertos. Los rebeldes trataban de tomar por asalto la sede diplomática.

Aunque el gobierno ha dicho que la protesta ha provocado unos cien muertos, se cree que pudieran llegar a más de dos mil en todo el país.

Al anochecer, prosiguieron los incendios. La furia popular puso en ascuas una parte del centro histórico y otras zonas de la ciudad. La rebelión devino en un fenómeno meteorológico: la fría Bogotá se ha convertido en una hoguera.

La Conferencia

La presencia en la ciudad de los cancilleres de América, que asisten a la Novena Conferencia Panamericana, ha dado a la rebelión un gran revuelo internacional.

El general George C. Marshal declaró hoy que el crimen de Gaitán y la rebelión de Bogotá responden a un plan de Moscú para hacer de Colombia el primer país comunista del Continente. Algunos analistas opinan, sin embargo, que esta acusación del Canciller de Estados Unidos pertenece a la retórica de la Doctrina Truman y de este nuevo conflicto, no armado aún, entre Estados Unidos y la Unión Soviética, al que algunos llaman Guerra Fría, así como varios periodistas ya le llaman a esta sangrienta explosión popular El Bogotazo.

El Tribuno del Pueblo

Jorge Eliécer Gaitán Ayala nació en Cucunubá, Departamento de Cundinamarca, a 88 kilómetros al norte de Bogotá, el 26 de enero de 1898. Tenía al morir, pues, 50 años (otros documentos señalan su nacimiento en 1903, por lo que en este caso tendría al morir 45 años) Se graduó de abogado en la Universidad Nacional, en 1924, después de presentar como tesis de grado “Las ideas socialistas en Colombia”, y realizó estudios de postgrado, con gran distinción, en la Real Universidad de Roma, en la que obtuvo el doctorado en jurisprudencia.

Desde muy joven militó en la vertiente más populista del Partido Liberal. Como miembro del Congreso, dirigió un debate en septiembre de 1929, sobre los asesinatos de varios obreros que trabajaban en la United Fruit Company y exigían mejoras laborales en el Departamento del Magdalena, hecho que es conocido como la Masacre de las Bananeras. Por esta campaña congresional en favor de las clases más humildes, Gaitán recibió el apelativo de "Tribuno del Pueblo".

Dos años después fue elegido presidente de la Cámara de Representantes, y a los pocoss meses, fue nombrado catedrático de Derecho Penal en la Universidad Nacional y en la Universidad Libre, de la que llegó a ser Rector. Recibió un gran apoyo del campesinado por sus campañas contra el latifundismo y en favor de la Reforma Agraria para favorecer a las familias sin tierras.

En 1933, creó la "Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria" (UNIR) y fundó el periódico "El Unirismo", pero al poco tiempo se unió al Partido Liberal como una forma más práctica de llegar al poder y llevar a cabo sus ideas socialistas.

En 1934 fue alcalde de Bogotá y, en 1940, como Ministro de Educación, llevó a cabo una gran campaña de alfabetización a nivel nacional. Después fue senador.

En las pasadas elecciones, de 1946, fue candidato a la presidencia por el ala disidente del liberalismo, cuyo partido había postulado ya al doctor Gabriel Turbay, división que provocó la elección del candidato conservador, Ospina Pérez.

Se cree que en los próximos comicios hubiese sido candidato único del Partido Liberal, pues Turbay murió hace unos meses en París, y se daba por segura su elección, no sólo porque los dos candidatos del liberalismo habían obtenido más votos que el candidato único de los conservadores, sino porque la popularidad de Gaitán había aumentado después de las elecciones.

Audaz maniobra burguesa para evitar el triunfo de la Revolución

A pesar de la sangre y destrucción que el vil asesinato del líder liberal ha causado, la rebelión ha sido neutralizada hoy por una de las maniobras políticas más hábiles, y malignas, que recuerda la historia de América, en que los representantes del capitalismo, liberales y conservadores, retienen el poder y el pueblo es marginado una vez más.

Darío Echandía, sustituto de Gaitán en la dirección del Partido Liberal, a quien anoche la radio rebelde señalaba como jefe de la Junta Revolucionaria que había derrocado al presidente Ospina, fue nombrado, esta tarde, Premier y Ministro del Interior del gobierno que sigue presidiendo Ospina.

El nuevo consejo de ministros, de trece carteras, está integrado por seis conservadores, seis liberales ... y un llamado independiente que es, realmente, de tendencia liberal –el general Germán Ocampo, Ministro de Guerra—, lo que sugiere una ventaja liberal en el gobierno de un presidente conservador. O sea que los dos ministros que van a dirigir a las fuerzas armadas para vencer una rebelión liberal contra un gobierno conservador, son liberales.

Todo es, por supuesto, cuestión de forma: la diferencia que hay entre liberales y conservadores es sólo semántica, igual a la que hay en Estados Unidos entre “demócratas” y “republicanos”. Son los dos rostros de una sola moneda

(Nota al margen: Sesenta y tres años después del asesinato de Gaitán y del inicio de la Revolución, el pueblo colombiano sigue luchando, con gran heroísmo, ante la indiferencia de unos y la traición de otros)

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