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En un curioso país en que a los asesinos los declaran inocentes y a los inocentes los declaran asesinos Imprimir E-mail
Sábado, 16 de Julio de 2011 01:52
Caylee: hay muchas protestas en este país por la absolución de su madre, pero ninguna por los miles de niños que el Imperio asesina con sus bombas. Caylee: hay muchas protestas en este país por la absolución de su madre, pero ninguna por los miles de niños que el Imperio asesina con sus bombas.

Carlos Rivero Collado

Una madre es absuelta de asesinar a su hijita, a pesar de que todas las evidencias prueban su absoluta culpabilidad; y se demuestra la inocencia de muchos condenados a muerte.

(Nota: no suelo escribir sobre crímenes comunes ni asuntos de policía, pero el caso de esta niña va más allá de esos límites  y se convierte en la imagen de un país y el reflejo de un pueblo)

--The end justifies the means. This is the happiest that I've been in a very long time. I hope that this happiness will continue to grow (El fin justifica los medios. Esto es lo más feliz que he estado en mucho tiempo. Espero que esta felicidad continúe) --escribió Casey Anthony, en su diario, el 21 de junio del 2008, unos días después de asesinar a su hijita Caylee, colocándole cinta adhesiva sobre la nariz y la boca--.

1-. EL VEREDICTO

El pasado martes 5 de julio, un jurado absolvió a Casey Anthony de haber asesinado a su hijita Caylee, de dos años, en junio del 2008, y la condenó a cuatro mil dólares de multa y un año de privación de libertad por mentirle cuatro veces a las autoridades que investigaban la muerte de la niña. Como había estado en la cárcel por casi tres años, esperando juicio, saldrá en libertad pasado mañana, domingo 17.

El juicio se celebró en la ciudad de Clearwater, próxima a Tampa, a unos 130 kilómetros al noroeste de Orlando, ciudad ésta en que se cometió el crimen y que se halla en el centro de la Florida, a unos 320 kilómetros al noroeste de Miami.

Al leer el vocero de la corte la decisión del jurado, hubo un ruidoso vocerío entre el público que asistía a la sala del juicio. Una hora después, cientos de personas se manifestaron con cartelones que decían:

Casey assassin! Justice for little Caylee! Members of the jury are blind and deaf! (¡Casey asesina! ¡Justicia para la pequeña Caylee! ¡Los miembros del jurado son ciegos y sordos!

Se espera que este domingo las protestas sean mayores. Casey tendrá que vivir en un lugar protegido por la policía o mudarse a un sitio adonde nadie sepa quién es ni se le pueda localizar. La gran mayoría cree que no se ha hecho justicia y en la historia de este país ha habido muchas personas que se han tomado la justicia por sus manos, como en el caso de los miles de negros que lincharon sólo por ser negros y el de los miles de chinos que asesinaron sólo por ser chinos. Lo de Casey sería lo contrario.

(Ayer se anunció que, en pocos días, Casey cambiará su nombre, todos sus datos personales y su lugar de residencia, pero no podrá borrar el recuerdo de su crimen)

Se le llama, en este país, El Juicio del Siglo 21 por sus incidencias tan asombrosas, el dictamen tan absurdo y los 230 millones de estadounidenses que han estado muy pendientes del largo proceso a través de todos los medios de información masiva.

Es evidente la atención en extremo exagerada que aquí siempre se le presta a los hechos de sangre. La morbosidad impera. El capitalismo salvaje se disfruta a sí mismo.

En varias encuestas nacionales hechas después del juicio, un 66% está convencido de la culpabilidad de Casey y sólo un 16% considera que existían dudas razonables y que fue justa la decisión del jurado.

Veamos, paso por paso aunque en forma simple, la evolución de lo sucedido en este famoso caso.

2-. EL PROCESO

A-. De acuerdo al testimonio posterior de George y Cindy Anthony, padres de Casey, ésta sale de su casa el 16 de junio del 2008 con su hijita (tres años después, en el juicio, el abogado defensor demuestra que George había abusado sexualmente de Casey desde que tenía ocho años, y que, Lee, su hermano, había tratado de hacerlo)

B-. El 18 de junio, Casey le pide prestada una pala a su vecina, Brian Burner, y se la devuelve unas horas después.

C-. Hay fotos que muestran a Casey en una fiesta, bailando con visible alegría, en la discoteca Fusión, de Orlando, el 20 de junio.

D-. El 24 de junio, Casey y un amigo rompen un cobertizo en la casa del padre de ella y le roban un recipiente lleno de gasolina para echárselo a su automóvil, que estaba varado. El padre la descubre y la reprende. Ella le dice que Caylee está con la nana –babysitter o cuidañinos-- Zenaida Fernández González –Zanny-- (en el juicio, se prueba que esta señora existe y vive en Orlando, pero nunca conoció a Casey ni a Caylee ni a ninguno de sus familiares)

E-. Casey le dice a sus padres que se va a vivir a Tampa porque ha conseguido un trabajo en Universal Studios –una especie de Disneyworld sobre las películas de Hollywood--. Vídeos de seguridad de varios lugares de Orlando prueban, sin embargo, que permaneció en esa ciudad al menos hasta el 15 de julio.

F-. El 28 de junio, el automóvil de Casey es removido de un estacionamiento después que se reporta abandonado.

G-. George y Cindy recogen el coche de Casey y pagan los gastos de la grúa que lo removió. George siente un olor muy penetrante que surge del vehículo, como el que emana de un cuerpo descompuesto. Muy alterada, Cindy llama a la policía y le dice:

--I found my daughter's car today and smells like there's been a dead body in the damn car (Encontré el automóvil de mi hija hoy y huele como si hubiese habido un muerto en el maldito coche).

Cualquiera pudiera entender que la madre de Casey estaba señalando que podía tratarse del cadáver de la niña, o sea estaba inculpando a su hija; pero durante el juicio adoptó la posición contraria e hizo todo lo posible por encubrir el crimen diciendo que la niña se había ahogado en la piscina de su casa un mes antes de esa llamada de ella a la policía. Nadie entiende que la abuela de la niña hubiera esperado tres años para decir eso y que no hubiese llamado a la policía al "ahogarse" la niña, ni que la policía no le hubiese preguntado por el acta de defunción o el lugar en que la habían enterrado.

No hay ninguna madre en el mundo que no le informe de inmediato a la policía la desaparición de su pequeña hija ni ninguna abuela que no le reporte a las autoridades que su nieta acaba de morir ahogada en una piscina, a no ser que se trate de locas o asesinas, pero si son personas, más o menos, normales es, sencillamente, imposible. Eso pudiera suceder en una isla desierta o en una zona tan apartada en que no haya ninguna forma de autoridad; pero estas personas vivían en un centro urbano de intensa actividad, sede de Disneyworld y Sea World, las mayores atracciones turísticas de Estados Unidos, en que la policía local se mantiene en alerta las 24 horas del día.

Esta es la evidencia circunstancial, o indirecta, más fuerte de que Casey fue la asesina –por ley tenía que ser condenada por lo menos a cadena perpetua sin derecho a parole-- y que sus padres la encubrieron, delito que conlleva hasta diez años de presidio. En Estados Unidos ha habido cientos de miles de acusados que han sido condenados a muerte o a muchos años de presidio por evidencias mucho menos poderosas que éstas.

Uno de ellos fue Timothy McVeigh, a quien se le acusó de destruir con una poderosa bomba, en abril de 1995, el edificio federal de Oklahoma City, matando a 168 personas. No hubo ningún tipo de evidencia directa, todas fueron evidencias circunstanciales, muy débiles en comparación con las del caso de la niña Caylee. McVeigh fue ejecutado el 11 de junio del 2001. Unos meses antes de morir confesó su culpa, pero eso no cambia para nada el hecho de que cuando fue condenado, las evidencias eran muy insuficientes.

También se puede mencionar el caso de los esposos Julius y Ethel Rosenberg, a los que se ejecutó, el 19 de junio de 1953, caso en el que no hubo ni siquiera evidencias circunstanciales, sino tan sólo la falsa delación de los verdaderos espías atómicos, David Greenglass, hermano de Ethel, y Harry Gold. Al desintegrarse la Unión Soviética, un alto oficial de Inteligencia reveló que los esposos Rosenberg sólo habían entregado secretos industriales que no tenían nada que ver con la bomba atómica, delito por el que cualquier país los hubiera condenado a unos cinco años de presidio. O sea fueron asesinados.

H-. El 29 de junio, Casey regresa a la casa de sus padres, les dice que no le resultó lo de su empleo en Tampa y que la niña había sido secuestrada hacía un mes por Zanny (en el juicio, se probó que la nana no pudo secuestrar a la niña porque ni siquiera sabía que existía; ésta es también otra de las evidencias circunstanciales más fuertes sobre la culpabilidad de Casey)

I-. A mediados de julio, Casey llama a la policía y le dice que la niña ha estado desaparecida por un mes. Esta llamada es posterior a la que la madre había hecho diciendo que había sentido un olor muy penetrante en el auto de su hija, "como si fuera el de un cadáver".

J-. Comienza la investigación oficial sobre la desaparicion de la niña. Casey lleva a la policía al sitio en que dice que había visto a la niña por última vez un mes antes: un departamento vacío en el que, según ella, vivía Zanny. La policía comprueba que Zanny jamás había vivido en ese lugar. Casey le dice a la policía que trabaja en los Estudios Universal de Tampa. La policía va con ella hasta allí y comprueba que no había trabajado en ese lugar desde hacía dos años.

K-. El 14 de octubre, Casey es acusada de asesinato en primer grado por la muerte de su hija y por cuatro cargos de mentirle a la policía en la investigación del caso, e internada, sin fianza, en la cárcel del condado Orange, al que pertenece Orlando (Casey había sido arrestada la primera vez el 16 de julio del 2008 acusada de "desestimar el bienestar de su hija". Salió en libertad bajo fianza, cometió varios delitos de robo y estafa y regresó a la cárcel dos veces más hasta el 14 de octubre en que se le hizo el encausamiento por asesinato)

L-. El 11 de diciembre, los restos de Caylee son descubiertos en un área boscosa cercana al hogar de la familia Anthony. Tenía restos de cinta adhesiva sobre la boca y la nariz (unos meses después, en febrero del 2009, la oficina del fiscal prueba que el mismo tipo de bolsa de tintorería, cinta adhesiva y bolsas plásticas encontradas en la escena del crimen son iguales a las que había en la casa de los padres de Casey en que ésta vivía con su hijita; el documento también señala que Casey le había dicho a la policía que una manta tipo Winnie, the Pooh se había desaparecido de su casa ... el mismo tipo de manta que se había encontrado junto a los restos de la niña. La fiscalía prueba, además, que en el maletero del coche de Casey había compuestos químicos que se usan para acelerar la descomposición de cadáveres)

Hay cientos de detalles más sobre este caso, pero no los voy a mencionar porque sería interminable el artículo. Con lo que ya está expuesto, tengo la lejana sospecha que el estimado lector se habrá dado cuenta que la absolución de Casey y el no encausamiento de sus padres por encubrir el crimen, han sido dos inmensos errores jurídicos.

3-. JUSTICIA DE ULTRATUMBA

Veamos ahora lo opuesto al caso de Casey, en que inocentes son condenados como asesinos, se pasan muchos años en el corredor de la muerte hasta que, en algunos casos, se demuestra su inocencia. A veces la prueba de su inocencia les ha llegado ... después de muertos.

En un estudio realizado, hace algún tiempo, se plantea que todos los años casi 10,000 personas son condenadas injustamente en Estados Unidos por delitos graves, muchos de ellos asesinatos. El estudio fue realizado por los profesores C. Ronald Huff de Ohio State University, Arye Rattner, de la Universidad de Haifa, en Israel, y  Edward Sagarin, del Washington Square College de Nueva York.

El análisis se basó en el testimonio de 188 jueces, fiscales, defensores públicos, alguaciles y policías y planteaba que el factor más importante en las injustas decisiones es el errado testimonio de supuestos testigos oculares de los crímenes.

El profesor Huff consideró que un 0.5% de las convicciones por delitos graves que ocurrieron en este país, en 1990, fueron hechas debido a errores judiciales, o sea que de 1.993,880 convicciones, unas 9,969 fueron injustas.

Hoy, veintiún años después, esas cifras son mucho más dramáticas.

Huff citó, como ejemplo, el caso de William Jackson, de Columbus, Ohio, que se pasó cinco años tras las rejas por violaciones sexuales que luego se determinó que habían sido perpetradas por un médico que se le parecía físicamente. Huff escribió:

--Nadie podrá saber nunca la cantidad de mujeres que el doctor Jackson violó mientras el falso acusado estaba en prisión. Tuvo cinco años más para continuar sus violaciones en serie.

En otros estudios realizados en años más recientes se relatan algunos casos, entre muchos, de condenados a muerte que eran inocentes, como los de:

* Ray Krone, fue condenado por asesinato y estuvo diez años en el corredor de la muerte en un presidio de Arizona. Fue liberado en el 2,002 después que pruebas de ADN demostraron su inocencia. Fue el prisionero #100 sacado del corredor de la muerte desde 1973.

*Madison Hobley, Aaron Patterson, Stanley Howard and LeRoy Orange, fueron liberados en Illinois en el 2003, después de pasar varios años en el corredor de la muerte. Habían sido condenados a la pena máxima debido a las falsas confesiones que el jefe de la policía de Chicago, John Burge, y otros dos oficiales, habían obtenido mediante numerosas sesiones de tortura.

*Jonathan Hoffman fue exonerado, en el 2007, en Carolina del Norte, después de pasar nueve años en el corredor de la muerte. Se demostró en el juicio que el fiscal había hecho un acuerdo secreto con el principal testigo de cargo para que acusara a Hoffman de un crimen que no había cometido.

Entre las causas que numerosos juristas señalan como las más importantes en la convicción errónea de un acusado están:

* Mala conducta por parte de la policía o las autoridades judiciales.

* Inadecuada representación legal.

* Perjurio en los testimonios.

* Errores de los testigos.

* Prejuicios raciales.

* Delaciones falsas de otros encarcelados.

* Mala interpretación o supresión de evidencias que eliminarían la condena.

* Presión de la comunidad para que se resuelva el caso de una forma o la otra.

Hubo instancias  en que la justicia les llegó demasiado tarde a algunos condenados, como en los casos de:

Jesse Tafero, juzgado por el asesinato de dos policías, en Florida, en 1976, condenado a muerte y ejecutado en 1990, a pesar de que el verdadero asesino, Walter Rhodes, había confesado su culpa antes de la ejecución. Curiosamente, a Rhodes lo condenaron a cadena perpetua.

Wayne Felker, condenado a muerte por la violación y asesinato de una mujer, en Georgia, en 1981. A pesar de que sus abogados presentaron numerosos testimonios científicos que probaban que él no podía haber cometido ese crimen, Felker fue ejecutado en 1996. Cuatro años después, su caso fue reabierto y pruebas de ADN determinaron su inocencia.

Cameron Willingham, fue ejecutado en Texas, en el 2004, por haber iniciado un fuego, en 1994, en el que murieron sus tres pequeñas hijas. Dos años después de la ejecución, numerosas evidencias probaron que Willingham no había perpetrado tan monstruoso crimen.

Hay muchos otros ejemplos, por supuesto, pero con éstos, tomados como modelos, es suficiente.

4-. LOS NUEVOS HERODES

¿Sintieron escrúpulos los miembros del jurado en condenar a Casey Anthony, una muchacha tal vez enloquecida por las drogas y las terribles presiones del capitalismo salvaje, por la muerte de una sola niña en un país en que ha habido, por ejemplo, un Franklyn Delano Roosevelt que nunca fue llevado a juicio por el asesinato cobarde, o sea de lejos, de decenas de miles de niños en el barrio obrero de Tokío, el 9 y 10 de marzo de 1945, y en Dresde, de febrero a abril del propio año, monstruosos bombardeos incendiarios que tuvieron su previa autorización? ¿O un Harry Truman que jamás fue condenado por los 50,000 niños que fueron quemados vivos en Hiroshima y Nagasaki? ¿O un Lyndon Johnson, un Richard Nixon y un Gerald Ford que nunca fueron castigados por los cientos de miles de niños que asesinaron en Indochina en los años 60 y 70? ¿O un Ronald Reagan, un George Herbert Walker Bush, un Bill Clinton, un George Walker Bush y un Barack Obama que no han sido ni siquiera enjuiciados por los cientos de miles de niños que han asesinado en las interminables guerras del Imperio desde 1980?

¿Pensaron, acaso, en las miles de bombas que todos los días caen sobre el pueblo de Libia y en los tres pequeños nietos del presidente Gadafi, despedazados por las propias bombas?

¿O, tal vez, se acordaron de cuando, en el verano del 2008, Hillary Clinton amenazó a Irán con asesinarle a sus setenta millones de habitantes arrasándolo con bombas nucleares? ¿O vislumbraron que unos días después de la absolución de Casey, esa propia terrorista nuclear le iba a decir al presidente de Siria que tenía que abandonar el poder y marcharse de su propio país, como le había dicho a Gadafi unos meses antes y a Ahmadinejad en el 2008?

¿Pensaron, tal vez, en los millones de niños que hubieran muerto en Irán o en los cientos que han perecido en Libia o en los muchos que pudieran morir en Siria si hay una intervención extranjera?

¿O fue un escrúpulo mayor el que tuvieron por los casi diez millones de niños que mueren todos los años en el mundo víctimas del hambre y las enfermedades que son efectos de la desnutrición .... 821,000 todos los meses ... 190,000 todas las semanas ... 27,000 todos los días ... 1,125 cada hora ... 19 cada minuto ... uno cada tres segundos?

¿Se habrían dado cuenta, además, que en las diez horas en que se demoraron para tomar su decisión, habían muerto de hambre, y sus consecuencias, unos 11,250 niños y que, en comparación, la culpa de esta asesina solitaria era insignificante, aunque su abominable crimen hubiese sido el de matar a sangre fría a su propia hijita, una bella niña inocente de rostro tan tierno?

 
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