Por lo tanto, veo necesario y oportuno desmantelar algunos prejuicios infundados por la sociedad y los medios de comunicación ante conceptos como “democracia representativa” y el “Estado democrático de Derecho” (lo de Social es un tema aparte en el que no me inmiscuiré ahora mismo).
Durante la primera mitad del siglo XIX existió un filósofo llamado Juan Donoso Cortés que elaboró ciertas teorías acerca de quien debía legislar. Su manera de pensar consistía en que las personas inteligentes debían de ser los que gobernasen, los que dictaran las leyes y los que decidiesen el futuro de una nación, el pueblo por sí solo no era capaz de decidir por si mismo. Los argumentos que dio hace dos siglos siguen presentes de manera íntegra en la sociedad pasados por alto gracias a conceptos como representación directa e indirecta y un lenguaje político y demagogo que infravalora nuestra capacidad de raciocinio y de decisión. Procederé a analizar y valorar personalmente tales argumentos:
1ª. El principio de la soberanía popular es ateo. Si el pueblo tiene la soberanía no la tiene Dios, por tanto iría en contra de la naturaleza de las cosas, conllevaría al caos total. Los hombres podrían casarse con hombres, las mujeres podrían casarse con mujeres, existiría el aborto, la igualdad de oportunidades, la igualdad económica, en fin, una serie de cosas que romperían con la idea de la desigualdad natural que sigue presente en nuestros días y que el sistema educativo actual ha quebrado una pizca al conseguir que el hijo de un albañil pueda acabar siendo diplomado en Derecho o Medicina.
2º. Tiránico y contrario a la Justicia. Donoso se basa en que si el pueblo no tiene obligaciones no puede ser soberano. Un rey o un diputado son soberanos porque tienen obligaciones con el pueblo ya que buscan lo mejor para cuando meten entre rejas a alguien que roba una barra de pan o a un disidente político. Un obrero que trabaja en el campo y con sus impuestos sufraga los gastos en sanidad, campañas políticas y educación no, el no tiene ninguna obligación, excepto la de dar de comer al poder político, a sus hijos y a los hijos de sus hijos, amén.
3º. Contrario a la inteligencia. Aquí entra el pilar básico de la sofocracia. La inteligencia es desigual e iguales las voluntades, osease, sólo es posible la democracia si la localizamos en la voluntad. En este caso, si pudiésemos decidir todas las personas por igual no sería justo porque una persona sin el bachillerato no tiene la opción de decidir como un Licenciado. La valoración y elección de uno vale más que otro. No cuenta Donoso Cortés con la opción de que antes de tomar las decisiones unas personas especializadas expliquen los motivos y las posibles consecuencias de las decisiones posibles para que cada uno valore y elija lo que es necesario, no cuenta con que el asamblearismo no es una simple discusión de taberna, se dedica a insultarlo e infravalorarlo. Según su opinión, el pueblo es tonto, y los tontos no pueden gobernar. Si hubiésemos nacido hijos de un millonario que pudiese sufragar nuestros estudios en Harvard, nuestros masters y cursos de idiomas pues podríamos acabar quizás de presidentes del gobierno codeándonos internacionalmente con otras ratas de la misma calaña. No hay nada más que ver el nivel de inglés que tienen Aznar o Zapatero para saber que sólo los inteligentes pueden llegar a elegir por nosotros, no hay nada más que ver su habilidad oratoria. En conclusión, que no gobierna el más inteligente, sino el más listo, el que sabe donde arrimarse.
4º Es imposible. La ley tiene que ser expresión de la razón o de la voluntad genera. En el primer caso deben hacerlo las personas inteligentes conforme a la razón, en el segundo caso sería imposible que se hiciese conforme a la razón porque ¿vamos a dejar que confeccione leyes un ignorante, un niño o un loco? Este es el elemento más absurdo y demagogo de todos. ¿Acaso no está más loca aquella persona que manda a miles de personas a guerras absurdas? ¿Acaso no está más loca aquella persona que no establece medidas para evitar la especulación enviando a unos al paro y a otros a la calle¿ ¿Acaso no está más loca una persona que ante las protestas públicas se encarga de enviar a sus perros policías a sofocar las revueltas a base de palos?
Ellos han montado un sistema en el que solo los mejores son capaces de decidir, los mejores nos llevan al fracaso y alegan que la soberanía popular real es utópica y conllevaría al desastre. Sin embargo estamos rodeados de desgracia, muerte, pobreza y nos apuntamos con armas nucleares unos a otros a pesar de que los inteligentes, las personas adecuadas son las que gobiernan. Entonces ¿dónde está el problema?
Dejemos a un lado el gobierno de la inteligencia aristocrática y abramos paso al gobierno de la bienaventuranza popular. No votes.