antipatriarcales, antifascistas, antiimperialistas

antipatriarcales, antifascistas, antiimperialistas

buscar

Síguenos en Twitter:

Insurrectasypunto es integrante de

Apostasía Colectiva en Argentina

Venezuela: Línea Aborto

Información Segura

Telef: 0426 - 1169496

 

La psicóloga normal, una desmentida trans* Imprimir E-mail
Viernes, 28 de Diciembre de 2012 15:49

Cecilia Galcerán 

¿Qué sos?, pregunta el entrevistador a Marlene Wayar, quien se autonomina trans y está contando en esta entrevista radial cómo fue su tránsito por la escuela. 

 

Yo, soy esta experiencia. Contesta ella, y empieza a hablar de la necesidad de definirse a sí misma, hacerse a sí misma y dice que eso tiene que ver con, en sus palabras dicho:

 

…darse cuenta, ¿no?, de lo aterrada que una está a caer en una zona de exclusión total en donde ni siquiera se te concibe. O sos mujer, o sos hombre, o sos nada. Y yo era esa nada. Y una le quiere, en la desesperación, poner nombre, poder entender, darle inteligibilidad a su propio ser, para el otro, para la otra, entonces por supuesto decís: algo pasó (…) algo en la naturaleza se erró. Y en realidad no hay nada más errado, nunca más errada que cualquier cosa que le pueda pasar a la experiencia humana… [Porque] precisamente las personas, por pertenecer a eso específico, nuestro, que es la cultura, realmente estamos sobre el error, sobre el caos, expuestas a la contingencia. Y somos demasiado jóvenes, de adolescentes, como para poder entender esto, y nadie te lo explica. En la escuela te dicen: sos nena o sos varón y no hay medios. Y bueno, una, ante la desesperación intenta explicarlo diciendo “soy una mujer en el cuerpo de un hombre, o soy un hombre en el cuerpo de una mujer”; y podernos sacar esto de encima y decir: no, somos una construcción diferente, nueva, autónoma, propia, pensada, es todo un tema[1]
 
Marlene acaba de meterse con el régimen de subjetivación patriarcal. Se metió con la terapéutica de ajuste al  orden simbólico de lo normal. Se metió con el poder de la cura que le exige la muerte simbólica de su identidad autopercibida para que la paz de los propietarios de la heteronormatividad no se perturbe. Se metió con el poder de captura de lenguas y territorialidades disidentes a dicho régimen; pues denuncia el modo hegemónico y opresivo de producción de sujetos en varones y mujeres. Se metió con el ojo-control [2] que establece qué es lo que está mirando, lo clasifica, le indica cómo tiene que verse, cómo tiene que funcionar, según qué valores previstos para su sexo-género, qué tipo de relaciones debe desear, qué lugar ocupará en la distribución de afectos, bienes y servicios en el mercado laboral, económico y sexual y al final, indicarle por qué, con todo eso, no consigue tener un orgasmo.

En lo que nos toca, se metió con la capacidad de escucha como campo de legitimación de lenguas/cuerpos fugadas de la puesta en orden de lugares que opera la heterosexualidad como institución política. Los movimientos de mujeres y feministas, y más furiosamente el activismo de disidencia sexual, al poner en cuestión la organización social de los sujetos en tanto seres sexuados haciendo que unas vidas sean más vivibles que otras, pone en cuestión los mecanismos de producción de subjetividad. Y en psicología, eso es preguntarse sobre lo normal.

Lo que las vidas trans provocan es una interpelación radical a las prácticas políticas de sujeción. Lesbianas y gays plantean una zona de influencia crítica contra los procesos de normalización; sin embargo, la contundencia de esa zona fronteriza de lo innombrable que deviene trans trastoca la potencia encarnizada de la que puede ser capaz la intervención terapéutica.
Y en este sentido, ¿qué es la patologización si no el mecanismo de encierro en el exterior de la normalidad?

Las subjetividades disidentes y trans nos interpelan sobre el modo con que construimos nuestro oficio. Ponen en cuestión en qué medida nuestro trabajo habilita o clausura formas de lo vivible que no pueden ser decodificadas por una racionalidad que todavía se pretende universal, monolingüista, a-histórica, por lo tanto a-política, y fundamentalmente, inmune.

Cuando Marlene dice yo soy esta experiencia está historizando la identidad. Está diciendo que esa identidad es viva, móvil, no fija, performativa y al mismo tiempo producto de una subjetividad dominante que otorga determinados elementos para volverla legítima, sana, normal. Y la contextualiza en una economía política de los cuerpos. Algo que las feministas advirtieron: nuestra inscripción como sujetos dentro de las relaciones sociales como relaciones de poder tiene que ver con ser habladxs por otros y desdecidos en la carne, dice valeria flores. Lo que requiere, al mismo tiempo, el silenciamiento sistemático de las formas de vida que no se ajustan al falo-logo-centrismo.

Digo silenciamiento y no puedo dejar de mencionar el tremendo valor simbólico de la lucha de Madres, Abuelas, Familiares, H.I.J.O.S., víctimas y sobrevivientes de la última dictadura cívico-militar con la problematización de la figura del desaparecido como identidad política. Y sobre todo, con la restitución de nietas/os apropiados. Sugiero ir a presenciar los juicios contra los genocidas, constituyen un laboratorio de desarme epistemológico que restituye el cuerpo en profesiones como la nuestra donde siempre es intervenido, interpretado, traducido.

A vivir con opresión se aprende, dice Gayle Rubin. Y muestra qué indispensable es que niñas y niños aprendan a aceptar y ejercer la desigualdad social. A grabar el modo correcto de pensar los pensamientos que deben ser pensados, los sentidos en la sexualidad según la erótica penetrante/penetradx, a sensibilizar algunas zonas en detrimento de otras en todo el perímetro carnal de su emocionalidad, para que toda su existencia hable la lengua de la colonización, y que esa educación (domesticación) se haga con amor, sea clave. No nos meteremos aquí con los sistemas de parentesco, ni con la familia, el matrimonio, la monogamia, la religión, ni con el estado, pero están bajo sospecha.

La psicóloga feminista que entiende su oficio como práctica política no puede aceptar los términos que la lengua dominante le asigna. Ella se mueve desde otro lugar. Su participación es contingente. Sus saberes activan en igualdad de condiciones con los saberes de su interlocutora. El poder no se tiene, se materializa en la producción colectiva de conocimiento. Dentro de su movilidad política, su alcance está en generar las condiciones materiales de posibilidad donde entren a jugar las categorías sociales que atraviesan el cuerpo, la lengua, el deseo; hablo de raza, clase, etnia, cultura de origen, edad, ubicación geográfica, identidad de género, etc. Trama el encuadre con el punto de vista del relato en primera persona para dar lugar a la inteligibilidad del pensar/sentir/hacer en los propios términos. Contextualizar y problematizar la fijación de significados, representaciones, prácticas, y valoraciones con relación a la descolonización de la subjetividad es su ética des-edipizadora.

“Normal es un acto de dominio”, dice valeria flores en su bravísima obra titulada Deslenguada. Desbordes de una proletaria del lenguaje, y me hace pensar en que permitirnos ser interpeladxs como psicólogxs nos preserva de ejercer la violencia simbólica de la que habla Bourdieu, por la cual sometemos a otrxs al poder dominante al que precisamente damos batalla. Dejarnos interpelar en nuestras prácticas implica dejarnos interpelar en nuestra propia identidad subjetiva. Lo que no habilitemos en nosotrxs, no podremos habilitarlo en nuestras prácticas, y lo que clausuremos en nosotrxs, lo clausuraremos en el espacio terapéutico, que es donde la praxis de la que hablo, impacta. Y no sobre la mente de otro concebido como ser subalterno, es decir, como psicoanalizando.

Para terminar, quiero dejar otra herramienta epistemológica que nos acerca el feminismo, afinada por las vidas trans, me refiero a la violencia material de la opresión. Y venga acá mi reconocimiento público al activismo de profes y estudiantes del Mocha Celis, espacio político-pedagógico trans donde se experimenta un vivo contrapoder a esa violencia material. Apelo, entonces, para que sea su voz la que cierre esta breve exposición, a otro tramo de la entrevista con Marlene, quien situada en los años que vivió en situación de prostitución, relata las marcas que operó la normalización de la heterosexualidad sobre su cuerpo/su vida:
 
Entrevistador:¿Qué representó esto con relación a la policía, las fuerzas de seguridad y lo que implicó sobre tu cuerpo, esa experiencia?
Marlene: El pago. Este tremendo pago que hay que hacer por no cumplir lo establecido; y cómo es el sistema operativo de una sociedad que quiere controlar que nada se vaya del orden. Entonces si no somos productivos de una manera y un sentido, y de alguna
manera podemos desestabilizar el sistema, somos penados, severamente penados,  ¿no?
E.:Ahora me acuerdo, Marlene, que hace unos meses estuvimos con Lohana Berkins, y ella había sacado la cuenta que cada una de esas pequeñas detenciones sumadas daban nueve años y medio de cárcel.
M.:En mi caso, no me atrevería a contarlas. Pero si me tomo la molestia de contar cuánta juventud, cuánta niñez me ha sido arrebatada por estos sistemas de control, realmente, lo haría directamente pidiendo un resarcimiento económico concreto al país. Que todavía no sé por qué no lo hago. [Quizás] porque es como un imaginario mezclado. En ese imaginario de país están mis padres, están mis hermanos, están mis amigos, están mis amigas (…) la verdad que son unos atrevidos, yo les tengo que cobrar hasta la última lágrima que me hicieron derramar.

BIBLIOGRAFÍA recomendada
Bourdieu, Pierre (2000), La dominación masculina. Barcelona, Editorial Anagrama.
flores, valeria (2010)Deslenguada.
Desbordes de una proletaria del lenguaje. Neuquén, Ediciones ají de pollo
Galcerán, Cecilia (2011)“LUCILA PUYOL GARATEGUI: « ¡no me callo nada! »
Estruendos de la lengua testigo de la última dictadura cívico-militar argentina” disponible en http://www.rimaweb.com.ar/articulos/2011/lucila-puyol-garategui-
Rich, Adrienne (1999) “La heterosexualidad obligatoria y la existencia lesbiana” Prólogo en NAVARRO - STIMPSON (coord) Sexualidad, Género, Roles Sexuales. México, F.C.E., pp 159-211
Rubin, Gayle (1986) “El tráfico de mujeres: notas sobre la «economía política» del sexo” en Nueva Antropología, Revista de Ciencias Sociales, Vol. VIII Nº 30, G.V.Editores, México, pp 95-145
Scott, Joan(1990), ‘‘El género: una categoría útil para el análisis histórico’’ en Historia y Género: mujeres en la Europa moderna y contemporánea. Valencia, Alfons el Magnanim.
Wittig, Monique (1980). “El pensamiento heterosexual” en Cuadernos Mariposas y Arañas.
Colectiva Feminista Las Furiosas. Versión de El pensamiento heterosexual y otros ensayos. Monique Wittig.
Traducción de Javier Sáez y Paco Vidarte. Editorial Egales, 2006, Madrid.
Contacto http://feministasfuriosas.blogspot.com

Notas:
Cecilia Galcerán, psicóloga feminista, integrante del Bachillerato Popular Trans Mocha Celis
 
*Texto elaborado con ocasión de las II Jornadas Interfacultades sobre Género: “degenerando”, organizadas por el Colectivo Antipatriarcal arde pandora y C.A.U.C.E., los días 4, 5, 6, 7 y 8 de junio del 2012. La exposición tuvo lugar en la Facultad de Psicología el día 7 de junio, bajo el eje temático: PSICOANALISIS Y NUEVAS SUBJETIVIDADES. Quiero expresar mi agradecimiento a Arde Pandora por haberme convocado a participar de estas Jornadas, en celebración de la producción de conocimientos emergentes del activismo, la militancia y las polifonías libertarias 

[1] Marlene Wayar  en una entrevista realizada por Radio Decí Mu a cargo de Sergio Ciancaglini de la Cooperativa de Trabajo lavaca, en Estudios Éter. Buenos Aires, 2009. Disponible en www.lavaca.org 
 
[2] Expresión que tomo de valeria flores en los términos planteados en su obra Deslenguada.
Desbordes de una proletaria del lenguaje. Neuquén, Ediciones AJÍ DE POLLO, 2010

 
Joomla 1.5 Templates by Joomlashack