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Separar las cuestiones económicas de la vida cultural es un error inmenso Imprimir E-mail
Domingo, 29 de Marzo de 2009 23:41

Lisa Duggan/ The Nation Traduccion Insurrectasypunto

A partir de esta crisis del capitalismo global, algo nuevo emergerá: nuevos vocabularios, nuevas organizaciones, nuevas políticas. Pero la dirección del cambio todavía no se sabe.

Nuevas formas de oligarquías autoritarias, modos transformados de democracia participativa, el resurgimiento de nacionalismos xenofóbicos – todo eso parece posible como respuesta al dramático desastre económico.

En la izquierda democrática, nosotros precisamos de dos cosas: en primer lugar, ser  feroces políticos, con lo que quiero decir movilización en torno de lo que ya existe, prometiendo formas de igualitarismo, pensamiento cooperativo, trabajo y vivienda. En segundo lugar, hacer que las cosas sucedan.

Así como otros registraron en este Foro,  pienso  que para que la izquierda salga de este pantano,debemos prestar atención a la cantidad de cuestiones cruciales y a sus desarrollos: los movimientos sociales y, novedad, gobiernos socialdemócratas radicales enAmérica Latina, el pensamiento colectivo y la organización colectiva en el Foro Social Mundial, los frutos de la democracia directa reflejados en actividades locales, inclusive encooperativas en el interior de los Estados Unidos y a los centros alternativos de poder emergentes que pueden producir una política económica global multilateral y no imperial. Todos esos modelos son útiles para las prácticas utópicas del pensamiento y de la planificación. Me gustaría agregar a la lista de organizaciones las de los gays, las  feministas y las  sexualmente disidentes.

Hace mucho que la izquierda tiende a separar las así llamadas cuestiones económicas serias de las políticas “meramente” culturales de identidad,género, raza e sexualidad. Ese es un error inmenso. Las personas viven sus vidas económicas en los espacios de intersección de actividades íntimas y públicas – en sus hogares y vecindarios, en los locales de trabajo y las oficinas, en el juego, en la cama o en las calles.

En la vida cotidiana lo económico se mezcla con lo social y lo cultural, así como experiencias de desalojo y ejecución de hipotecas, desempleo, divorcio,educación, o de organización de movimientos sociales suceden en el interior de una dinámica de transformaciones sociales complejas y sobrepuestas.

En tiempo de crisis económica, mucho del esfuerzo de supervivenciase da en economías familiares “privadas”, mediado por lazos de parentesco y de estructuras empregatícias a través de las cuales la carga de trabajo es desigualmente distribuída en términos de género y de raza.

Una política de izquierda que abstraiga cuestiones “económicas” de la vida cultural no puede explicar o inclusive hablar respecto de como el capitalismo realmente está vivo en la vida cotidiana. Ese es un punto que las iglesias conservadoras, por ejemplo, parecen entender muchísimo mejor que la mayoría de los grupos de izquierda.

Una mirada atenta para las actividades y publicaciones de las organizaciones sexualmente disidentes radicales locales puede ilustrar este punto. En laciudad de Nueva York, por ejemplo, el Proyecto Audre Lorde (1) y el Queers for Economic Justice http://q4ej.org (2)  y la   FIERCE (Fabulous Independent Educated Radicals for Community Empowement) (3) producen análisis creativos de políticas públicas – como las de la ALPrespecto de las políticas de inmigración y el proyecto del Queers con la experiencia y las políticas para los sin techo y la crítica del FIERCEa laprivatización de los espacios públicos de la ciudad.

Ellos presentan críticas económicas amplías, pero también gastan mucha energía imaginando diferente, en lo que concierne al nexo de la vida íntima con la pública. Como podemos vivir sin un sistema binario rígido de género? Como podemos organizar hogares y locales de trabajo para a accesibilidad universal? Como repensar a ciudadanía global más allá de estado nación racista?

El modo como organizaciones como ALP, QEJ y FIERCE (y otras como ellas alrededor del planeta) piensan, trabajan y actúan, ofrecen alternativas relevantes para todos. Comenzando por las fuentes históricas, inclusive el socialismo, el Pan-Africanismo, el Anarquismo, el antiimperialismo del Tercer Mundo, las mujeres feministas negras y la disidencia sexual, organizaciones como esas diseñan nuevos modos de vida. Ellas efectivamente practican lo que José Esteban Muñoz (en su próximo libro, Cruising Utopia – Dirigiendo la Utopia -, esbozada por elfilósofo marxista Ernest Bloch) llama de utopismo concreto y educado.

Si estamos por la construcción de un nuevo mundo de las cenizas del viejo, precisamos imaginar y organizar diferente, de las maneras más expansivas e inclusivas. El hábito de la izquierda de ignorar a los que están en los márgenes sociales y culturales de la política industrializada es una piedra en el medio del camino para que algo nuevo acontezca, algo por lo que valga la pena vivir – para todos nosotros.

* Lisa Duggan es profesora de Análisis Social y Cultural de la Universidad de Nueva York - 
Traducción Insurrectasypunto
Texto original The Nation,  17 de marzo de 2009

 
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