Portugal: El primer día del fin de una discriminación Imprimir
Sábado, 09 de Enero de 2010 02:42

Comemorações em frente à AR. Foto de Paulete Matos

Helena Pinto /Bloque de Izquierda de Portugal  Traducción Insurrectasypunto

Consignamos la Intervención de hoy de la diputada Pinto en el Parlamento portugués que finalmente aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo, constituyéndose así en el octavo país del mundo.

Hoy el  parlamento inicia el proceso legislativo para asegurar a todas las personas el derecho al matrimonio. Es el primer día del fin de una de las discriminaciones contra los gays y las lesbianas. Hoy habrá mas respeto por las personas que han sido disminuidas en  su vida. Hoy habrá un poco mas de democracia.

Bien sabemos que la democracia sin discriminaciones indigna el pensamiento reaccionario. Aún hoy la derecha siente la universalidad de los derechos como una amenaza. La derecha votó para mantener la criminalización con tres años de prisión de aquella mujer que abortase. La derecha votó contra la ley de las uniones de hecho. La derecha votó contra la ley del divorcio. La derecha está contra la libertad individual. La derecha es realmente incorregible: abomina la libre elección de las personas en la esfera de su vida personal y quiere imponer la discriminación como civilización. Por eso propone un contrato civil que disminuye a los homosexuales. Es por eso que aplaude la prioridad de un referendo que procura paralizar el país durante meses, como si el derecho al casamiento de cualquier persona hubiese sido hasta hoy definido por un referendo.

La extinción de las discriminaciones significa que el Estado garantiza a los ciudadanos y ciudadanas un estatuto de igualdad  plena en derechos y deberes. Llegamos tarde a esta igualdad, y todavía hay mucha igualdad para conquistar, pero el respeto por la dignidad de las personas solo puede ser irreversible. Tengan la certeza, señoras y señores diputados de la derecha, que perdieron en el referendo del aborto y que pierden de nuevo cuando la democracia nos enseña a todos que el respeto por todos es el principio de la civilización de todos.

Fue esa convicción sobre la necesidad de que se corrigiera la discriminación que llevó al Bloque de Izquierda a agendar en la anterior legislatura una ley que garantice el acceso al matrimonio civil para personas del mismo género. Por mero sectarismo, el Gobierno rechazó lo que ahora acepta.

Comenzaremos hoy, solo hoy, a enfrentar ese gueto estigmatizante. Y debemos hacerlo con la integridad del principio de no discriminación en función de la orientación sexual que, al final, es un mandato constitucional.

Prefirió no obstante el Gobierno asociar el fin de la discriminación del casamiento a la creación de otra discriminación a través de una trampa jurídica, imponiendo la prohibición de que las parejas de gays y lesbianas puedan ser candidatos para adoptar.

Quiero por eso decirle con toda la claridad, señor  primer-ministro.

Para el Bloque de Izquierda, casamiento y adopción son dos debates diferentes, y debían ser tratados en leyes diferentes como recomienda el sentido común.

El casamiento depende de la voluntad de dos personas y es su derecho. La adopción de una niña o un niño es  totalmente distinta, es el derecho de una niña o un niño.  Y es por eso regulado por el Estado, que rechaza la adopción por quien no tenga competencias parentales. Y esa exigencia aleja ciertamente de la adopción a muchos homosexuales como heterosexuales, siempre que no tengan capacidad para recoger y proteger a un niño o una niña. Además, ese entendimiento del superior interese del niño o niña es de los  tribunales, que no discriminan la orientación sexual, como lo comprueba la decisión de un Juez que confió el mes pasado la tutela de dos criaturas a una pareja de homosexuales.

De hecho, la adopción de niños o niñas no depende del casamiento. Personas casadas ou personas solteras pueden ser candidatas a la adopción. Pero, según el Gobierno, las personas casadas sólo pueden ser candidatas siempre que sean heterosexuales. Para el Gobierno, las parejas homosexuales son por naturaleza incapaces de constituir una familia para un niño o niña - y son incapaces porque son homosexuales.

Y aquí comienza el embrollo. Es que, para o Gobierno, los homosexuales pueden casarse – siempre que acepten en forma humillante que son ciudadanos de segunda porque su vida les impide ser candidatos a la adopción.

Pero, siempre que se divorcien,  pueden candidatearse a adoptar. Entonces, vuelven a ser ciudadanos de primera.

Se vivieran en unión de hecho y de eso no hicieran mucho alarde, pueden ser candidatos a la adopción. Si se casaran,  ni pensarlo, ya les cae la prohibición gubernamental.

Esta trampa es obviamente el resultado de una inconstitucionalidad. El artículo 13º de la Constitución garantiza el principio de la igualdad y, en consecuencia, que nadie puede ser discriminado en razón de su orientación sexual, y es groseramente violado, con hipocresía, por la propuesta del Gobierno.

Este debate es un debate sobre derechos, y esos derechos son la vida de muchas personas. A esas personas, a todas y a todos, garantizaremos la dignidad y el respeto. Ese es el trabajo que comenzamos ahora para una ley de respeto por las personas. No será fácil. Ninguna discriminación cedió sin resistencia. Pero la democracia es así: vence e vencerá.

(Intervención en el debate parlamentario sobre el casamiento entre personas del mismo sexo)

Última actualización el Sábado, 09 de Enero de 2010 03:07