Chile: algo huele mal en la Cámara de Diputados Imprimir
Lunes, 12 de Julio de 2010 22:39

Bet Gerber para Insurrectasypunto

¿Será que los diputados se aburren? ¿Acaso no habrá problemas que resolver en el propio país? ¿O más bien, simplemente, perdieron la brújula?

Lo concreto es que el miércoles pasado, 7 de julio, la Cámara de Diputados de Chile se expresó contra una medida adoptada soberanamente por el Estado español. Se trata de la modificación a la ley de aborto aprobada en aquel país –cuya legislación en materia de género no puede menos que generar envidia en estos parajes-.

Ni corta ni perezosa cuando se trata de entrometerse donde no la han llamado, la Cámara de Diputados de Chile aprobó un proyecto de acuerdo que condena la decisión adoptada democráticamente por el gobierno español. Desde luego que fueron los parlamentarios de la derecha quienes impulsaron y aprobaron mayoritariamente este proyecto de acuerdo. Para dar una pista sobre el tenor del acuerdo, basta destacar la referencia que hace al aborto como “crimen amparado por el Estado”.

Lo que no se entiende es en dónde estaban las parlamentarios y parlamentarios que, se supone, representan al progresismo de este país.  ¿Por qué no gritaron, por qué no avisaron o  por qué no se enteraron? Difícil evaluar qué opción es peor.  Tampoco se entiende por qué esta patética movida conservadora pasó desapercibida, ya no para los medios masivos que bien sabemos para dónde patean penales, sino para el resto de la ciudadanía, sobre todo para las agrupaciones más comprometidas con la reivindicación de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

Ya que el Parlamento chileno parece tener mucha capacidad ociosa, por qué no intentar una vuelta de rosca a esta iniciativa tendiente a poner la paja en el ojo ajeno. Proponemos, por ejemplo, no quedarnos sólo en la crítica a otros países sino seguir mirando para afuera y copiar buenas prácticas parlamentarias: en Uruguay, por ejemplo, existe una envidiable bancada de género interpartidaria.

En Argentina, para quedarnos en la región, se está debatiendo ¡uy! el matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero si quisieran quedarse sólo en los gestos de condena, sugerimos apuntar a causas sobre las que exista prácticamente total consenso en la sociedad chilena, cuestión que no ocurre con el aborto y sí con otras cuestiones que ya podemos soplar al oído de parlamentarios entrometidos: ¿qué espera, diputado, diputada,  para expresarse sobre la mujer iraní que está a punto de ser lapidada por adulterio?

En fin. El panorama internacional ofrece múltiples posibilidades de distracción. La cuestión es qué hacemos ciudadanas y ciudadanos, organizados o más bien desorganizados  frente a dislates como éste.