Tercer día de disturbios en el sudeste de Francia Imprimir
Sábado, 11 de Julio de 2009 02:31

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Nuevamente los ojos de la comunidad se posan con suspicacia sobre las fuerzas de seguridad francesas, esta vez ha sido un joven de 21 años. El joven que fuera detenido por robo, amaneció muerto a menos de 24 horas de su detención, las autoridades que lo custodiaban alegan suicidio, pero la comunidad de Firminy salió a la calle enardecida por el hecho. Los familiares de Mohamed Benmouna están a la espera de una investigación.
Las protestas comenzaron en la noche del martes después de que Mohamed Benmouna, un muchacho que vivía a las afueras de Lyon, fuese detenido por un intento de robo. Poco después de su arresto entró en coma y murió el día miércoles.

Según la policía, Benmouna, de origen algerino, trató de suicidarse utilizando un cordón del colchón de la celda donde fue encerrado y en la que supuestamente los agentes le encontraron ahorcado. La familia desconfía de este informe policial.

Jóvenes de la localidad de Firminy, donde habitaba el joven, incendiaron automóviles y atacaron tiendas el jueves por la noche en protesta por la muerte del joven que fuera detenido. Los disturbios del jueves comenzaron después de que unas 200 personas protagonizaran una sentada frente a la casa de la familia de Mohamed Benmouna.

Un escuadrón antimontín de unos 150 fue desplegado y su presencia se reforzó con un helicóptero, mientras los jóvenes, según reportaron algunas agencias, empezaban a comportarse violentamente incendiando una farmacia, una panadería y varios pequeños comercios.

Los familiares presentaron una demanda el jueves para aclarar las circunstancias de la muerte de Mohamed, pero insistieron en hacer un llamado a la calma.

Una autopsia confirmó el jueves que murió asfixiado y que su cuerpo no presentaba signos de violencia, como lo informó Jaques Pin, fiscal de Saint-Etienne.

Por otra parte, hace unos meses, Amnistía Internacional había iniciado una investigación sobre brutalidad policial, en el informe presentado ante la opinión pública se estableció que la mayoría de las víctimas de brutalidad policial provenían de grupos étnicos minoritarios.