Japón: El panorama nuclear es «joven y seguro» y no hay de qué preocuparse (13 de marzo) Imprimir
Domingo, 20 de Marzo de 2011 22:19

Diana Cordero

El emblemático país del milagro capitalista, con la eficiencia capitalista, presenta desde hace pocos días sus grietas.

No entiendo nada de reactores nucleares, ni de centrales ni de Cesio 137 o uranio. Entiendo algo de la vida, de la gente y puedo aproximar un mero análisis de los discursos y las comunicaciones que se vienen sucediendo desde hace días, cuando fueindisimulable que algo muy serio sucedía en la planta de Fukushima.

No hay que ser muy astuta, para darse cuenta de que mucho de lo que se dice no es así, de que tampoco se dice mucho de lo que es, y que de esta mezcla de lo que no se dice más de lo que si se dice, pero no es muy genuino, podemos hacernos a la idea de que lo que está pasando es algo muy grave y de sumo riesgo para la vida y la salud de una gran cantidad de personas y el medio ambiente.

Las odas y elogios que se elevan -desde todos los medios de comunicación y que se ha ya instalado en el imaginario colectivo para demostrar que el pueblo japonés es un ejemplo de moderación, de obediencia, de resignación y de silencio, significan algo muy claro: que conveniente que es para el Poder el tener un pueblo que acepte lo que sea, desde el momento en que se lo dicen sus gobernantes, sin reclamar, oponerse o resistirse.

No importa que hora tras hora vayan cayendo en la cuenta de que las cosas que se dijeron hoy a la mañana, ya no son hoy a la tarde y de que lo que se aseguró hace dos días, ayer no tenía la menor posibilidad de ser cierto.

El emblemático país del milagro capitalista, con la eficiencia capitalista, presenta desde hace pocos días sus grietas. Unas grietas que por su cultura tratan de esconderse. Unas grietas que nada tienen que ver con el terremoto de 9 puntos en la escala Richter, ni con el posterior Tsunami.

Las grietas que se acentúan momento a momento, devienen de informaciones, constataciones y evidencias tan claras como aterradoras. Esas grietas no están en las carreteras que se han partido transversalmente, ni en edificios que han quedado en pie. Tienen que ver con fallas terminales en su estructura sacudida por la increíble ineficiencia, la corrupción y lo de siempre: el objetivo capitalista de ganar, acumular y seguir ganando independientemente si se lo hace por sobre los derechos de las personas.

Ayer apareció fugaz la noticia de Wikileaks acerca de la falsificación de los informes de seguridad elaborados por la empresa privada que gestiona la planta nuclear de Fukushima. Bajo el título de “Tokyo Electric Power (TEPCO) alteró datos para evitar inconvenientes legales y ocultar los problemas que ya aquejaban a la central nuclear. También ocultó los daños del terremoto de 2007”

Allí se detalla que “Uno de los actos deshonestos que parece haber concretado la firma es la inyección de aire en el reactor 1 para evitar así posibles fugas. Cuando la compañía fue descubierta en 2002 expresó sus disculpas, de acuerdo a lo publicado por el diario inglés The Times”.

Fueron los trabajadores de diseñar el reactor quienes se quejaron ante el gobierno japonés por las prácticas fraudulentas de los dueños de Fukushima. Uno de los empleados admitió haber falsificado informes de supervisión del reactor 1 en 1989, a petición de Tepco.

Según el diario británico, la compañía se defendió al culpar a sus ingenieros por ser "demasiado confiados en su conocimiento nuclear". Entendió que fueron ellos los que ignoraron los problemas de seguridad.

Además, denunciaron que el diseño del reactor nuclear fue trucado. Esto sirvió como esbozo para la construcción de cinco de los reactores hoy afectados por el terremoto de 9 grados en la escala de Richter del viernes pasado.

  En 2007 la compañía volvió a enfrentarse con rumores de falsificación, dado que desinformó al gobierno nipón sobre los daños ocurridos en su planta de Kashiwazaki-Kariwa tras un terremoto de 6,8 grados.

  La información respecto al fraude de la empresa fue develada por WikiLeaks, que ya había denunciado que la empresa sabía que sus reactores no soportarían un terremoto superior a los 6 grados.[1]

Tampoco se ahonda mucho en las varias advertencias realizada desde el 2008, acerca de que la central no resistiría un sismo mayor a 7,2 (que finalmente lo resistió) [2]

Esta información difundida el día 17 de marzo por muchos medios de prensa fue especialmente ignorada por los grandes medios a la hora de evaluar y analizar cuestiones trascendentes.

El hecho poco usual del estallido en llanto del presidente de TEPCO en medio de una conferencia de prensa que vio el mundo entero, generó fuertes dudas acerca de la relativa gravedad de la situación e hizo suponer de que evidentemente es poco lo que dicen de todo lo que saben.

La monolítica conducta corporativa demostrada por los y las especialistas en el tema nuclear, tratando de restar importancia a lo que viene sucediendo a través de ridiculizar o atacar a aquellos expertos que tienen un discurso más polémico y cuestionador, se enlaza con la crítica unánime vertida desde todos los sectores hacia el comisario europeo de Energía, el alemán Günther Oettinger que con su afirmación casi bíblica ( «Japón vive un Apocalipsis. La situación solo está en manos de Dios») despertó una gran indignación por sus declaraciones, las cuales fueron incluso desacreditadas por sus colaboradores más próximos.

No obstante Oettinger no delira -aunque tal vez pudiera exagerar- dado que la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos ha confirmado que los riesgos son “altos”, debido a la radiación que es “extremadamente elevada”[3], criterio compartido por el presidente del organismo, Gregory Jaczko, al hablar del nivel de radiación en las inmediaciones del reactor 4 porque el agua del depósito de combustible se agotó.

Respecto de los trabajadores que se encuentran trabajando en la planta, Jaczko aseguro que “Las dosis de radiación que podrían recibir pueden ser potencialmente letales en un breve periodo de tiempo”. Y esas condiciones podrían llevar a una “fusión nuclear”.[4] Si bien ya estos trabajadores han sido pasados a la categoría de héroes, por los medios de comunicación, poco se explica del estado en que se encuentran.

Por otra parte en informaciones aparecidas en el día de ayer en varios medios, el director de la OIEA, el japonés Yukiya Amano, ha observado al primer ministro japonés Naoto Kan por entender que este no ofrece la información adecuada ya sea en profusión de datos, como en un lenguaje accesible y claro.

Volviendo a la gente, que es en suma quien es pasible de tener que soportar las consecuencias de la alta radiación, empiezan a aparecer noticias como estas:

"Hemos sido traicionados": el alcalde de la ciudad cercana afectada por la planta nuclear japonesa afirma que su gente ha sido "abandonada"

La voz en el teléfono estaba en calma y digna, como corresponde a un alcalde japonés orgulloso, pero esto de alguna manera hizo su furia más fuerte.

Horas después del tsunami, Katsunobu Sakurai me dijo, había buscado asesoramiento por parte del gobierno sobre la posibilidad de evacuar a los 71.000 personas en su ciudad, que está a sólo 12 kilómetros de distancia de la planta nuclear de Fukushima.

Al principio, funcionarios de los ministerios simplemente ignoraron sus llamadas. Cuando se las arregló para hablar con ellos, le aseguró que no había motivo de preocupación y que se informará debidamente, un mensaje que él aceptó.

Pero ayer, demasiado tarde, el alcalde de Minamisoma finalmente se dio cuenta de que había sido engañado, en el mejor de los casos, y tal vez incluso le habían mentido.

"Por supuesto que estoy enojado," me dijo a través de un intérprete,  ayer. "Hicieron  caso omiso de mñi y luego me engañaron, y como resultado  la gente fue abandonada a morir aquí.

"Pero yo era el que les dijo que era seguro para quedarse, y ahora he decidido que debo ser la última persona en salir de esta ciudad. He estado en mi oficina desde el viernes pasado, y no me  voy a ir hasta que la última persona haya dejado la ciudad de manera segura. "

Para un alcalde de la ciudad para expresar esos sentimientos en un momento en que sus compatriotas están siendo instados a permanecer unidos frente al Armagedón es por lo menos equivalente al motín.

Puede que no sea el último en increpar al primer ministro Naoto Kan y su gobierno  por sus lugares comunes y por poner a prueba la paciencia admirable del público japonés llevando   la desinformación a sus límites.

A pesar de que las embajadas extranjeras pidieron a sus ciudadanos que salieran del país y expertos internacionales advirtieron que Japón se enfrenta a la peor catástrofe nuclear, el gabinete de Tokio alegremente restó importancia a la crisis.

Como resultado, mucha gente ya no sabe quién o qué creer. A medida que atrincherarse en sus casas y esperar, esto aumenta su ansiedad.[5]

A esto debemos agregar que las indicaciones confusas y dispares de los diferentes países de acuerdo a las recomendaciones y medidas de evacuación para los ciudadanos residentes en Japón, han generado una gran incertidumbre ya que en la medida en que estas se atrasan, aumenta el riesgo de exposición a las radiaciones, ahora o en breves días.

Recién desde hace menos de 24 horas se está uniformizando el criterio de evacuar a las personas de otros países que se encuentran en Tokio. ¿Les pasaría lo mismo a los gobernantes? ¿No sabrían cuales eran las informaciones verdaderas y confiables como para poder planificar la retirada de sus ciudadanos y ciudadanas?

Porque evidentemente si la tenía clara la Séptima Flota de los Estados Unidos en Japón, cuyo comandante indicó que se estaban desviando los tres buques de EE.UU que iban camino de Japón hacia una zona distinta a la prevista inicialmente debido a los riesgos de radiación.

Las mismas autoridades estadounidenses que recomendaron firmemente a los corresponsales de la CNN abandonar de manera urgente el país y dar por terminada la cobertura en Tokio. Fue singular la escena en la que el enviado especial le indica a Patricia Janniot de la cadena CNN en español, en medio de la nota que se estaba yendo a la carrera para abandonar el país. Una escena desopilante y surrealista dentro de la tragedia japonesa. Parecía que cerraba su trabajo allí al tiempo que corría hacia el aeropuerto.

¿Tendría a esta altura la población japonesa elementos como para evaluar que permanecer en muchos lugares de Japón no es lo más seguro?

¿Es cabalmente informada de todo esto? La denuncia presentada en un video por un ciudadano francés que vive en Tokio indicaría que no están enteradxs de mucho. El informe oficial se da solamente todas las mañanas, y reclamaba que hasta el momento no habían vuelto a informar de nada.[6]

Pero existe Internet en Japón. Hay fácil acceso para gran parte de la población si así lo requieren. Y parte de estas personas, accede a muchas informaciones desde el exterior conoce más acerca de la situación y ha comenzado hace días a desplazarse.

Ahora bien, hay otras muchas personas que pese a conocer esta realidad, entienden que que desde occidente se exagera y que eligen confiar en lo que informa el gobierno: “Creo en el gobierno, seguiré sus indicaciones, que serán las mas certeras y las más indicadas frente a esta situación” relataba a las cámaras de Telesur un adulto japonés en un centro de refugiados. También lo hemos escuchado en estudiantes, empresarixs y señoras mientras hacían pacientemente una fila para que les entregaran alimentos.

Esto llevaría a iniciar un análisis acerca del pueblo, para lo cual no cuento con la menor preparación, ni elementos suficientes. Pero si puedo mencionar estas cuestiones objetivas relacionadas con las informaciones que brindan el gobierno japonés y las empresas dueñas de las plantas nucleares que en cada declaración evaden, falsean y demoran la información que presenten con claridad la real magnitud del desastre nuclear. Y no solo en este momento. Ya hemos visto que los documentos apócrifos se vienen sucediendo desde hace algunos años.

Es lógico, el “negocio” nuclear es eso, un negocio. Y frente a esta concepción capitalista que lo impregna todo, inclusive la forma de administrar las centrales de energía nuclear, solo puede esperarse más tarde o más temprano el final bíblico conocido como  “Apocalipsis”.

Mientras tanto, hasta que llegue esa posible deflagración, la rentabilidad habrá sido enorme, y con suerte si no media un desastre natural o un error humano, las ganancias aseguradas por varias decenas de años.

Lo que pasó, bueno, ha sido un mal negocio, una mala jugada en esta ruleta de los bussines multinacionales a gran escala.

¿Y la gente? ¿Que gente?

¿Y el medio ambiente? Bien, gracias.

Tenían razón:   “¡Las centrales nucleares japonesas son seguras!…bueno...excepto Fukushima”

Nota: Las declaraciones citadas en este trabajo provenientes de los organismos internacionales, en ningún momento son tomadas como confiables o que provienen de  entidades confiables. Se han consignado al mero efecto de contrastarlas con las del gobierno japonés. Entendemos que las mismas obedecerán seguramente a  espurios intereses o intenciones, pero no es este el texto en el cual serán analizadas.


 


[1] http://ecodiario.eleconomista.es/noticias/noticias/2911759/03/11/Los-duenos-de-la-planta-nuclear-de-Fukushima-falsificaron-documentos-sobre-seguridad.html

[2] http://www.yotubenoticias.com/wikileaks-centrales-nucleares-de-japon-solo-resistian-sismo-de-7-grados/

[3] http://www.telam.com.ar/vernota.php?tipo=N&dis=1&sec=1&idPub=215613&id=408683&idnota=408683

[4] http://www.ops.org.bo/servicios/?DB=B&S11=22255&SE=SN

[5] www.dailymail.co.uk/news/article-1367208 … xzz1H0ANn7KK

[6] http://www.kaosenlared.net/noticia/video-ciudadano-frances-residente-tokio-denuncia-falta-informacion-men