Obama, 100 días de continuismo feroz Imprimir
Domingo, 03 de Mayo de 2009 03:46

 

Orwell Media

Barack Obama cumplió 100 días como la cara visible del gobierno de Estados Unidos, y los medios de prensa citan encuestas publicadas por el New York Times y la cadena CBS, que indican una aprobación ciudadana del 68% a su gestión. Quieren prorrogar así la fiesta que envolvió al mundo cuando un afroamericano fue elegido presidente de Estados Unidos por primera vez en la historia.

 

La prensa que celebra con alabanzas y silencios a Barack Obama, esconde el hecho descarnado de que su gobierno ya dio nítidos ejemplos de continuar -en los puntos más claves- la política de guerra y terror heredada de la Administración Bush. El hecho más reciente en este sentido fue la decisión de impulsar -junto a Israel- el boicot de la Conferencia sobre Racismo, acción con la cual Obama ratificó la histórica complicidad norteamericana en los crímenes contra Palestina.

La Administración Obama también sigue aplicadamente la agenda de hostigamiento a Irán, para lo cual emplea un lenguaje amenazante y en el mejor de los casos ambiguo, repitiendo el guión que utilizó Bush para linchar al pueblo de Iraq<http://www.nodo50.org/csca/agenda2003/alba_4-02-03.html>.

El 29 de enero, 9 días después de inaugurarse el gobierno de Obama, el nuevo secretario de prensa de la Casa Blanca, Robert Biggs, fue menos ambiguo que revelador. Cuando le preguntaron: "¿considera el presidente que la acción militar contra Irán está todavía sobre la mesa?", éste contestó: "El presidente no ha cambiado su opinión de que debe preservar todas sus opciones

Poco después, en una rueda de prensa celebrada el lunes 9 de febrero, Obama tuvo un gesto de apertura hacia Irán, afirmando que estaba "revisando la actual política" hacia ese país en busca de lograr "aperturas diplomáticas" y "un diálogo constructivo". El presidente iraní Mahmud Ahmadineyad mostró su beneplácito, y añadió: "ese cambio debe ser fundamental y no sólo táctico", recordando tal vez que un año antes de la invasión de Iraq, el entonces secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, había afirmado que era impensable un escenario con soldados estadounidenses desembarcando en las calles de Bagdad.

En ocasión del año nuevo persa, el 20 de marzo, Obama envió un mensaje de saludo al pueblo iraní, y ratificó que Estados Unidos quiere "un nuevo comienzo" en sus relaciones con Irán; pero al mismo tiempo señaló que Irán no podrá retomar el sitio que le corresponde en la comunidad de naciones, si no renuncia antes "al terror y a las armas". El 22 de abril la Secretaria de Estado Hillary Clinton amenazó a Irán con sanciones económicas extremas

<http://article.wn.com/view/2009/04/22/Hillary_Clinton_US_will_organise_crippling_Iran_sanctions_if/?section=TopStories&template=cheetah-photo-search%2Findex.txt>, si es que no detiene su programa nuclear.

¿Qué busca este doble discurso empleado por Washington? Acerca de los gestos de apertura, Ned Hodgman, editor de Understanding Government, afirma que los pacifistas (añadimos: y los medios de prensa que no se curan de la Obamanía) exageran su importancia. Hodgman explica que Estados Unidos ya extendió un ramo de olivo, y que si las autoridades iraníes no detienen su programa nuclear, Estados Unidos y sus aliados "pueden usar la fuerza militar (...) habiendo dejado claro que hicieron todo lo posible por mantener sus buenos deseos hacia los iraníes, pero que sus autoridades los llevaron al abismo".

Obama tampoco ha cumplido con retirar las tropas norteamericanas que desgracian el terrritorio iraqí, a pesar de que 'La Jornada' de México lo afirma como si de un hecho se tratara: "Entre las promesas cumplidas en estos 100 días destacan haber anunciado el cierre de la prisión de Guantánamo y la salida de las tropas estadunidenses de Iraq."

A la promesa electoral de retirar todas las tropas de Iraq en 16 meses, iba unida una letra pequeña que aclaraba: solamente a las tropas de combate, "la mayoría de las cuales se habrán retirado de Iraq hacia fines de agosto de 2010", anunció Obama el pasado 27 de febrero. Pero permanecerán "entre 35 mil y 50 mil efectivos militares" realizando ya no labores de combate, sino de seguridad y entrenamiento, "hasta el 31 de diciembre del año 2011", fecha en que vence el plazo del acuerdo establecido entre George W. Bush y el Primer Ministro de Iraq, Nuri al Malik.

No solamente Obama mantendrá considerables tropas hasta el límite del tiempo ganado por Bush, sino que oficiales del Pentágono ya habían adelantado el 25 de febrero -en declaraciones a CNN <http://edition.cnn.com/2009/POLITICS/02/25/obama.iraq/index.html>- que incluso esa "fuerza residual" de hasta 50 mil hombres "podría también involucrarse en acciones de combate". Además, nada asegura que el acuerdo que legitima en el papel la presencia militar norteamericana no se modificará, como ya logró George W. Bush una vez, prorrogando el plazo establecido.

La Administración Obama no ha dicho una palabra respecto al desmantelamiento o destino de las inmensas bases militares construidas en Iraq<http://www.nodo50.org/iraq/2006/docs/ocup_4-05-06_bases.html>,
auténticas mini-ciudades y fortalezas cuya sola presencia es una afrenta al pueblo iraqí, y un indicativo a los soldados norteamericanos de que la ocupación no terminará pronto. Cuando a un joven soldado sirviendo en una de estas bases le preguntaron por la fecha estimada de salida de Iraq, contestó: "creo que nos quedaremos para siempre<http://www.webislam.com/?idn=5153>".

En realidad, Obama enviará más tropas al Medio Oriente de las que está retirando. Ya concretó el envío de 17 mil tropas más a Afganistán, como primera parte de un plan que enviará 60 mil en un lapso de 18 meses. En declaraciones publicadas por el New York Times el 17 de febrero, Obama explicó <http://www.nytimes.com/2009/02/18/washington/18web-troops.html>: "El hecho de que vamos a reducir responsablemente nuestras fuerzas en Iraq, nos permite la flexibilidad para incrementar nuestra presencia en Afganistán". Elmismo 17 de febrero, un bombardeo estadounidense contra la casa de un líder talibán en la provincia afgana de Herat, asesinaba a 13 civiles<http://ar.news.yahoo.com/s/21022009/24/n-world-ejercito-eeuu-reconoce-muerte-13.html>, incluyendo seis mujeres y dos niños.

No parece posible que con más tropas y más ataques aéreos, el incremento en un 40% de víctimas civiles registrado en Afganistán durante 2008, se detenga en 2009. Y hay fuerzas que pintan el cuadro completo. Stephen Biddle, miembro del muy influyente Council of Foreign Relations, afirmó el 12 de febrero ante la Cámara de Representantes que la cifra de víctimas civiles y norteamericanas en Afganistán es muy baja como para preocuparse, y aseguró que para vencer al Talibán y Al Qaeda se necesitará "una campaña larga" y, en el mejor de los escenarios, un ejército de "aproximadamente 300 mil tropas."

Barack Obama también ha continuado con los bombardeos de las áreas tribales de  Pakistán próximas al territorio afgano. Estos ataques aéreos, iniciados por George W. Bush <http://www.pazahora.org/El-verdadero-blanco-de-los.html>ya desde 2006 (y que en 2008 se intensificaron y transformaron incluso en acciones terrestres secretas<http://www.nytimes.com/2008/09/11/washington/11policy.html>) provocan un gran porcentaje de víctimas civiles, pero seguirán ejecutándose, según afirmó el Secretario de Defensa Robert Gates el 27 de enero ante una Comisión del Senado : "Tanto el presidente Bush como el presidente Obama han dejado claro que atacarán a Al-Qaeda donde quiera que Al-Qaeda se encuentre." Así quedó confirmado -muy pronto y de muy buena fuente- que la guerra global impulsada por Bush por encima de toda soberanía nacional, y contra los derechos humanos más básicos, seguirá su curso con el nuevo gobierno instalado en Washington.

Otra de las traiciones protagonizadas por el presidente Obama, y no de poca importancia para el pueblo armenio en particular, y para la lucha contra los crímenes de lesa humanidad en general, es la omisión de la palabra 'genocidio' al referirse a los hechos cometidos por los turcos otomanos en 1915, cuando provocaron la muerte de aproximadamente un millón y medio de armenios. El candidato Obama, en 2008, había escrito que "el genocidio armenio no es un alegato, una opinión personal o un punto de vista, sino un hecho ampliamente documentado, demostrado por un abrumador conjunto de evidencia histórica <http://news.bbc.co.uk/2/hi/americas/8017679.stm>". Y había añadido: "Estados Unidos merece un líder que hable con franqueza del genocidio armenio y que responda enérgicamente a todos los genocidios". Pero el presidente Obama, después de visitar Turquía (aliado estratégico en las puertas del Medio Oriente, cuyo territorio Estados Unidos quiere seguir usando para lanzar nuevos ataques militares) evitó usar el muy preciso vocablo 'genocidio'<http://www.politifact.com/truth-o-meter/promises/promise/511/recognize-armenian-genocide/>y prefirió el más general de 'gran atrocidad', en la conmemoración del genocidio armenio realizada el 24 de abril.

'Gran atrocidad' puede ser muchas cosas distintas, mientras genocidio es una sola cosa: eso que pasó en Armenia en 1915; en los campos alemanes, austríacos y polacos durante la Segunda Guerra Mundial; eso que ocurre hoy mismo en Iraq (un millón trescientos mil  muertos desde la invasión de marzo de 2003) y que Obama no es capaz ni siquiera de denunciar con energía, sino todo lo contrario: felicita a sus soldados "por el trabajo realizado".

El primer acto de Obama confirmó la naturaleza puramente estética del cambio protagonizado por su régimen. Apenas asumió la presidencia, Obama firmó la orden de cerrar la prisión de Guantánamo en el lapso máximo de un año. 'Cumplió su promesa', comentaron los medios; pero cualquiera es capaz de preguntar por qué Obama no ordenó una clausura inmediata y una profunda investigación, si la principal objeción contra la existencia de esa prisión era el sometimiento de los prisioneros a torturas.

La respuesta es obvia: no tiene poder para hacerlo, si es que acaso tiene el deseo. Lo mismo sucedió con la reciente publicación fotografías y memorandums relativos a las torturas practicadas por los militares de Estados Unidos en las prisiones de Iraq y Afganistán. A pesar de las críticas alzadas por la derecha más conservadora y por la CIA, que fingen no comprender que estos gestos sirven para limpiar mediáticamente el rostro de un Estado públicamente torturador (las torturas ya habían sido conocidas durante el gobierno de Bush), Obama decidió publicar nueva documentación, no sin antes asegurar que los culpables no serán procesados.

"Aquellos que cumplieron su deber confiando de buena fe en el consejo legal del Departamento de Justicia (...) no serán procesados", afirmó Obama el 16 de abril, decidiendo así la impunidad de los torturadores, y alentando la reincidencia de sus prácticas brutales, aunque formalmente haya prohibido las torturas. Por lo demás, ¿cómo se puede cumplir de buena fe la orden de torturar sistemáticamente (con maltratos corporales y psicológicos) a personas convertidas en prisioneras? Sólo el apóstol del cambio lo sabe.

Otro gesto -además de los saludos por año nuevo a Irán- que ha despistado a los 'obamaníacos' es la decisión del gobierno de liberar el flujo de viajeros y de remesas de dinero hacia Cuba, hecho que demuestra el carácter liberticida de las administraciones anteriores pero que no significa un cambio esencial en las relaciones de Estados Unidos con la isla caribeña. No sólo no se ha hablado de levantar el bloqueo económico, sino que además, el 30 de abril, la Secretaria de Estado Hillary Clinton continuó la campaña de propaganda anticubana -común a todos los gobiernos de Washington- al incluir a Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo.

En 100 días, Obama no ha reconstruido un país devastado por las garras del fascismo, pero ha renovado la capacidad de seducción perdida por el enorme desgaste de la Administración Bush, sin cambiar esencialmente sus políticas. La guerra global es desarrollada por Obama, los torturadores gozan de impunidad, el Acta Patriótica amenaza con un permanente estado de excepción, y las oscuras explicaciones oficiales sobre los ataques del 11 de setiembre de 2001 (utilizados como justificación para la guerra global antiterrorista) siguen teniendo el rango de verdades absolutas, a pesar de los esfuerzos del vasto Movimiento por la Verdad del 11-S que exige una nueva investigación a la vez que señalan evidentes contradicciones y mentiras.

Barack Obama ha llegado a la presidencia de Estados Unidos con una magnífica operación publicitaria, para dar nuevo impulso y legitimidad al desenfrenado militarismo desatado por Washington. George W. Bush se enfrentaba a un creciente descontento popular, pero el candidato afroamericano apareció en el momento preciso, anunciando "el cambio" que la gente quería, en una campaña respaldada por los más grandes donantes <http://www.elmanana.com.mx/notas.asp?id=85539>, la banca y las corporaciones que lo prefirieron antes que a John McCain.

Escribía Guy Debord en 1988, en sus Comentarios sobre la Sociedad del Espectáculo, citando a un relevante hombre de Estado italiano instalado al mismo tiempo en el ministerio y en el gobierno paralelo llamado P2, Potere Due: "Había escándalos. Ya no no los hay."

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