Estados Unidos. El proyecto de ley de inmigración propuesto por el congresista Luis Gutiérrez hace concesiones innecesarias a la derecha: ¿La legalización que queremos? Imprimir
Lunes, 05 de Abril de 2010 22:43

Orlando Sepúlveda / Obrero Socialista

Este Primero de Mayo tenemos que marchar por ambos: trabajos y legalización para todos y todas.

La propuesta de reforma migratoria hecha por el representante Luis Gutiérrez (D-Illinois) tiene a muchos en el movimiento pro inmigrantes entusiasmados y optimistas.

Durante el año pasado, Gutiérrez llevó a cabo una serie de discusiones con su base política, la comunidad inmigrante en Chicago, activistas por los derechos del inmigrante y los sindicatos. Este proceso concluyó en diciembre pasado con la introducción de la Reforma Migratoria Comprehensiva para la Seguridad y la Prosperidad de América (CIR ASAP por sus siglas en ingles), co-auspiciado por otros 80 diputados, todos demócratas.

El proyecto de ley de Gutiérrez es la más atractiva propuesta por la amnistía que los trabajadores indocumentados han recibido en décadas. Es mucho menos draconiana que los anteriores fallidos proyectos de ley. Además amplía el criterio de qué es contribución a la sociedad de empleo y servicio militar a educación y servicio comunitario. También elimina barreras, como el uso fraudulento de tarjetas de Seguro Social, para la consecución de documentos. Sorprendentemente, también propone la derogación del programa 287 (g), que permite a las agencias policiales locales aplicar las leyes federales de inmigración.
 
Esto es testimonio de la fuerte presión que el movimiento inmigrante ejerció con Gutiérrez y su personal durante el año de consulta. "En las reuniones", informó un activista de Chicago, "Gutiérrez fue reprochado muchas veces por haber presentado STRIVE y se le dijo que el movimiento no apoyaría algo similar otra vez."

Gutiérrez parece haber escuchado también a los sindicatos. Su proyecto de ley no propone un nuevo programa de trabajadores huéspedes, sino que aboga por modificaciones al programa de visas H1-B, utilizado para admitir a trabajadores cualificados o profesionales extranjeros.

Pero el proyecto de ley de Gutiérrez crearía una comisión federal sobre inmigración y mercado de trabajo para supervisar el flujo de trabajadores inmigrantes, una idea apoyada por las dos federaciones sindicales, la AFLCIO y Change to Win (Cambio para Ganar).

Esa comisión establecería cuotas de inmigración "basada en políticas que promueven el empleo, el crecimiento económico y la competitividad, reduciendo al mínimo la pérdida de trabajo, la depresión de los salarios y el empleo no autorizado". El problema es que eso es un programa de trabajadores huéspedes, en disfraz, o por lo menos una puerta abierta para establecer uno.

Pero, una pregunta necesita ser hecha además: ¿A quién más escuchó el congresista? Es difícil imaginar que su base en la comunidad inmigrante de Chicago le pidió que el proyecto de ley incluyera más seguridad fronteriza y la aplicación a nivel nacional del programa E-Verify que el proyecto de ley trae consigo. Estas medidas, en esencia, dejan a millones de obreros de su derecho al trabajo. Así que a pesar de su lenguaje liberal, el proyecto de ley de Gutiérrez permitiría continuar e intensificará la represión

Como Catherine Tactaquin, directora ejecutiva de la Red Nacional de Derechos de Inmigrantes y Refugiados, lo señalo: "La legislación propuesta por el representante Gutiérrez incluye algunas protecciones necesarias para nuestras comunidades vulnerables, pero continua tratando la inmigración como un asunto de "seguridad nacional" y no es suficiente para acabar con los aspectos más graves de nuestro deficiente sistema de inmigración".

Hace un año, las perspectivas para una reforma migratoria parecían mucho mejor. Barack Obama fue elegido presidente en parte debido a al amplio apoyo de los latinos, que le dieron 67 por ciento de sus votos.
Pero desde que Obama asumió el poder, el estatus migratorio de más de 12 millones de trabajadores indocumentados aun no ha llegado cerca de convertirse en parte de la agenda legislativa. Además de eso, la aplicación de las leyes de inmigración ha recibido un importante impulso.

En julio pasado, Janet Napolitano, jefe del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), anunció la ampliación del programa 287 (g), parte del Acta de Reforma y Control de Inmigración de 1986 (IRCA). El programa 287 (g) es conocido por la comunidad inmigrante como la "polimigra", porque le da el poder federales de inmigración a la policía y otras agencias locales.

Bajo Obama, la polimigra ha puesto miles de inmigrantes indocumentados en cortes de deportación, luego de detenerlos en paradas de tráfico, teñidas de discriminación racial. El reino de terror de Joe Arpaio, alguacil del condado de Maricopa, Arizona, es sólo el ejemplo más triste. Alli, los inmigrantes detenidos son concentrados en tiendas en el desierto de Arizona.

Pero la polimigra está activa mucho más allá de la jurisdicción Arpaio. Gracias a la creciente utilización de 287 (g), los procesos de inmigración crecieron 20 por ciento con respecto al año anterior, haciendo de los casos de inmigración un tercio de todas las peticiones introducidas en las cortes distritales de EE.UU., según la Oficina Administrativa de los Tribunales Estadounidenses.

Las perturbadoras consecuencias de esta política son expuestas por Jacqueline Stevens en su reciente artículo en The Nation, titulado "Los Castillos Secretos de ICE en de los Estados Unidos":

Si no tienes pruebas suficientes para acusar penalmente a alguien, pero sospechas que es ilegal, entonces podemos hacerlo desaparecer." Estas escalofriantes palabras fueron pronunciadas por James Pendergraph, entonces director ejecutivo de la Oficina de Coordinación Local y Estatal de la Agencia de Inmigración y Aduanas (ICE), en una conferencia de policías y alguaciles en agosto del 2008.

También estuvo presente Sarnata Reynolds de Amnistía Internacional, que escribió sobre el incidente en el informe de 2009 "Encarcelado Sin Justicia", quien dijo en una entrevista: "Fue algo casi surreal estar allí, particularmente para alguien de una organización que ha luchado contra las desapariciones durante décadas en otros países. Yo no podía creer que lo digiera tan abiertamente y la audiencia reaccionó como si no nada malo hubiera sido dicho.

También en julio, Napolitano "fortaleció la verificación de elegibilidad de empleo, al anunciar el apoyo de la administración a un reglamento que otorgará contratos federales sólo a los empleadores que usen E-Verify para comprobar la autorización de trabajo los empleados", según un comunicado de prensa. Para inflar sus credenciales, el comunicado agregaba que "[c]omo Gobernador de Arizona, Secretario Napolitano firmó legislación que obliga a todos los empleadores en el Estado a utilizar E-Verify".

Bajo el declarado pretexto de "tomar medidas enérgicas contra los empleadores que utilizan trabajadores ilegales con el fin de bajar los salarios--y muchas veces maltratan a esos trabajadores", la administración de Obama ha hecho de E-Verify, un programa de Bush, la parte fundamental para la aplicación de sanciones a los empleadores que IRCA estableció.

En noviembre, John Morton, jefe del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), anunció que las autorizaciones de trabajo de los empleados en 654 empresas estaban siendo objeto de una auditoría, y que otras 267 compañías serán añadidas. Así, miles de trabajadores en empresas como American Apparel, American Building Maintenance y Overhill Frams perdieron sus empleos en 2009.

El periodista David Bacon describe el impacto de esta política de Obama:

La aplicación de la ley de inmigración en las plazas laborales está llena de ejemplos de empresarios que utilizaron las auditorías y las discrepancias como pretextos para despedir militantes sindicales o desalentar la organización de los trabajadores ... Overhill Farns tiene un sindicato. American Apparel paga mejor que la mayoría de las fábricas de prendas de vestir. En Minneapolis, los 1.200 trabajadores de limpieza despedidos en ABM ganaban un salario más alto que los trabajadores no sindicalizados--y se fueron a la huelga para obtenerlos... Si cualquier cosa, el ICE parece decidido a castigar a los trabajadores indocumentados que ganan demasiado, o que son demasiado visibles exigiendo mejores salarios y aquellos organizados en sindicatos.

Y a pesar de la noción de Obama sancionar a los empleadores que explotan a inmigrantes, en American Apparel y ABM los patrones fueron recompensados con inmunidad por cooperar con la prosecución...

Nadie en la administración de Obama, o en la de Bush y Clinton antes, quiere detener la in migración a EE.UU., o imagina que esto podría hacerse sin consecuencias catastróficas... Al contrario ... la aplicación de las leyes de inmigración es un medio para la manejar el flujo de inmigrantes, y poner su trabajo a disposición de los empleadores, al precio que ellos desean pagar.

La lógica detrás de este endurecimiento de la aplicación de la ley --y el ulterior empeoramiento de las condiciones de vida de millones de familias de inmigrantes que hoy viven en un estado de miedo-- es apaciguar a la derecha, para así pasar lo que la Casa Blanca, la mayoría de Congreso y los capitalistas estadounidenses entienden por "reforma migratoria" --un programa de trabajadores huéspedes.

Este objetivo fue francamente descrito, por el secretario de Seguridad Patria de George W. Bush, Michael Chertoff, en octubre de 2008. Al hablar acerca del "progreso" realizado por su organismo en la aplicación de las leyes de inmigración, Chertoff dijo:

Debemos continuar mostrando al pueblo estadounidense que haremos cumplir la ley. Es mi convicción de que si lo hacemos, llegará el día en que el público estadounidense finalmente podrá decir: confiamos en el gobierno para controlar la inmigración. Ahora estamos preparados para abrir la puerta a más inmigración legal o más a trabajadores temporales.

En noviembre, la sucesora de Chertoff, Janet Napolitano, describió la visión de la administración de Obama: "[U]n compromiso de aplicar la ley seria y eficazmente, mejorar los flujos legales de familias y trabajadores, y una manera firme pero justa para lidiar con los que ya están aquí". Y añadió: "Necesitamos programas cuidadosamente diseñados que permitan a las empresas estadounidenses contratar los trabajadores extranjeros que le sean necesarios".

Pero para los millones de familias afectadas por el estatus migratorio de uno o más de sus miembros, la reforma de inmigración debe significar el fin de la inseguridad cotidiana, el derecho a trabajar sin temor y un camino a la ciudadanía para todos aquellos que la quieran. Las masivas manifestaciones pro inmigrantes en 2006 y 2007 han puesto suficiente presión sobre los demócratas para asegurar que cualquier "reforma migratoria comprehensiva" deba incluir la legalización de al menos un amplio sector de los más de 12 millones de trabajadores indocumentados en EE.UU.

Grandes movilizaciones de inmigrantes el Primero de Mayo no se han producido en los últimos dos años, pero la victoria de Obama se debió en parte al trabajo electoral de miles de activistas pro inmigrantes. A pesar de los reveses que los inmigrantes han sufrido durante el primer año de Obama en el poder, el movimiento aún tiene esperanzas de que sus demandas se realicen. Al mismo tiempo, sin embargo, la retirada del movimiento de las calles permitió en gran parte que la ofensiva anti-inmigrante quedara sin respuesta.

En San Francisco, el Comité de Defensa de los Derechos de los Inmigrantes fue exitoso en presionando a la Junta de Superintendentes de la ciudad para adoptar una postura en contra de la práctica del alcalde de entregar a jóvenes indocumentados acusados de un delito a ICE. También en California, la Hermandad Mexicana Latinoamericana está involucrado en una lucha constante para solidarizar con los trabajadores despedidos en Overhill Farms y American Apparel y luchar por sus puestos de trabajo.

En Chicago, una coalición de jóvenes y estudiantes forzó a los principales actores políticos de la ciudad a implicarse en la deportación de Rigo Padilla, un estudiante universitario a este país cuando tenía seis años de edad, obteniendo la suspensión de la deportación. También en Chicago, la Misión, una iglesia en un barrio latino de la ciudad, ha detenido la deportación de decenas de personas arrestadas por la polimigra.

Y en el Condado de Maricopa, Arizona, el grupo de apoyo a inmigrantes, Respeto, organizó una red de mensajes de texto para alertar a los miles de personas de las redadas del sheriff Joe Arpaio. Y recientemente, estos activistas organizaron una marcha de 10.000 personas contra Arpaio, el 16 de enero en Phoenix.

Dada la magnitud de la represión contra los inmigrantes por las autoridades gubernamentales, muchos en el movimiento pro inmigrante ven las provisiones de amnistía en la propuesta de Gutiérrez como una alternativa progresista. Y después de un año de esperanzas frustradas inmigrantes indocumentados están dispuestos a aceptar el precio.

Un activista indocumentado en Chicago, describe la parte de legalización del proyecto de ley como "muy accesible para muchos de nosotros, y sabemos que no importa que hagan, siempre habrá indocumentados y empresas que los necesitan." Este activista está pidiendo el movimiento pro derechos de inmigrantes apoyar la propuesta de Gutiérrez.

El problema, por supuesto, es que la amnistía de Gutiérrez viene empaquetada con un endurecimiento de las leyes para los inmigrantes. En esto, Gutiérrez parece estar siguiendo la línea establecida por Bush y Chertoff, y continuada por Obama y Napolitano. Más aun, como la pendiente legislación del seguro de la salud lo muestra, cualquier proyecto de ley finalmente votado por Congreso será mucho peor que la propuesta presentada por Gutiérrez.

De hecho, la derecha republicana en el Congreso declaró proyecto de ley Gutiérrez "muerto al nacer", mientras que la moderadora de la Cámara, Nancy Pelosi, aseguró a los representantes demócratas no tendrán que votar en temas polémicos, como la reforma migratoria, antes que el Senado actué primero.

La propuesta del Senado es mucho peor que la de Gutiérrez. El senador Charles Schumer (demócrata, Nueva York), que preside el subcomité del Senado sobre Inmigración, ya ha elaborado un proyecto de ley en colaboración con el senador Lindsey Graham (Republicano, Carolina del Sur). "Cuando el Presidente me pregunte si podemos aprohar una reforma de inmigración comprehensiva en el Congreso, voy a sonreír y decir: 'Señor Presidente, sí se puede", dijo Schumer.

Su propuesta repite muchos de los peores elementos de los fallidos proyectos de 2006 y 2007: un programa de trabajadores huéspedes, procedimientos de legalización draconianos y restrictivos, además de EVerify, sistemas de identidad biométricos y el refuerzo de la frontera para detener la inmigración "ilegal".

A pesar de esta actividad en torno a una legislación, nadie está seguro de si Obama va a empujar por la reforma. Los medios reportan que la Casa Blanca teme de que en el contexto de alto desempleo y las elecciones de diciembre, la reforma migratoria es un caso perdido.

Ciertamente, en medio de una recesión, la derecha tendrá más espacio para sus diatribas racistas contra los mexicanos. Y a pesar de que la clase capitalista necesita un programa de trabajadores huéspedes para seguir bajando los salarios de todos, no está claro si será capaz de callar los hocicos racistas de la extrema derecha.

Entonces, ¿dónde deja todo esto el proyecto de ley Gutiérrez? Millones de trabajadores indocumentados desean una reforma migratoria que incluya la legalización. Muchos no leerán la letra pequeña que trae mayor represión y programas de trabajadores huéspedes.

Es más, el proyecto de ley de Gutiérrez se transformará un cebo en las conversaciones en el Congreso, utilizando los elementos liberales de la legislación para excitar a los votantes latinos, sólo para abandonarlos al final --como fue el caso de la opción pública en la reforma al seguro de la salud.

Por esta razón, la izquierda del movimiento pro inmigrante debe seguir presionando por una legislación de real amnistía, sin atarse a la propuesta de Gutiérrez. Debemos destacar la forma en que el proyecto de ley de Gutiérrez consolidaría las duras políticas de represión a los indocumentados de Obama. Y no podemos permanecer en las graderías mientras el Congreso se prepara para una legislación de inmigración aún peor. En su lugar, debemos luchar por lo que los trabajadores indocumentados realmente necesitan: la amnistía.

Por último, la lucha por genuina amnistía debe convertirse en un foco de la solidaridad para todos los trabajadores. Este Primero de Mayo, tenemos que marchar por ambos: trabajos y legalización --el derecho al trabajo-- para todos.

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5 de abril 2010
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