España: Los inmigrantes viven "al límite de la subsistencia" para mantener las remesas Imprimir
Martes, 11 de Mayo de 2010 00:04

Tribuna Latina / Argenpress

Los inmigrantes viven en España "al límite de la subsistencia" con tal de poder seguir enviando dinero a la familia que dejaron en el país de origen, un "sacrificio" para adaptarse a la crisis económica y afrontar una tasa de paro del 28% que, según los expertos, explica por qué tras seis trimestres consecutivos de caída, 2009 se cerró con un aumento del 1,8 por ciento en el volumen de remesas que salieron del país.

Así lo ha señalado el director del Centro de Investigación Sobre Globalización Remesas.org, Iñigo Moré, tras la inauguración en Madrid de una jornada sobre los envíos de dinero que contó con la participación de la secretaria de Estado de Inmigración y Emigración, Anna Terrón; el director de la Organización Internacional de las Migraciones en España (OIM), Manuel Pombo; el presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Envío de Dinero, Gonzalo Valiente y el director general de Santander Envíos (Grupo Santander), Fernando Alonso.
Según la secretaria de Estado, se puede "decir que hay brotes verdes" en las remesas, que el Gobierno atribute "a la capacidad de los inmigrantes, a su mayor conciencia de la responsabilidad que tienen ante una situ difícil y al cambio de patrones de ahorro", ya que tienen "una gran capacidad de sacrificio y de adaptación".

Para Moré, la clave está en que los inmigrantes han comenzado a enviar mayores porcentajes de sus ingresos a la familia, superando la media habitual, que ronda el veinte por ciento. En su opinión, sólo así se explica esa "pequeña" subida en el volumen de remesas enviadas a finales del año pasado, un periodo en el que la renta global de los extranjeros "había caído".

"Esta es una cantidad muy importante, porque muchos inmigrantes viiven con salarios al filo del salario mínimo y retraer de ahí un veinte por ciento para las remesas, explica fenómenos como el de los pisos patera y una vida al límite de la subsistencia, pero lo hacen porque el receptor, sus padres o sus hijos, son más importantes para ellos", que mantener sus actividades de ocio o vivir en un piso más confortable, apuntó el experto.

7.000 millones de euros

En total, unos tres millones de inmigrantes envían cada año algo más de 7.000 millones de euros a sus países de origen, dinero que reciben directamente entre siete y ocho millones de personas, o, lo que es lo mismo, la población de un país como Portugal. Moré destacó que con este dinero, "tres millones de niños pueden ir a la escuela" o "a la sanidad", lo que supone "una visión de futuro que no hay que perder de vista".

Hasta el primer trimestre de 2008, cuando comenzaron a descender las remesas, cada inmigrante mandaba de media unos 320 euros en nueve giros a lo largo del año. Este promedio se ha reducido con la crisis: ahora envían algo menos de 300 euros y lo hacen con menos frecuencia, unas ocho veces al año. Además, antes enviaban dinero siete de cada diez extranjeros, mientras que en 2009 la proporción cayó hasta el 65%, conforme los datos facilitados por Remesas.org.

No obstante, Moré apuntó que la caída de los envíos registrada hasta finales del año pasado no ha afectado a todas las nacionalidades por igual. Así, mientras en 2008 las remesas caían un ocho por ciento, para los ecuatorianos el descenso fue del 18%. En el mismo periodo, los peruanos incrementaron sus envíos, al igual que lo han hecho "notablemente" los inmigrantes chinos y los pakistaníes.

"Sin campanas al vuelo"

Con todo, Moré dijo que la subida del 1,8% "no es para echar las campanas al vuelo", porque "buena parte de los inmigrantes están remitiendo su subsidio de desempleo, sus ahorros o quizá el dinero de alguna propiedad que han vendido", es decir, "son ingresos que no son sostenibles y tienen un límite en el tiempo".

Para el responsable de Remesas.org, el mayor problema que afrontan quienes envían dinero a su familia es tener que pagar a la empresa intermediaria hasta "el veinte por ciento" de la remesa que quieren enviar, un dinero al que ya se han descontado los impuestos en España y que sufrirá un nuevo recorte en el país de destino, donde también tributa y, según Moré, en cuantías "injustas".

En este sentido, celebró el proyecto de la Ley de Servicios de Pagos, que a su juicio "creará más competencia por estos envios, lo que obvciamente van a reducir los precios, aunque los empresarios hayan dicho que no".