Estados Unidos: Extremistas de derecha a punto de tomar control de política exterior en Cámara de Representantes Imprimir
Sábado, 20 de Noviembre de 2010 03:07

 

Alexander Main / CEPR

A principio de la última década, dos ‘soldados de la guerra fría’ de línea dura, íntimamente asociados con los grupos radicales de exiliados cubanos en la Florida, ocupaban posiciones estratégicas en la maquinaria estadounidense de política exterior.

Otto Reich, antiguo líder de las operaciones de propaganda en Centroamérica del gobierno de Reagan, y Roger Noriega, coautor de la Ley Helms-Burton de 1996, se alternaron en la dirección de la Oficina para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado y tuvieron otros cargos influyentes como el de embajador ante la Organización de Estados Americanos y el de Enviado Especial de la Casa Blanca al Hemisferio Occidental.

Durante sus años de servicio en el gobierno de George W. Bush, estos personajes lideraron una ferviente cruzada en contra de los gobiernos de tendencia izquierdista en la región y, entre otras cosas, apoyaron activamente un breve golpe de Estado en contra del presidente venezolano Hugo Chávez en 2002 y un golpe exitoso en contra del presidente Jean-Bertrand Aristide de Haití en 2004. Al final, sus radicales puntos de vista y escandalosas actuaciones en la escena internacional terminaron siendo demasiado vergonzosos hasta para el gobierno republicano y eventualmente fueron relevados de sus puestos en el gobierno mucho antes de que terminara el mandato de Bush.

Ahora, como resultado de las elecciones del 2 de noviembre, otro dúo del mismo calibre está a punto de controlar la agenda legislativa sobre asuntos Latinoamericanos en la Cámara de Representantes. Se espera que la representante Ileana Ros-Lehtinen substituya al demócrata Howard Berman en la presidencia del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes y que el eternamente bronceado congresista Cornelius McGillicuddy IV – conocido como Connie Mack – está encaminado a tomar las riendas del Subcomité de Asuntos Exteriores sobre el Hemisferio Occidental.

Jackson Diehl, del Washington Post, ha celebrado con gran entusiasmo el ascenso de estos dos legisladores del sur de la Florida, anunciando a Ros-Lehtinen como una “defensora de los derechos humanos de los cubanos” y afirmando triunfalmente que “uno de los grandes perdedores anti-estadounidenses” de las elecciones legislativas de EE.UU. será el presidente cubano “Raúl Castro”. Para ver si en efecto existen razones para celebrar, analicemos con más cuidado los antecedentes de nuestros dos protagonistas.

Comencemos con la “defensora” de los derechos humanos Ros-Lehtinen quien, según la biografía en su sitio en Internet explica, fue “forzada a huir con [su] familia del opresivo régimen comunista de Fidel Castro…” En ciertos temas – como en el de los derechos de los homosexuales y el de una reforma migratoria – la congresista parece ser balanceada. Sin embargo, cuando se trata de Latinoamérica ella raramente deja de lanzarse precipitosamente hacia un lado extremo de la balanza.

Ella es, como es de esperarse dados sus orígenes y los votantes de su distrito electoral de Miami-Dade, una devota opositora de cualquier relajación de las sanciones en contra de Cuba, al igual que muchos de sus colegas cubano-estadounidenses y soldados de la guerra fría. Pero su profunda hostilidad en contra de la izquierda latinoamericana la ha llevado a tomar posturas mucho más inquietantes, incluyendo la de defender a terroristas y golpistas. Si usted piensa que estoy exagerando, por favor evalúe un poco de la evidencia, la cual es de conocimiento público:

Como se indica en el New York Times en julio de 1990,  Ros-Lehtinen, junto con el senador Connie Mack (el padre del representante Mack) y Jeb Bush (hermano del presidente George W. Bush)  “presionaron fuertemente” a favor de la liberación del derechista cubano Orlando Bosch, un terrorista convicto que según las sospechas de funcionarios estadounidenses es responsable de decenas de atentados con bomba, incluyendo el atentado en 1976 en contra de un avión comercial que resultó en la muerte de 76 civiles. En un cambio total a la política previa, el Departamento de Justicia de EE.UU. dejó a Bosch en libertad en Miami, en donde permanece en libertad hasta el día de hoy.
En abril de 2002, a medida que se daba un golpe de Estado en Venezuela, la congresista se refirió al coronel de la fuerza aérea Pedro Soto, quien había sido uno de los primeros oficiales en convocar a un golpe en contra del gobierno democráticamente electo de Hugo Chávez, como un “gran patriota”. El coronel Pedro Soto permanece en el exilio en Miami.
Según un informe del Miami Herald en 2005, Ros-Lehtinen y dos de sus colegas de Florida abogaron en nombre de otro terrorista cubano – Luis Posada Carriles – quien fue encarcelado en Panamá por su papel en un complot para asesinar a Fidel Castro. Carriles, quien también se cree que fue el autor principal del atentado al avión comercial en 1976, fue liberado por el gobierno panameño y se encuentra ahora en el exilio en… Miami.
En 2006, convocó abiertamente al asesinato de Fidel Castro en una entrevista. Según sus propias palabras: “Le doy la bienvenida a la oportunidad de que alguien asesine a Fidel Castro…"
Tres días después del golpe militar que derrocó al gobierno democrático de Honduras, Ros-Lehtinen entregó una carta al presidente Obama expresando su apoyo al régimen golpista y criticando al gobierno por aprobar las resoluciones de la OEA y de la ONU que condenaban el golpe, “todo por apoyar el consenso”.
Ros-Lehtinen ha seguido presionando incansablemente a favor del régimen hondureño, organizando delegaciones del gobierno golpista a Washington y mostrando su solidaridad con el líder del gobierno golpista en 2009, Roberto Micheletti [i]. Cuando el gobierno de Obama, para desilusión de los progresistas en el congreso, decidió apoyar al régimen golpista y brindar su respaldo al controversial gobierno de Porfirio Lobo, Ros-Lehtinen siguió presionando al Departamento de Estado a que hiciera más para defender a Lobo a nivel internacional.
Connie Mack es relativamente joven y ha ocupado su cargo solamente desde 2005. Por lo tanto, ha tenido menos tiempo para congraciarse con terroristas y regímenes golpistas. Sin embargo, ha realizado esfuerzos impresionantes para probar sus credenciales de extremista de derecha. Mack se ha enfocado principalmente en la grave “amenaza que que el presidente comunista de Venezuela Hugo Chávez plantea para Estados Unidos y nuestros aliados en la región”.
En marzo de 2008, Mack y Ros-Lehtinen introdujeron la Resolución de la Cámara de Representantes 1049 convocando al gobierno estadounidense “a agregar a Venezuela a la lista de estados que patrocinan el terrorismo…” Dándose cuenta de que una iniciativa como ésa tendría consecuencias desastrosas para las relaciones de Estados Unidos a través de la región, el senador republicano Richard Lugar publicó un informe criticando esta medida. Al final, Mack logró el apoyo de solamente 8 otros representantes y la resolución fue rápidamente ignorada.
Ansioso de superar a Ros-Lehtinen en el tema de Honduras, Mack se embarcó en su propia campaña de apoyo al régimen golpista, comenzando con una resolución en julio de 2009 condenando al presidente democrático y recién derrocado Manuel Zelaya por haber “pisoteado” la constitución de su país. Después escribió una carta a la secretaria de Estado Hillary Clinton instándola a no aceptar el retorno de Zelaya al poder y luego liderando una delegación de congresistas a Honduras para después criticar la condena oficial del gobierno estadounidense al golpe.
No sabiendo cuando renunciar a sus insistencias, en octubre de 2009 Mack presentó otra resolución en la que convocaba a que Venezuela fuera colocada en la lista de estados patrocinadores del terrorismo y esta vez logró recoger las firmas de 37 otros miembros del congreso. La resolución fue referida al Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes y de inmediato fue engavetada por el presidente demócrata de dicho Comité.
Mack también le ha gruñido al presidente indígena de Bolivia Evo Morales quien, según el congresista, junto con Chávez, ha “tratado de implementar y logrado con éxito cambios constitucionales que acallan a sus oponentes y concentran su poder”. De manera similar, publicó un comunicado de prensa en el día de la conmemoración de la independencia de Ecuador el año pasado en el que se refirió al presidente ecuatoriano Correa como “nada más que un peón para su querido amigo y brutócrata (“thugocrat” en inglés), Hugo Chávez”.
Desafortunadamente para el resto del mundo, el extremismo de Mack y Ros-Lehtinen no se limita a este hemisferio. Ambos representantes tienen cálidas relaciones con la derecha de Israel y están entre los congresistas de línea dura más estridentes en relación al tema de Irán. Es por eso que, sin sorpresa, han descrito la profundización de relaciones entre Irán y varios países Latinoamericanos – especialmente Venezuela – como una amenaza a “nuestros intereses críticos de seguridad”. El año pasado, Ros-Lehtinen introdujo una propuesta de ley de 45 páginas para “mejorar la seguridad del Hemisferio Occidental” que citaba a Irán 24 veces. Mack, mientras tanto, ha dicho que “la creciente influencia de Irán en el Hemisferio Occidental me recuerda la relación entre Rusia y Cuba cuando nos enfrentamos a la crisis de los misiles”. Efectivamente, si se reemplaza a “Irán” con “la Unión Soviética” en las declaraciones de los dos legisladores de Florida uno se siente transportado a la era de la guerra fría.

Claramente, lo importante es determinar si teniendo a estos extremistas de derecha como líderes del Comité de Asuntos Exteriores y del Subcomité para el Hemisferio Occidental necesariamente pondrá a la política estadounidense hacia Latinoamérica en un rumbo más agresivo. Sin duda, Ros-Lehtinen y Mack utilizarán sus nuevos poderes como presidentes de comité para tener un mayor número de audiencias en el congreso dirigidas hacia Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador y otros países de tendencia izquierdista. Se asegurarán de poner fin a cualquier proyecto legislativo que busca relajar las restricciones para viajar a Cuba. Es probable que también promuevan resoluciones y propuestas legislativas que busquen imponer sanciones y medidas intervencionistas en contra de estos países para castigarlos por sus supuestos actos antidemocráticos o antiestadounidenses. Sin embargo, aunque acciones como éstas puedan llamar la atención de muchos, las propuestas legislativas más extremistas seguramente se chocarán con el muro de un Senado controlado por los demócratas y, si eso no sucede, con el veto del presidente Obama. ¿O será que no?

Los líderes demócratas podrán tener una retórica más refinada cuando se trata de las relaciones con el resto de la región, pero frecuentemente también han observado, sin tomar acción alguna, cómo el gobierno de Obama ha implementado políticas agresivas y unilaterales semejantes a las de la era de Bush. Solamente dos congresistas, los senadores Patrick Leahy y Christopher Dodd (quien se jubila del Senado este año), expresaron su preocupación en torno al acuerdo con Colombia que incrementaría la presencia militar estadounidense en ese país y que provocó desconciertos para todos los gobiernos de Sudamérica. En cuanto al tema más polémico del hemisferio en los últimos dos años – el golpe en Honduras – los dos senadores por lo general no se han expresado en contra de la débil respuesta del gobierno ante el golpe, a pesar de las alarmas sonadas por sus colegas demócratas más progresistas. El gobierno de Obama, mientras tanto, fue equipado con la conveniente excusa de que los republicanos de línea dura lo estaban presionando implacablemente y torciéndole el brazo.

Por tanto, el peligro puede ser, más que la amenaza directa que plantean los poderes legislativos de Ros-Lehtinen o Mack, el hecho de que su retórica belicosa y estrambóticos arranques brinden más excusas para que el gobierno y los demócratas moderados sigan adelante con una agenda que simplemente recicla las políticas fallidas del último gobierno republicano. Jackson Diehl del Washington Post puede dormir tranquilamente sabiendo que la pareja del sur de la Florida jugará un importante papel en mantener las relaciones de Estados Unidos con Latinoamérica tan tóxicas como antes.
 
[i] Durante su conferencia de prensa en conjunto con el presidente golpista Roberto Micheletti, Ros-Lehtinen declaró ante los medios:
“Algunos me hablan del gobierno ‘de facto’, pero ante la constitución de la república yo estoy sentada aquí con el presidente de este país y es un gran honor”.