"¡Pelearemos de calle en calle, de aldea en aldea, de montaña en montaña ... será una batalla larga!" Imprimir
Viernes, 02 de Septiembre de 2011 22:07
El Tío Sam se divierte en su deporte favorito; ya no es flaco ni alto ni usa sombrero, ahora es sucio, sangriento y goloso (grabado de Pacogarabato)El Tío Sam se divierte en su deporte favorito; ya no es flaco ni alto ni usa sombrero, ahora es sucio, sangriento y goloso (grabado de Pacogarabato)

Carlos Rivero Collado / Kaos en la Red

Declaró el heroico presidente Muamar al-Gadafi ayer, primero de septiembre, 42 Aniversario de la Revolución Socialista de Libia. El Diario de la Historia con otros dos grandes crímenes del Imperio.

1-. Un buen morir toda una vida honra

En una declaración que por la televisión de Siria hizo ayer, jueves 1 de septiembre, Cuadragésimo Segundo Aniversario de la Revolución Socialista de Libia, el presidente Muamar Mohamed al-Gadafi exclamó:

--¡Lucharemos en cada calle, en cada ciudad! ¡Pelearemos de lugar en lugar, de aldea en aldea, de montaña en montaña! ¡Será una batalla larga en la que probaremos que ellos no pueden gobernar al pueblo libio ni someter a sus tribus!

A pesar de esta actitud, más que desafiante, épica, el final de Gadafi es inexorable. Ahora, en su caída, lo acusan de vivir con todo lujo, de robar los dineros de la nación y de todas esas infamias que los cobardes suelen acusar a los héroes cuando son vencidos. Han llegado a decir que la esposa de su hijo Aníbal le quemó el rostro con agua hirviente a la niñera de su pequeño hijo porque el niño no dejaba de llorar. Ya habían dicho antes que Gadafi y sus hijos violaron a varias mujeres en algo así como una inmensa Bacanal de Estado, como si Gadafi y sus hijos necesitaran violar a ninguna mujer para tener todas las que querían sin la menor violencia. Como dijeron también que le habían dado grandes cantidades de viagra a los soldados para que violaran a muchas mujeres, como si los jóvenes héroes necesitaran de ese producto para una función tan natural. Hay que estar muy enfermo de la mente para creer en toda esa estúpida patraña, inventada, sobre todo, por la prensa sionista que abarca en el mundo a cientos de diarios, agencias de noticias, sitiowebs y emisoras de radio y televisión.

Gadafi pudo haber llegado a Argelia en el propio convoy en que lo hicieron su esposa y dos de sus hijos, pero prefirió seguir luchando con su pueblo y dar la vida por sus principios.

Nada de lo que se diga hoy de Gadafi merece crédito. Ahora estos vendepatrias, que le van a entregar las riquezas de Libia a los imperios, pueden colocar en la vasta residencia de Gadafi todas las drogas, los libros de pornografía infantil y los instrumentos de tortura que se les ocurra. Lo han hecho con otros gobernantes caídos. Tienen puerca la conciencia y es lógico que los puercos actúen como puercos. Un ser humano que lucha hasta la muerte por su causa merece el máximo respeto de toda persona normal, aunque no, por supuesto, de los cobardes ni los traidores.

Un ladrón, un sibarita, un corrompido, un capitalista en fin, huye con sus riquezas, no pelea hasta la muerte. Digamos con Petrarca: Un bel morir tutta una vita o­nora.

2-. Una actitud que puede costar cara

Reitero que ha sido un grave error de muchos gobiernos de América no haber reaccionado con valor ante la matanza del pueblo libio y la insolencia asesina de las potencias capitalistas que han actuado como si fuesen dueñas absolutas del mundo. Sólo el presidente Hugo Chávez, en su declaración del pasado martes 23 –seguida por la vibrante protesta diplomática y popular ante el asalto a la embajada venezolana en Trípoli--, y el presidente Daniel Ortega, que le ofreció a Gadafi asilo político, han estado a la altura del momento. Todos los demás gobernantes de América han actuado con extrema precaución ante este crimen.  

Los funcionarios del Pentágono, la CIA y el Departamento de Estado que analizan las acciones de los gobiernos de América no van a ver en esa actitud precaución, sino cobardía, y la van a tener en cuenta si, como todo hace prever, el Imperio y sus lacayos se deciden en un futuro cercano a apoyar "insurrecciones populares" en Argelia, Siria, Venezuela y otros países. Chávez lo sabe, por eso se está preparando para la gran batalla. Sería monstruoso que los gobiernos de América le fallaran como hicieron con Libia.

No conocen al Imperio quienes crean que la pasividad detiene su agresión. Al contrario: la acelera.

3-. ¿Germen de una nueva Libia?

Cada día que pasa se prueba aun más que la muerte de Osama bin Laden es mentira, que el 11 de Septiembre fue una autoagresión concebida y dirigida por la Casa Blanca, que Al Qaeda es un grupo terrorista creado por la CIA y la Mossad para servir los intereses del Imperio Yanquisionista y que la guerra de Libia fue provocada y perpetrada por ambas agencias de Inteligencia con el apoyo del Pentágono y los gobiernos lacayos de la OTAN.

Ahora vemos que el viernes de la semana pasada un atentado terrorista perpetrado contra la academia militar Chechell, a 80 millas al oeste de Argel, reivindicado por Al Qaeda, asesinó a 36 personas. Es evidente que ese hecho fue consecuencia de la actitud del gobierno de Argelia de rechazar la agresión imperialista en Libia.

La junta de traidores que forma, supuestamente, el nuevo gobierno libio después de la salida de Gadafi de Trípoli, ha dicho que la acogida en Argelia de la familia de Gadafi es un acto de agresión. Es muy probable que el atentado contra Chechell y esta protesta de los traidores sea el primer paso para una próxima agresión militar a Argelia por parte de nuevos "grupos rebeldes" que surjan en ese país con el apoyo de los imperios, como sucedió en Libia.

Desde febrero de este año, el presidente Gadafi ha venido denunciando que varios de los comandantes de la rebelión pertenecen a Al Qaeda, lo cual es una prueba más de que se trata de un grupo terrorista creado y controlado por el Imperio y el sionismo. El atentado a Chechell y su reivindicación por ese grupo es una prueba más de que Gadafi tiene razón.

4-. La estrategia terrorista de "cambio de régimen".

Otros analistas han escrito sobre este asunto en días pasados, pero debemos insistir en el mismo por la trágica importancia que pudiera tener en el futuro.

En una entrevista que le hiciera hace poco la revista Foreign Policy, Benjamín Rhodes, un sionista que es Asesor Adjunto de Seguridad Nacional y autor de los discursos de Barack Obama sobre politica internacional, expresó:

--Hay dos principios en que el Presidente hizo hincapié al comienzo de la intervención en Libia, que se han llevado a cabo en nuestro enfoque. El primero es que creemos que es mucho más legítimo y eficaz para el cambio de régimen que sea logrado por un movimiento político nacional más que por la intervención directa de las tropas de Estados Unidos y de otros paises. Este método es más eficaz que el de "ocupación directa" empleado por el gobierno de Bush.

Este método de "cambio de régimen" ya se está aplicando en Siria y es muy probable que cuando concluya la lucha en Libia, los aviones del Imperio y la OTAN comiencen los bombardeos masivos a ese país.

Lo mismo pueden hacer en Argelia, adonde ya se está creando un mal de fondo con los "rebeldes" libios que pudieran cruzar la frontera y crear las condiciones para otra "rebelión", con el apoyo del Imperio, el sionismo y la OTAN.

El Imperio ve todo esto como un método, como algo que preparan sus agentes y mercenarios para que después llegue el apoyo terrorista de la OTAN. Este es el método que fue aplicado en Libia y dio resultado. No hubo levantamiento voluntario ni ocasional: todo fue un plan del sionismo y el Imperio y sus secuaces.

Esperando que en los próximos días se produzcan nuevas noticias sobre Libia, Siria, Argelia y las guerras del Oriente Medio, veamos, entonces, dos crónicas sobre otros crímenes del imperialismo yanqui.

 

PIDEN EN COLOMBIA GUERRA CONTRA EL IMPERIO

El Diario de la Historia, Washington DC, 9 de diciembre de 1903. Una declaración oficial del Departamento de la Marina de Guerra de Estados Unidos, anunció, anoche, que dos compañías de infantería desembarcaron ayer en la nueva república de Panamá para protegerla de la creciente pugna entre los dirigentes de la rebelión que separó al departamento ístmico de Colombia, hace cinco semanas, y hoy forman parte del gobierno.

La declaración precisó que la seguridad de Panamá no puede quedar sólo bajo la responsabilidad de la pequeña y recién formada fuerza militar panameña a la que llamó “una banda de jóvenes belicosos dispuesta a tomar el poder por la fuerza y destituir a la junta civil”.

La declaración añade que el actual conflicto surge por la distribución de los diez millones de dólares que el Departamento del Tesoro de EU está a punto de transferir al gobierno de Panamá para que haga frente a sus gastos iniciales.

Un tratado comercial

Al fracasar, definitivamente, la compañía francesa de Ferdinando de Lesseps, constructor del Canal de Suez, para crear un canal que una el Atlántico y el Pacífico, el emperador Teodoro Roosevelt decidió realizar tan difícil empresa.

En junio de 1902, el Congreso de EU aprobó la Ley Spooner, que autorizó a Roosevelt a comprar las acciones de la compañía de Lesseps --Compagnie Universelle du CanalInterocéanique--, asignándole para ello 40 millones de dólares, con la condición de lograr un tratado con Colombia, de la que Panamá era entonces un departamento.

Unos meses después, por el Tratado Hay-Terrán, el gobierno del presidente Rafael Núñez aceptó la construcción del canal, pero el Congreso colombiano se demoró en aprobar el decreto, mientras la oposición al tratado aumentaba debido a que exigía que una franja de diez kilómetros, a ambos lados de la obra, fuese territorio no del país sino de EU.

Fue entonces que Roosevelt se decidió a apoyar a un grupo de panameños, algunos de ellos socios de compañías yanquis, que trataban de separar Panamá de Colombia. El objetivo era viabilizar la construcción del canal y que el nuevo gobierno del recién creado país aceptara todas las condiciones del tratado Hay-Terrán.

La junta separatista, que hoy integra el gobierno del país, es dirigida por José Agustín Arango, abogado de la Panamá Railroad Company, cuyos accionistas, en su gran mayoría, son yanquis, y, además, por Manuel Amador Guerrero y Carlos Arosemena, miembros de las familias más ricas del país. Tienen el apoyo financiero, además, de Philippe-Jean Bunau-Varilla, un francés que representa a la compañía de Lesseps y que no ha estado en Panamá en los últimos diecisiete años.

Los separatistas formaron una pequeña fuerza armada y, a fines de octubre de este año, con la decisiva ayuda de la Armada de EU, expulsaron a los pocos soldados colombianos que protegían el Istmo y proclamaron la independencia, el 3 de noviembre.

Cuando el gobierno de Bogotá trató de recuperar su territorio, llevando a sus soldados en su pequeña y anticuada Marina, pues no hay comunicación terrestre apropiada para grandes operaciones militares entre Colombia y Panamá por lo intrincado de la zona del Golfo de Darién, la poderosa Armada yanqui se interpuso.

El 6 de noviembre, el Imperio reconoció al nuevo gobierno y, trece días después, o sea hace dos semanas, el propio Philippe-Jean Bunau-Varilla, ya como delegado de Panamá, firmó un nuevo tratado con el Secretario de Estado de EU, John Hay, por el cual el gobierno de Panamá acepta todas las condiciones del Tratado Hay-Terrán y crea unas nuevas que amplían a perpetuidad los cien años en que el anterior tratado cedía las tierras para la construcción del canal y a dieciséis kilómetros el territorio que, de océano a océano, y partiendo al país en dos, pasa a ser territorio de EU.

El nuevo acuerdo –Tratado Hay-Bunau-Varilla--, además, le da derechos a EU a intervenir con sus fuerzas armadas en el nuevo país si las condiciones lo exigieran. Panamá nace, pues, como protectorado yanqui, no como país realmente libre. Lo mismo que sucedió en Cuba el año anterior.

Los Marines están dispuestos, además, según la declaración del Departamento de Marina, publicada hoy en Washington, a enfrentarse a un limitado avance terrestre de las tropas colombianas que, a pesar de las adversas condiciones del terreno, traten de avanzar hacia la ciudad de Panamá.

Las protestas

El pueblo panameño ha protestado por la insólita rapidez con la que el delegado Bunau-Varilla ha firmado el tratado teniendo en cuenta sólo los intereses de la compañía que representa, no los de Panamá.

Colombia, por su parte, no acepta esta afrenta, y existe en todo el país un estado de efervescencia nacional que promueve una guerra con Estados Unidos.

Algunos colombianos señalan que lo que ha sucedido en el Istmo es una ofensa a la memoria del generalísimo Simón Bolívar, pues fue, precisamente, en Panamá adonde se celebró el congreso continental que, promovido por El Libertador, trató de unir a los países latinoamericanos en una federación de repúblicas hermanas.

El Tratado Hay--Bunau-Varilla, al que también se le llama Convención del Canal del Istmo, tiene el apoyo de Roosevelt, pero tendrá que ser aprobado por el Senado de EU y ahí parece que va a haber una batalla más poderosa que la que pueda dar el gobierno de Bogotá para recuperar una parte integral de su país.

La razón y la espada

--Estoy avergonzado de la actitud de mi gobierno –declaró hoy, en el Capitolio, el senador Richard Morgan, de Alabama, en relación a la forma en que Roosevelt intervino en los problemas internos de Colombia sin consultar con los miembros del Congreso--. El Presidente ha usurpado los poderes que en esta república la Constitución confiere al Senado.

En un tono más duro el Senador añadió:

--El tratado del canal es un acto abominable. Monsieur Bunau-Varilla ha explotado a un país que ni siquiera es el suyo y ha jugado con la guerra, con el único propósito de enriquecerse. Su actitud es grotesca y nuestro gobierno es cómplice de este señor.

Por su parte, el senador Hoar, de Massachussets, expresó ante el pleno del Senado:

--Condeno la toma de Panamá en la misma forma en que condené la de Filipinas

 

EL IMPERIO INVADE A PANAMÁ

El Diario de la Historia, México D.F., 21 de diciembre de 1989. En la mayor operación militar de Estados Unidos desde la guerra de Vietnam, diez mil soldados invadieron a Panamá en las primeras horas de ayer, miércoles 20, con el objetivo de apresar al general Manuel Antonio Noriega, acusado en una corte de Miami de complicidad en el tráfico de drogas entre Colombia y Estados Unidos.

Es una curiosa paradoja que el emperador yanqui que ha ordenado esta invasión –George Herbert Walker Bush-- sea, precisamente, el socio de Noriega en el negocio de las drogas, y quien, hace dos años, siendo Vicepresidente, fue el principal responsable del Escándalo Irán-Contra cuyo final fue la introducción por el aeropuerto de Mena, Arkansas, procedente de Colombia, de 27 toneladas de cocaína pura, en complicidad directa con el entonces gobernador Bill Clinton.

Miles de soldados que forman parte de las Fuerzas de Defensa de Panamá, cuyo jefe es el general Noriega, se han enfrentado a los marines y se mantienen combatiendo aún, treinta y seis horas después del inicio de la invasión.

Aunque no se conoce su paradero, se cree que Noriega está dirigiendo la lucha de miles de sus partidarios, militares y civiles, entre ellos los combatientes de los llamados Batallones de la Dignidad, muchos de los cuales han muerto ya al enfrentarse a una fuerza muy superior por la calidad de las armas, el poder de fuego y el apoyo de modernos helicópteros artillados de los que no disponen los panameños.

Antes de que fuera silenciada por las bombas en la tarde de ayer, una emisora de radio que se oye en todo el país transmitió varios mensajes de Noriega en los que llamaba a la resistencia de todo el pueblo, y que concluían con el grito de “Victoria o Muerte”.

Las eternas víctimas

Los invasores ocuparon el cuartel general de las fuerzas armadas panameñas después de un intenso bombardeo que comenzó a la una de la madrugada de ayer y prosiguió hasta después del amanecer.

Se informa que algunas de las bombas de quinientas y mil libras cayeron sobre varios edificios de viviendas del Corregimiento Chorrillo, cercanos al cuartel, en los que viven familias pobres, y mataron a cientos de mujeres y niños que fueron sorprendidos por el bombardeo mientras dormían. Grandes columnas de humo se veían salir ayer de varios edificios próximos al campamento militar.

Participaron de la invasión varios batallones de paracaidistas y de infantería de marina de Estados Unidos y, además, miles de soldados que se hallaban en la Zona del Canal, una franja de tierra de ancho variable que se halla a ambos lados del canal interoceánico y que es territorio norteamericano.

Se cree que ya son más de veinte mil los soldados que participan en la operación a la que Bush, con extremo cinismo, llama Causa Justa.

Han sido derribados cuatro helicópteros que ametrallaban focos de resistencia. Hay más de veinte soldados estadounidenses muertos y unos cincuenta heridos.

La Casa Blanca anunció hoy que pagará un millón de dólares a quien capture o facilite la captura del general Noriega, con lo cual reconoce, implícitamente, la incapacidad del ejército más poderoso del mundo para capturar por su propia fuerza al líder de uno de los países más pequeños, despoblados y débiles del planeta.

Todos los gobiernos de América Latina, sin excepción, han condenado la invasión, que viola la Carta de la o­nU y de la OEA, en cuanto a los principios de no-intervención y libre determinación de los pueblos. La condena mundial es unánime.

Legalizando el crimen

Un juez cuyo nombre no ha sido revelado, tomó juramento hoy como Presidente de Panamá, en una base militar yanqui cuyo nombre tampoco se conoce, a Guillermo Endara, quien fuera candidato presidencial en las elecciones celebradas en mayo. Prestaron juramento, además, como primer y segundo vicepresidente del país, Guillermo Ford y Ricardo Arias Calderón.

No se sabe adonde se encuentran ahora estos tres señores, pero se cree que puedan estar en la Zona del Canal o tan escondidos como Noriega.

La ceremonia fue presenciada por dos observadores de una organización panameña de derechos humanos, pero no por ningún miembro del gobierno ni el parlamento que existían al producirse la invasión. O sea se trata de un golpe de Estado apoyado por la fuerza brutal del Imperio.

El nuevo gobierno, presidido por Endara, fue reconocido en el acto por Bush, en espera de que el Congreso de EU ratifique o no el apoyo inmediato a un régimen que no surge de la voluntad del pueblo panameño, sino de la fuerza del voluntarioso imperio.

La naturaleza de la conciencia

Las fuerzas imperialistas han ocupado, además de la comandancia general de las fuerzas armadas, las estaciones de policía, los edificios del gobierno, las centrales de luz y teléfonos, el acueducto, los periódicos, las emisoras de radio y televisión, las vías de acceso a la capital, el aeropuerto internacional y los hoteles en los que usualmente se hospedan los extranjeros.

A más de cuarenta horas de la invasión, el país carece de un gobierno organizado.

Todos los centros de trabajo, escuelas y lugares de esparcimiento han suspendido sus labores y aún no se sabe cuando pueda el país volver a la normalidad.

La capital de Panamá no es una ciudad sino un campo de batalla. El orden no lo impone la ley, sino la fuerza. La autoridad no la ejercen las autoridades, sino la violencia, esa fuerza telúrica, intrínsecamente animal, que ha sido siempre, para su infamia, el motor de la historia. Gobierna la voluntad, no la razón, sobre todo, como dijera Nietszche, la voluntad de poder. La naturaleza de la conciencia humana es impulsiva, no racional. Lo dijo Schopenhauer y, para vergüenza de la especie humana, también tenía razón

 

Próximo artículo, el viernes 9: En el décimo aniversario del auto-atentado terrorista del 11 de Septiembre.