¿El fin de los prostíbulos fiscales? Imprimir
Domingo, 29 de Marzo de 2009 00:13

Emir Sader en Carta Maior  Traducción: Insurrectasypunto

Un ministro de economía de Suiza llegó a declarar que el secreto bancario forma parte de la identidad nacional y por eso no podría ser tocado. “El secreto bancario es innegociable”, dijo el ministro.

Son comparables a los prostíbulos en aquellas ciudades del interior: indispensables para que los casamientos pudiesen ser eternos, indecentes para mantener la moral vigente. Es así que funcionan los llamados “paraísos fiscales”, según la definición eufemística de la OCDE: impuestos insignificantes o inexistentes, ausencia de transparencia en materia fiscal, refugio fácil de empresas fantasmas que tienen actividades locales ficticias. Los recursos depositados en ellos son calculados en 10 billones de dólares, en 4 mil bancos y 2 millones de sociedades naranjas*.

El G 20 dice que va a discutir el tema, tomando medidas contra los paraísos fiscales. No se trata de un súbito ataque de moralidad, sino de la necesidad de conseguir el regreso de capitales hacia la economía formal.

No será fácil. Suiza, por ejemplo, defiende con uñas y dientes una de las mayores fuentes de atracción de capitales ilegales en el mundo. Un tercio de las fortunas mundiales individuales son captadas por los bancos suizos, con la promesa del manto del secreto bancario. Un ministro de economía de Suiza llegó a declarar que el secreto bancario forma parte de la identidad nacional y por eso no podría ser tocado. Por ese motivo, “El secreto bancario es innegociable”, dijo el ministro de las finanzas suizo.

Una de las tantas dificultades para que el G 20 tome medidas contra los paraísos fiscales, que superen la simple retórica, es que las grandes empresas son las primeras en apelar a la evasión fiscal sistemática. Los paraísos fiscales no son frecuentados solo por firmas exóticas para hacer pequeños negocios ocultos. Los paraísos fiscales son destinados antes que nada a las grandes multinacionales. “Los bancos van a buscar en los territorios offshore una clientela que no existe en otros lugares”, dice el diario francés Libération. “Las empresas industriales son atraídas por una fiscalización laxa”.

A partir del momento en que los bancos trabajan con fortunas, éstos alegan que no pueden dejar de trabajar en esos territorios. El banco suizo BNP Paribas afirma, en sus publicidades: “Suiza, su sistema jurídico incuestionable y su secreto bancario, inscrito en la ley, garantizan a la clientela privada el respeto a los derechos individuales dando una dimensión legal a la confidencialidad tradicional de los bancos suizos.” Todo para confirmar el titulo del famoso libró de Jean Ziegler: “Suiza lava más blanco”.

Un de los mayores bancos brasileros pagó publicidad de apertura de la revista británica The Economist, la de mayor influencia en el mundo, anunciando en el pié de página que, entre otras localidades, tiene sede en un famoso paraíso fiscal. ¿Que sistema económico es ese que necesita prostíbulos, de lugares recónditos, por donde pasa gran parte del dinero producido por el comercio de drogas, de armamentos clandestinos que, fabricados por empresas de las grandes potencias mundiales, aquellas que dominan el Consejo de Seguridad, supuestamente preocupado de velar por la paz mundial, producen la gran mayoría de las armas que alimentan los conflictos que ellos deberían combatir?

La propia impotencia en combatir los paraísos fiscales, situados algunos de ellos en el propio corazón de Europa occidental, demuestra como estos son funcionales al capitalismo. Un capitalismo que abriga en su seno negocios ocultos, pero esenciales para su proceso de reproducción.


* Se dice de las empresas que ejecutan o elaboran artificios fraudulentos para evadir impuestos y estafar al fisco.


 

Fim dos prostíbulos fiscais?

Eles são comparáveis aos prostíbulos naquelas cidades do interior: indispensáveis para que os casamentos pudessem ser eternos, indecentes para manter a moral vigente. É assim que funcionam o que se chama de “paraísos fiscais”. Na definição eufemística da OCDE: impostos insignificantes ou inexistentes, ausência de transparência em matéria fiscal, acolhimento fácil de empresas fantasmas que têm atividades locais fictícias. Os recursos depositados neles são calculados em 10 bilhões de dólares, em 4 mil bancos e 2 milhões de sociedades laranjas.

O G 20 diz que vai discutir o tema, tomando medidas contra os paraísos fiscais. Não se trata de um súbito ataque de moralidade, mas da necessidade de conseguir o regresso de capitais para a economia formal.

Fácil, não será. A Suiça, por exemplo, defende com unhas e dentes uma das maiores fontes de atração de capitais ilegais no mundo. Um terço das fortunas mundiais individuais são captados pelos bancos suíços, com a promessa do manto do segredo bancário. Um ministro da economia da Suiça chegou a declarar que o segredo bancário faz parte da identidade nacional e por isso não poderia ser mexido. Por isso, “O segredo bancário é inegociável”, disse o ministro das finanças suíço.

Uma das tantas dificuldades para que o G 20 tome medidas contra os paraísos fiscais, que superem a simples retórica, é que as grandes empresas são as primeiras a apelar para a evasão fiscal sistemática. Os paraísos fiscais não são freqüentados apenas por firmas exóticas para fazer pequenos negócios escusos. Os paraísos fiscais são destinados antes de tudo às grandes multinacionais. “Os bancos vão buscar nos territórios offshore uma clientela que não existe em outros lugares”, diz o diário francês Libération. “As empresas industriais são atraídas por uma fiscalidade frouxa”.

A partir do momento em que os bancos trabalham com fortunas, eles alegam que não podem deixar de trabalhar nesses territórios. O banco suíço BNP Paribas afirma, nas suas publicidades: “A Suiça, seu sistema jurídico inquestionável e seu segredo bancário, inscrito na lei, garantem à clientela privada o respeito aos direitos individuais dando uma dimensão legal à confidencialidade tradicional dos bancos suíços.” Tudo para confirmar o titulo do famoso livro de Jean Ziegler: “A Suiça lava mais branco”.

Um dos maiores bancos brasileiros pagou publicidade de abertura da revista britânica The Economist, a de maior influência no mundo, anunciando no pé da página que, entre outras localidades, tem sede em um famoso paraíso fiscal. Que sistema econômico é esse que precisa de prostíbulos, de lugares escusos, por o­nde passa grande parte do dinheiro produzido pelo comercio de drogas, de armamentos clandestinos que, fabricados por empresas das grandes potências mundiais, aquelas que dominam o Conselho de Segurança, supostamente preocupada de zelar pela paz mundial, produzem a grande maioria das armas que alimentam os conflitos que eles deveriam combater?

A própria impotência em combater os paraísos fiscais, situados alguns deles no próprio coração da Europa ocidental, demonstra como eles são funcionais ao capitalismo. Um capitalismo que abriga no seu seio a negócios escusos, mas essenciais para o seu processo de reprodução.


Traducción: Insurrectasypunto
Texto original en portugués:
www.cartamaior.com.br

Última actualización el Domingo, 29 de Marzo de 2009 00:15